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LOS DISCURSOS QUE NO FUERON


Josefina Vázquez Mota pronunció durante “su” campaña presidencial una enorme cantidad de discursos, ninguno memorable, todos pertenecieron a la categoría de los “motivacionales”, cuya finalidad es dar confianza en algo, crear un compromiso con algo, dar la sensación de que se pertenece a algo, aunque ese algo sea menos que nada. Desde un principio quedó sellado el pobre o nulo contenido de las campañas presidenciales, pues en realdad los candidatos no debatieron, simplemente pasaron unos junto a los otros proclamándose mejores y vaticinando que serían los ganadores, ni siquiera los “debates” fueron ocasión propicia para confrontar ideas, toda vez que la pobreza intelectual mexicana simplificó y estandarizó los contenidos ideológicos de nuestra clase política, reduciendo todo a lo que se denominan en lenguaje tecnocrático: “propuestas”, que son simples recetas, ocurrencias y hasta puntadas que se pueden conseguir a precio alzado.


La miseria se enseñoreó a lo largo de toda la campaña, no de un candidato, sino de todos, en parte por ello tenemos la impresión de que salvo la Babel del 132 nada interesante ocurrió. Sin embargo en esta batalla de hurras, nimiedades e insignificancias, claramente la única perdedora fue Josefina Vázquez Mota, pues del segundo lugar con el que inició se desplomó al tercero y perdió una parte del porcentaje de intención de voto inicial. Claro que esto tiene  explicaciones y sin duda fueron dos grandes desaciertos los que la llevaron a escenificar el peor papel entre los candidatos.


Toda campaña electoral debe girar en torno a ciertas ideas por las cuales lucha el partido o el candidato que sea, en el caso de esta elección no existió  ningún debate ideológico, ni los candidatos se entusiasmaron con este tema ni los electores, así que el aspecto ideológico fue totalmente intrascendente. Cada candidato se concretó a dos campañas, la una para atraer a los votantes indecisos y la otra para convertir a sus partidarios en una maquinaria de propaganda política.


En ambos aspectos, Josefina Vázquez Mota actúo pobremente pues las “hurras” y los gritos de victoria no fueron suficientes para atraer indecisos, ni para motivar a los panistas a salir de sus casas entusiasmados a proclamar las nítidas ideas de su candidata, al contrario, el saldo fue negativo en ambos planos y esto simplemente porque la candidata no despertó entusiasmos y tampoco pronunció los dos discursos que debió pronunciar.


El primer discurso omitido por Josefina Vázquez Mota debió dirigirse a las entrañas de sus contrincantes, pues tanto el PRI como el PRD tienen fracturas internas, aunque aparenten lo contrario, en el caso del PRI al menos existen dos grupos que desde hace años pelean entre sí por el control del tricolor, es cierto que en este momento el grupo al cual pertenece Beltrones parece un fantasma, pero eso se debe a que las diferencias dentro del PRI no fueron ahondadas, el PAN no intentó abrir las heridas priistas por lo que las cicatrices ahí siguieron conteniendo las infecciones, ni siquiera se les ofreció a los priistas una alianza ante un enemigo común, ni se les dijo que los priistas no eran los adversarios, nada, por increíble que parezca no se dijo nada. Lo mismo ocurrió con respecto al PRD, donde también existen al menos dos grupos enemistados y que colaboran de “dientes para afuera” es un hecho que los adversarios más enconados contra López Obrador están en las oficinas del gobierno del Distrito Federal, tampoco de esto se dio cuenta la señora y nunca intentó atraer a los votantes perredistas inconformes a su propia candidatura. Al atraer priistas y perredistas inconformes, también habría ganado votos entre los abstencionistas, pero ni eso.


El otro discurso, que nunca pronunció, Josefina Vázquez Mota debió dirigirlo a los panistas, pues siempre se supo que una parte muy importante del panismo estaba inconforme con los derroteros por los cuales cayó el PAN durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, que se caracterizó por un total intervencionismo en las decisiones internas del partido; Felipe Calderón ahogó a los nuevos liderazgos del PAN para favorecer a sus amigos personales e incluso a sus familiares, además socavó la vida democrática interna del partido substituyendo las convenciones democráticas tradicionales, por “designaciones” anti democráticas de candidatos, o por candidatos de “unidad” al peor estilo del PRI. Fue un error garrafal de Josefina Vázquez Mota ignorar esta situación y a la postre, esta ligereza fue capitalizada precisamente por sus adversarios que se dieron a la tarea de agrandar las diferencias internas del PAN, en abrir las heridas, en ponerle picante a las llagas.


