La
mayor ventaja de Josefina Vázquez Mota al inicio de su campaña presidencial, su
mejor arma, su fortaleza, fue el misterio de su propia personalidad, el
desconocimiento generalizado de sus cualidades y defectos, la esperanza de que
esta mujer tuviera el valor de Indira Gandhi, el talento político de Golda Meir,
la fuerza de Margaret Tatcher o al menos el carisma de María Estela de Perón, la
situaban en una excelente posición para asaltar la cumbre de la carrera presidencial
y de un golpe asumir su liderazgo, hasta llegar en una creciente imparable al
primero de julio y retener, para lo que queda de su partido, la mansión
presidencial de Los Pinos, pero esto solo tenía un pequeño problema: Que la
conocieran.
Bastaron
unos pocos días de campaña para que la abrumante realidad llevara a la
candidata del PAN al tercer lugar, eso sí, en una carrera descendente que
parece imparable rumbo al último lugar, ahora todos nos damos cuenta de que sus
cualidades no son las adecuadas para una candidatura presidencial, nítidamente sus
virtudes son inapropiadas para el escenario abierto de la máxima competencia política,
incluso en México donde andamos en la miseria. Los discursos de Josefina no
tocan el corazón, ni inspiran hondas reflexiones a nadie, por el contrario, ahora
despiertan un sentimiento de abandono, de soledad, de desesperanza, suenan a
una súplica de conmiseración como la de aquel héroe que ante el desenlace fatal .. flaquea.
Josefina
Vázquez Mota llegó al Congreso gracias a sendos “dedazos”, pues las veces que
fue diputada federal lo hizo como candidata de la lista plurinominal, o dicho
en castellano: No llegó por la vía de una carrera política real, sino por su encanto
personal, con el cual cautivó a Vicente Fox y a Felipe Calderón, quienes
apreciaron sus verdaderas cualidades, las de una cortesana insuperable. Nadie
le gana a Josefina Vázquez Mota en cuanto a descubrir las dobles intenciones
contra su personita, nadie la supera en cuanto a soportar intrigas y menos en
cuanto a revertirlas en su propio beneficio, ella sabe elegir a sus
colaboradores entre los más brillantes aduladores y sus ojos siempre supieron mostrar
devoción por sus jefes, sus palabras siempre expresaron discursos inocuos,
aduladores, y sus actos nunca rompieron con el poder real en nuestra corte presidencial,
a excepción del momento en que nuestros presidentes pierden el poder en la
recta final su gobierno, en el momento de la sucesión y ella como pocos, siempre
supo elegir al mejor barco posible.
Bueno,
en realidad ahora se pasó de afortunada, pues de algún lado le cayó –que no del cielo, la
candidatura presidencial y ahí está la pobre experimentando ociosos discursos
aduladores a las mujeres y al pueblo, mientras sus colaboradores más cercanos, como
Roberto Gil, se gastan el dinero de la campaña en peinadores, mascarillas y
maniquiures, así como van las cosas, no puede haber lugar para el
optimismo. Ante esto, se formulan propuestas para que la anunciada defunción
del PAN rinda alguna utilidad: Manuel Espino, quién como dirigente nacional organizó
a una pandilla formada por, entre otras fichas, Santiago Creel, Ricardo García
Cervantes y al falaz cuentero de Javier Corral Jurado, se lanzó indecorosamente
a los brazos del PRI, capitaneando su propia cloaca utilitaria, el VAE (Volver
a empezar). Desde otro ángulo, el de los ingenuos, como Ricardo Raphael
proponen a Josefina que decline en favor de Andrés Manuel López Obrador, para
formar con éste un “gobierno de coalición” y asegurar que el PRI no vuelva a Los
Pinos y para que la agonía del PAN deje al menos a algunos afortunados a salvo
de la inopia.
La
realidad es que para Josefina no hay otro tren que aquel que no tiene retorno,
si el PAN declina puede perder el registro como ya le ocurrió hace poco en Guerrero,
además ella no manda en lo que queda del PAN, sino que su dueño y corruptor
mayor es el presidente Felipe Calderón, quien ya tiene acomodada a su familia y
a sus amigos para seguir, al menos otros seis años más, mamando de las flacas ubres del
partido fundado por Manuel Gómez Morín o cebándose en las generosas carnes de los gobiernos, donde todavía haya oportunidad. Por lo que a los ingenuos o maliciosos panistas no nos queda de otra, mas que esperar para abordar el tren de la
ausencia y partir rumbo a la ......!
Por
Antonio Limón López