Josefina Vázquez Mota perdió por su lealtad al Presidente Felipe Calderón Hinojosa, pues lo que hizo fue una campaña de promoción del gobierno calderonista y no una campaña para sus propios fines, trató con desdén a los panistas en sus justas reclamaciones de democracia y de igualdad y esto lo hizo a la manera de Felipe Calderón quien exige lealtad a su persona a cambio de puntapiés. Tampoco atacó a las heridas del adversario, ni intentó atraer a los inconformes del PRD o del PRI, se concretó a repartir honores y reconocimientos a Felipe Calderón, a sus amigos y a sus familiares. Todo esto fue la receta para el desastre perfecto, el de Josefina, el del PAN y más doloroso aún, el desastre en que México se hunde.

Por Antonio Limón López 

LA POLICIA DARWINIANA



Durante la mañana del 25 de junio, dos policías federales asesinaron a tres compañeros en el "Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”. Las crónicas difundidas de inmediato precisaban que fueron dos policías uniformados quienes dispararon a otros tres que portaban idéntico uniforme, uno de los agredidos sobrevivió, apenas para morir unas horas después en el hospital, los asesinos se comportaron con saña contra uno de los agredidos al cual le descargaron sus armas cuando ya estaba caído.

Todo esto ocurre a unos días de las elecciones presidenciales, y no es la única mala nota de nuestras autoridades federales: Apenas el día 21 recién pasado, la Marina detuvo en un operativo plagado de violaciones a los derechos fundamentales a un par de ciudadanos de a pie, confundiéndolos con dos peligrosos líderes de la organización del Chapo Joaquín guzmán Loera, el narcotraficante más destacado del firmamento criminal mexicano y toda una celebridad en la redacción de la revista “Forbes”. En algún momento alrededor del 17 de mayo recién transcurrido, un destacamento militar detuvo al General Tomás Ángeles  (quién era Juez militar) y al General Roberto Dawe, para acusarlos de… bueno en realidad de nada, pero eso no ha impedido que se les retenga arraigados conservándolos en el limbo jurídico con acusaciones, en el mejor de los casos, de “testigos protegidos” (Léase criminales que quieren seguir en libertad)

Estas pifias alcanzaron a la candidata del partido en el gobierno que celebró públicamente el éxito de la Marina al detener a los supuestos delincuentes que resultaron dos pobres muchachos, con los que ya no sabe qué hacer la Procuraduría General de la República, pero más allá de estos casos de pifias, lo que está en juego es la teoría compartida por todos los candidatos presidenciales, “El mando único” que consiste en entregar a una sola persona el mando absoluto y total de todas las fuerzas policiacas, desde el policía que cuida el crucero vial frente a la escuela donde van nuestros hijos, hasta las operaciones para detener a los más peligrosos delincuentes mexicanos, para interceptar todos los cargamentos de drogas, para resolver todos los homicidios, secuestros, robos, fraudes.

El argumento central para crear el “Mando único” se funda en la corrupción e ineptitud de las policías locales, es decir policías municipales y policías estatales, cosa que sin embargo es desmentida por los claros hechos. En primer lugar la mayoría de las aprehensiones han sido hechas por modestos policías, de hecho Ramón Arellano Félix el más peligroso jefe del cártel que lleva sus apellidos, fue ultimado por un policía municipal que le disparó en una calle de Sinaloa. Por el contrario el temido "Chapo" Guzmán Loera se escapó de una prisión de alta seguridad FEDERAL.

Lo que en realidad se debate es el proceso franco de centralización que vive México, pues a pesar de ser un estado “federal” conforme a nuestra definición, somos el país que concentra casi todo el poder político, económico y burocrático en una persona, el presidente de la República, dejando a los estados y municipios en un papel decorativo o para simples efectos de ejemplificación, digamos de “mal ejemplo” pues los municipios y estados  dependen casi totalmente de la recaudación federal y al carecer de recursos viven en la miseria. A diferencia de los de Estados Unidos, los estados mexicanos carecemos de facultades para cobrar impuestos directos o de la renta a nuestros vecinos y residentes. Estamos para llorar.

A pesar de ello, porque así lo dispone la Constitución de la República los Estados pueden organizar sus cuerpos policiacos y es obligación de la federación suministrar los recursos para su sostenimiento, aunque en ocasiones los obligue a patrullar con resorteras, lo cual implica miles de millones de pesos, que el gobierno centralista de la Ciudad de México no quiere erogar. Es una simple cuestión de dinero y de centralización del poder en un solo par de manos, la del funcionario agraciado con el Mando Único, para que controle a todas las policías y cuerpos de seguridad mexicanos, desde una frontera a la otra y desde el límite exterior de nuestros mares, hasta el Popocatepetl, algo a tono con un país con una gran tradición de siervos y de lacayos, hay que reconocerlo

Sin embargo, los acontecimientos recientes revelan que la corrupción se encuentra también en las autoridades “federales” como lo ejemplifica el triple homicidio ejecutado por policías contra policías, en el cual hubo saña y violencia excesiva, lo que para cualquiera significa que los asesinos actuaron más allá de la simple ejecución de un asesinato, pues la saña implica revancha, odio, rencor, algo que ocurre  entre los delincuentes cuando se traicionan entre ellos. La deficiencia de las autoridades investigadoras federales es tan grande, que a pesar de que el asesinato ocurrió hace tres días, y de que tuvieron que admitir que los asesinos son agentes federales y no suplantadores, todavía no se divulgan en los grandes medios de comunicación las fotografías de los “criminales, policías federales”, con lo cual se les beneficia, facilitando su huida hasta que puedan salir del país, de esta manera, incluso podrían estar desayunando en el mismo restaurante donde nos encontramos.

Tal parece que la corrupción de las autoridades federales del aeropuerto internacional de la ciudad de México sobrepasa todo lo imaginado, pues en pocas horas llovieron señalamientos de que existe una mafia de narco policías federales que lo administra en favor de los carteles criminales, es un punto clave en el trasiego de drogas, armas y lavado de dinero. Es evidente que todos los “controles de confianza” que nos han costado miles de millones de pesos, solo han sido buenos negocios para los proveedores favorecidos. Es evidente que la corrupción toca a todas las personas, sin importar si son funcionarios federales, estatales o municipales, en esto no hay distingos, ni virtudes garantizadas por el simple nombramiento de agente “federal”. Los corruptos somos nosotros en cuanto personas, seres vivientes y pensantes que decidimos que sesgo darle a nuestras vidas.

Lo que sí sería una estupidez del tamaño de nuestra galaxia y por lo tanto, bastante probable de cometerse por nuestros gobernantes, sería la de crear ese “Mando Único” ese control absoluto de todas las fuerzas de seguridad o de policía en manos de una sola persona, que bien pudiera aliarse con una banda criminal, con un cartel, con una organización de la delincuencia organizada, pues como ya lo sabemos tan corruptos pueden ser los federales, como los municipales o estatales. No podemos, como dice la enseñanza popular: "Poner todos los huevos en la misma canasta".

Lo que necesitamos es precisamente lo contrario, acabar con los monopolios del poder, federalizar realmente a las policías, crear decenas o cientos de mandos en perfecta competencia entre ellos, "darwinizar" las estructuras policiacas sometiéndolas a un proceso franco de selección natural, donde las que rindan mejores resultados, asuman mayores responsabilidades y ejerzan mayores recursos, sin importar si al jefe lo nombró el Presidente de la República o el alcalde de Tijuana, o el gobernador de Sinaloa. Es precisamente lo contrario a lo que ofrecen los candidatos que padecemos, pues lo que necesitamos es evitar que en manos de una sola persona se concentre todo el poder policíaco, las evidencias de corrupción e ineptitud apuntan tanto a las autoridades federales, como a las locales. No hay diferencia!

Es momento para pensar menos en centralizarlo todo y pensar más en distribuir obligaciones para ser más efectivos. Los seis años del presidente Felipe calderón Hinojosa, fueron de centralización, de control personal de todo, se dedicó a ahogar a los estados y municipios, en lugar de ejercer presupuestos para el desarrollo, se dedicó a atesorar todos los recursos del país en bancos extranjeros, aduciendo acrecentar las reservas y controlar la paridad cambiaria, pero además de que ese éxito es dudoso, el precio pagado ha sido conservar nuestra pobreza, llevar al país a la catatonia nacional, para fomentar en consecuencia a la corrupción y a todos los males que son sus hijos legítimos ¿Y todo para qué? Para  practicar, con necedad absoluta, un par de recetas mal aprendidas y además ruinosas y para colmo, que ironía, pues mientras presidente y candidatos se proclaman liberales, se comportan con la mentalidad de "comisarios soviéticos".


TO BE OR NOT TO BE PANISTA



El infortunio electoral del PAN, ha puesto al descubierto las profundas cuarteaduras del edificio político del todavía partido gobernante, durante los años de gobierno del presidente Felipe Calderón parecía una fortaleza monolítica inexpugnable, sin embargo esta apreciación era solo para los ajenos, para los que la veían desde afuera, para aquellos que realmente no podían calibrar sus muros y torreones. En realidad la arquitectura del PAN estaba dañada, no por mala cimentación, sino por los daños intencionales cometidos contra su estructura y que fueron hechos, precisamente por quienes tenían la misión de protegerla, de cuidarla e incluso, de robustecerla.

Como era lógico que ocurriera, todas las debilidades estructurales resultaron evidentes en el preciso momento en que fueron puestas a prueba, cuando los adversarios atacaron la fortaleza del partido desde sus cuatro puntos cardinales y desde todas sus latitudes, entonces quedó en evidencia lo que ya se sospechaba, que se habían robado las duras rocas de sus paredes para substituirlas por otras de arenisca que ante cualquier golpe se desmoronan, que fueron preferidas por ser las más baratas y por ende ideales para hacer negocio a costa de lo edificado, se descubrió que a lo largo del muro existían puertas y túneles  para contrabandear y que los encargados del cuidado de toda la obra de decenios, buscando oro, debilitaron todo lo cuidadosamente construido, sí fueron necesarias tres generaciones de ardua labor para levantar tan formidable obra, bastaron apenas dos sexenios de expolio para debilitarla y convertirla en un castillo de simple utilería.

Los culpables no son solo Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón, quienes encabezaron la obra de devastación, sino todo el partido creado por Manuel Gómez Morín, que en lugar de aprovechar los buenos momentos para ser exigentes y fortalecerlo todo, este par de tipejos cayeron en la tentación fácil y obvia de beneficiar a sus familias y a sus amigos, el primero cuenta con el beneficio de sus pocas luces y nadie puede exigirle a un menesteroso intelectual, semi alfabetizado, ninguna obra digna de un visionario, en el caso del segundo, que es un pandillero vulgar, tampoco se le  puede exigir rectitud, cuando llegó con sus familiares y amigos “con una mano adelante y otra atrás” y salieron cargados de riquezas, honores y ejercicio indigno de un poder que debió ejercerse con responsabilidad, esmero y respeto. Así es, la responsabilidad no es solo de las familias depredadoras Zavala-Gómez del Campo, Fox-Bribiesca, Calderón Hinojosa, ni es solo responsabilidad de pillastres vulgares como Roberto Gil, Ernesto Cordero, Manuel Carstens, Santiago Creel, Javier Corral, Manuel Espino, todos ellos, entre otros igual o peores, que por desgracia abundaron, ladrones “matalascallando” y cuya depredación esperemos que algún día sea compensada con el traje a rayas de los presidiarios, pero no, la culpa no es de ellos…. No solo de ellos, no exclusivamente de ellos.

No, la culpa es en general de todos los panistas que renunciamos a nuestros deberes primordiales, a nuestras más elevadas obligaciones, pues declinamos cumplir las tareas para las cuales el PAN nació. La primera de ellas fue la de ser un partido democrático e incluso más allá de esto, ser el instrumento de la democratización del país, por desgracia esta tarea fue abandonada de plano en tiempos de Felipe Calderón, quién se convirtió en su más enconado enemigo. Desde tiempos de Vicente Fox una pandilla de antidemócratas, capitaneada por Manuel Espino empezaron a imponer candidatos a vil dedazo, “designando” a personas ajenas a la vida política de México pero que eran del gusto del presidente de la República o del comité ejecutivo nacional, los beneficiarios  de esta estrategia suicida, tienen la cualidad de ser ferozmente leales a quienes les obsequiaron sus candidaturas plurinominales, sus senadurías de lista o las candidaturas amarradas en distritos donde el PAN era o es hegemónico, por ello su lealtad nunca ha sido para los ideales del partido, sino exclusivamente para los individuos que les regalaron esas candidaturas, su lealtad son solo para sus amos, los dirigentes del partido.

México es un país de sello antidemocrático, nuestras tradiciones antidemocráticas arrancan desde los descendientes de Adán y Eva que llegaron al Lago de Texcoco, pasando por el estrecho de Bering o por la península ibérica, así que la tarea de ser el instrumento para democratizar a nuestro país, fue desde un principio, una tarea inmensa, por lo que en el momento en que el PAN tuvo el poder suficiente, debió radicalizarse en ese propósito, bastaría revisar los ejemplares de la revista La Nación, para comprobar que el PAN de sus primero años luchó por la Democracia como la forma ideal de otorgarle poder al pueblo, ahora esto parece una tontería, cuando el PAN se afana en otorgar gracia y honores a cuanto pillo y lepero desfachatadamente se exhibe ante la cúpula dirigente, cuando el PAN afanosamente "designa" todas las candidaturas que puede o las deja en manos del comité nacional o el consejo nacional, integrado por bellacos, zalameros y arrastrados. En estas condiciones la antidemocracia campea en el partido y actúa como un poderoso disolvente, corroyéndolo todo, degradándolo.

El esquema antidemocrático que hoy padecemos se potencializó  con las candidaturas "pluris" y las "senadurías de lista" que fueron regaladas a amigos personales de Felipe Calderón y a sus familiares, demostrando su profundo desprecio a los orígenes democráticos y meritocráticos del partido, pues los méritos supremos en el PAN de Felipe Calderón, son la servilidad, la ruindad y el ideal no es el del hombre o mujer libre, sino el del lacayo sometido y obediente. Somos culpables por aceptar las instituciones antidemocráticas, que primero se fueran perfilando sutilmente, encubiertas en formas de apariencia democrática, pero que solo lo aparentaban, pues en la especie fueron parte de la maquinación de  un  fraude electoral interno permanente, donde destacan las listas de candidatos en paquetes "amarrados" y votados por comités selectos o por asambleas mediatizadas y con esto, toleramos que los ruines gobernaran al partido, lo envilecieran y pero aún, que esta escoria nos represente.

Otro aspecto de nuestro envilecimiento, fue el desprecio por los humildes. El PAN fue en sus orígenes el partido de la pobrería, de las personas modestas que sin embargo, dieron muestra de valentía, de sentido histórico, de vocación democrática, no fueron los grandes empresarios los que forjaron la tradición heroica del PAN en todo México, en el norte, en Yucatán, o en el bajío, tampoco fueron los grandes empresarios, ni los juniores, los que ganaron las elecciones en Baja California en los años sesenta, fue el pueblo llano, el pueblo de ciudadanos electores, el pueblo que ahora es despreciado por los parásitos que dirigen al partido. La doctrina social del PAN fue suplantada por las "leyes del mercado", los nuevos panistas son economistas de poca monta, admiradores de un sistema económico inmoral y claro que para ellos, lo que importan no son las ideas ni los principios, sino los resultados, lo que quieren escuchar es al oro tintineando al caer en sus bolsillos. El nuevo PAN no tiene ningún parentesco con la doctrina humanista del partido fundado en 1939, a diferencia del actual  aquel otro PAN, carecía de “panistas distinguidos” pues todos lo eran, en el cumplimiento de sus graves tareas.

El proceso de envilecimiento y degradación del PAN empezó con medidas supuestamente administrativas: Hacer un padrón de militantes, pero de inmediato se cerró, después se abría para que se incorporarán a él personas comprometidas con la pandilla dominante y después era cerrado y de nuevo reabierto por otro grupúsculo para volverlo a cerrar y así hasta crear un padrón, el actual, donde los idealistas se convirtieron en una minoría y los pragmáticos, los tramposos, los lacayos y los utilitarios son la nueva mayoría, recreando al partido como un colectivo de analfabetas espirituales, sin fines políticos de altura, sin intelectuales, sin músicos, sin poetas, sin artistas, atascado de obscuros personajes falsamente doctos, falsamente técnicos, falsamente especialistas. Esta nueva estirpe es visible en este padrón negociado entre pillos, que ni siquiera es respetado, pues se reniega de él, como lo demuestra la dirigencia nacional, que después de haberlo prohijado, lo ignora con las designaciones y los dedazos. La degradación es tan grande en el partido, que la corrupción en los gobiernos emanados del PAN ya es proverbial, es una especie de cepo que nos atrapó y no nos suelta, claro que en cada elección se prometen los cambios, pero lo que llega son nuevas medidas para fortalecer a la cúpula dirigente, al centralismo, ahora somos un partido clasista, antidemocrático y desleal con sus militantes, de dirigentes lacayos, donde dominan los crueles y los ineptos.


Contra la tradición pro municipio, con que nació el PAN y a la que honró encabezando la reforma al artículo 115 constitucional, para darle a los ayuntamientos un papel de mayor relieve e independencia, el PAN de hoy es el más feroz enemigo de nuestras municipalidades. Injusta y tontamente el gobierno de Felipe Calderón se concentró en acusar y calumniar a las autoridades locales ensalzando a las federales, las acusó de corruptas, de cómplices de la delincuencia y de ineptas, como si la corrupción y la ineptitud solo pudiera existir entre las autoridades del fuero común. En su afán de controlarlo todo, de ser dueño de todo y de todos, Felipe Calderón se esforzó degradando a los gobierno locales y, en cuanto pudo, reformó la constitución para restar las funciones naturales a los municipios y estados, para engrandecer el infame centralismo mexicano, que en otro tiempo fue uno de los adversario jurado del PAN y que ahora, por decisión miope y torpe de nuestro tiranuelo azul, se convirtió en el ideal "panista". En estos pocos años el PAN se enemistó con el municipio libre y el estado soberano y a imagen y semejanza del PRI y del PRD, se sumó a la causa del centralismo, enemigo del federalismo y de la competencia creativa, todo lo cual es al menos una ofensa, sino una traición clara a la historia federalista y descentralizadora del PAN, la que fue letra viva hasta el año 2000, en que descubrimos la clase de pasta con la que realmente fuimos hechos.

La misma Josefina Vázquez Mota es parte de esta historia de centralismo y despotismo antidemcorático, pues fue impuesta candidata a diputada plurinominal en el 2000, por el capricho de Vicente Fox, vuelta a ser diputada del mismo tipo por el caprichoso Felipe Calderón, quien la toleró como candidata en un proceso de elección interna trampeado, donde los panistas tuvimos un papel de "patiños", pues las reglas fueron una trampa importada del modus operandi priista, que es el que predomina en el partido. De esta manera los primeros candidatos de la lista al Senado, es decir los “amarrados” son solo amigos y familiares de Felipe Calderón, de manera que lo que el PAN se juega, no es la elección presidencial, de antemano perdida, sino su propia existencia, su propio ser, por desgracia no parece que haya mucho que merezca salvarse, pues nadie da un peso por esos burócratas voraces que saldrán entre rechiflas y monumentales mentadas de madre del senado, de la cámara de diputados y  de las oficinas del gobierno federal, nadie espera que salven nada que no sea su propia economía personal y de pandilla, nadie espera idealismo ni una actitud sincera de transformación, es por ello que el futuro carece de promesas para un PAN que solo se articula con el dinero del Erario, que carece de ideas, de principio, que irónicamente gira en torno a los dirigentes del DF y desprecia, por increíble que parezca, a los humildes.

Por Antonio Limón López

       

HASTA LA VISTA, BABY



Se acabó la campaña mexicana, se acabó en su versión propositiva, en su versión “cochi”, en su versión farisea, en su versión cotorrona, trágica, cómica, en la versión que usted quiera y mande, en la versión que sea, “amaitu”, “finit” dicho sea en totonaca: ¡se acabó! Quedan, oficialmente, menos días de campaña que los dedos de mi pie izquierdo, pero los candidatos ya vaciaron sus pistolas disparando a sus adversarios, lanzaron todas las trampas para pescar votantes, se transformaron o se mimetizaron como pudieron en lo que les pidieron, adoptaron nuevos hábitos para hablar, visitaron a los más renombrados estilistas, compraron zapatos apropiadísimos, coloridas corbatas, costosos aretes, viajaron, comieron tacos, abrazaron bebés y recibieron húmedos, apasionados y sorpresivos besos, y todo para ganar, todo para seducir a la esquiva victoria, pero todo eso ahora es .. historia, el final nos alcanzó, no en la línea de “meta”, sino antes, en la recta final.


Los candidatos y candidata se van a ir discreta o escandalosamente, ya lo veremos, pero nosotros nos quedamos con anécdotas, observaciones, momentos de solaz y esparcimiento gratuito, ya sabemos que quién triunfe dejará de vernos como a los amos que todavía somos y nos verá, a partir del 1 de diciembre, como a codornices, a tiernos pollitos, a sabrosos carneros y ni modo, a partir de esa fecha volveremos a ser lo que siempre hemos sido: chuletas, unas bien adobadas, otras saladitas y una que otra media correosa. Pero lo bailado ni  quién no lo quite, cuando nos apliquen sus brillantes “soluciones” y entre lágrimas pensemos: “y yo vote por este jijo de su….” También podremos recordar esos momentos de ridiculez sublime, como la carita de susto de Peña Nieto al salir de la Ibero, la mini falda de Josefina para probar que estaba buena… de salud, al místico López Obrador  cerrando sus ojitos ante los ministros evangélicos, de todas las denominaciones habidas y por haber y a Quadri, mordiéndose su serpeante lengua, al acusar a sus clones de “Políticos tradicionales”.


Recordaremos también sus buenos momentos, acaso porque en esto me falla la memoria, los dejo a su mejor criterio y superior buen gusto, pero también quedarán dentro de nuestra memoria definitiva, los recuerdos de otros actores, porque en esta elección no solo fueron protagonistas los candidatos sino también “los colados” que se metieron a la fiesta por donde menos esperábamos y esto dicho sin albur, pues cuando menos atentos estábamos, llegaron y armaron su propio agasajo en nuestras narices. Fueron los estudiantes de la Ibero y sus causahabientes del movimiento “horizontal”, “transversal”, de corte “tropical”, “ecuatorial” “equinoccial”, pero dotado con un comité que por necesidad debe ser “umbilical”, quienes a ritmo frenético, le dieron a la elección más aburrida y sosa de los últimos 20 siglos, una buena dosis de jolgorio y de fiesta, al grado de que después del último debate, 100% gratuito, el 132 fue el vencedor.


Otros protagonistas fueron los señores del IFE, que se dedicaron a lo suyo: hacer negocios; El primer debate nos costó más de 4 millones de pesos, de los cuales solo le pagaron 7 mil pesitos a la estrella de esa ocasión: la Srita. Julia Orayen, sin cuya presencia el debate hubiera sido insoportable. Otro actor sin lustre fue el presidente Felipe Calderón que aprovechó la elección para amarrar a toda su parentela y a sus “amiguitos” en diputaciones pluris, senadurías de lista y “chambotas” inamovibles; Tampoco olvidaremos al babeante imbécil y tepocata panteonera de Vicente Fox Quezada, preocupado “Hoy, hoy, hoy” por la legalización de todas las drogas, ya que al parecer el “Prozac” no le basta; Fueron también actores de la elección los asesinos y maleantes, que no dejaron de matar, colgar, descuartizar, arrancar cabezas y sembrar torsos por todo México. 


¿Y los empresarios qué? Bueno, a diferencia de hace seis años, ahora estuvieron entre los buenos, pues hasta López Obrador los defendió y se convirtió en su santo patrono y amoroso protector, por increíble que parezca, ahora no son ni malos, ni feos. Quienes si son, pero no malos, sino malísimos y  horripilantemente feos, son los medios de comunicación, acusados inicialmente por AMLO pero que terminaron siendo pateados por Josefina Vázquez Mota y sobre todo, por los jóvenes del movimiento “Yo soy 132”. La reacción juvenil obligó a estos mafiosos a intentar rectificar y aparentar ser veraces. En el artículo “Como domar a nuestra Hidra” se propone que en lo sucesivo no se gaste en “publicidad institucional” ni un peso partido por la mitad, que todos los medios de comunicación no reciban un solo centavo del Erario, ni Televisa, ni Azteca, ni la Jornada, ni Proceso, ni Reforma, para ellos nada de nada, ni agua, con lo que México se ahorraría una inmensa cantidad de dinero y dejaría de andar sosteniendo mega buitres, zánganos medianitos y parásitos de menor calado. Que vayan y …


Los que empezaron siendo feos, pero que con el tiempo se comportaron decorosamente, fueron las empresas encuestadoras, que no dejaron que las malas tentaciones los corrompieran, al menos el núcleo de mayor prestigio de las empresas de medición de la opinión pública, actuaron con profesionalismo y si bien no faltó uno que otro “prietito en el arroz”, en general fueron aceptadas por todos, incluso por quienes las criticaron en algún momento, así que el primero de julio las valoraremos junto a los candidatos.


Entre los feos y malos, destacan los dirigentes de los partidos políticos, exhibidos como recuas de facinerosos, sin más objetivos que repartirse a México como si fuera un botín, pues simulando ser dirigentes “honestos” son pillos vulgares, que merecen, a la voz de Ya!, ser puestos en la mira para erradicarlos reformando a los partidos políticos, hasta convertirlos en entidades democráticas verdaderas, con genuinas elecciones internas y no con simulaciones y farsas, esa es la mayor herencia de esta elección, para ello deberemos dejar de ser borregos, arrastrados, lacayos y levantarnos, debemos escupir sobre los candidatos a “dedazo”, también sobre los que son producto de concertaciones obscuras, sobre los que llegan por "unanimidad", sobre los que se benefician de candidaturas únicas inducidas por la escoria de la dirigencia partidista, sobre los que no sean electos en convenciones democráticas donde voten libremente sus pares. Si no estamos dispuestos a hacer  esto, valemos pura madre y las elecciones del 2012, no habrán servido para nada, habremos dilapidado nuestro tiempo y deshonrado lo que nos restaba de dignidad política.

 
Por el momento, nuestros candidatos están levantando sus brazos gritando “ya ganamos” “si se pudo” Claro que lo hacen porque los expertos en marketing electoral así se los recomiendan, no porque estén seguros de nada, pues llegó el momento en que las encuestas son irrelevantes, estamos tan cercas de la verdad, que no necesitamos sucedáneos, así que en esta elección hay que sacar el revolver de nuestro voto, apuntar según nuestro particular gusto y decirle a este proceso electoral, a su fealdad, a su maldad o a su bondad: “Hasta la vista, baby!!”

Por Antonio Limón López

Para entender a Andrés Manuel López Obrador


Han pasado casi 27 años desde que el mediano funcionario priista Andrés Manuel López Obrador abandonara al PRI. En 1988 fue uno más entre miles que lo hicieron siguiendo a Cuauhtémoc Cárdenas, acto seguido, en 1989, fue el candidato a Gobernador de Tabasco del neonato PRD, perdió las elecciones y denunció lo que llamó, por primera ocasión en su vida política: “Fraude Electoral”,  de ese reclamo surgieron las páginas de su primer libro. Hoy es un personaje nacional admirado, querido, odiado por su pasión política, por la ferocidad con la que en ocasiones ha reaccionado y lo intransigente de una postura personal que conlleva críticos y seguidores, también es digna de encomio su perseverancia y su independencia, lo que en conjunto no corresponde al perfil de un político a la mexicana.

A pesar del tiempo transcurrido, sigue fascinando como si fuera una auténtica novedad, simplemente porque a pesar de todo sigue cambiando y renovándose, por eso Andrés Manuel López Obrador, o AMLO, es un personaje exótico en la anquilosada política mexicana, en principio porque los político mexicanos son todos iguales, sin importar el partido del cual provengan, e incluso sin importar el grado de estudios que tengan. En variedad política humana y conceptual, México es un gigantesco desierto helado, donde hacia cualquier punto que se mire, se ve el mismo paisaje, algo así como el blanco manto interminable de nieves eternas que impresionó a Roald Amundsen cuando conquistó el Polo Sur; La política mexicana ofrece solo paisajes yermos, glaciales, planos, monótonos, pues así son nuestros hombres y mujeres del poder: Zafios, ignorantes, amorales, astutos, sinuosos, vanidosos, convencionales, adocenados y timoratos, así que encontrar entre ellos a uno diferente, simplemente es ... asombroso.

Andrés Manuel López Obrador es distinto a la estirpe de vulgaridades humanas, que es nuestra grey política, y al ser una “rara avis” debiera ser mucho mejor conocido y más ampliamente estudiado que el resto de la recua política nacional y sin embargo, no existen estudios sobre esta singular personalidad política, no porque se ignoren sus datos biográficos, sino porque nadie se atreve a aventurarse a enunciar los principios sobre los cuales se rige realmente y ello porque esto es normal en la política, donde todos imaginamos que nuestro candidato es exactamente lo que queremos que idealmente sea, aunque en realidad sea lo contrario.

Antes de revisar el motor que impulsa al político tabasqueño más ilustre, veamos los aspectos exteriores más significativos de su esquiva personalidad: El primero es que carece totalmente de sentido del humor, no puede por ende tomarse a sí mismo en broma, y menos ver el entorno a través del cristal de la ironía, a pesar de lo anterior es la inspiración de todos los cómicos, que lo caracterizan contantemente, precisamente por la fatal seriedad con la que se conduce nuestros cómicos le pusieron el mote de “El peje”, y en "El privilegio de mandar" el de “el gallito feliz”, pues los mexicanos, en venganza ante nuestra atroz realidad, todo lo tomamos a broma, hasta al mismísimo y gestudo AMLO.


Otra cualidad exterior de López Obrador, es la comodidad con la que se desenvuelve frente al micrófono, lo hace como pez en el agua, podría durar hablando sin parar no por horas, sino por días, a la manera de Fidel Castro y de Hugo Chávez, quienes practican la misma técnica: En una perorata sin fin, agotadora, extenuante, se exponen algunas pocas ideas, después se contestan desde las tribuna todas las acusaciones que se vierten en su contra, reales o imaginarias, posteriormente se acusa a sus adversarios y advierten de nuevos ataques y conjuras, finalmente, cuando el público está cansado, adormilado, en un estado hipnótico, entonces se le seduce, se le dice que hacer, que pensar, para este momento el raciocinio del escucha, si es que lo tiene, ya ha sido vencido por su buena disposición para escucharlo, pero además por el cansancio, el aburrimiento, el hambre. Al final, el público sale algo más que convencido... fanatizado!
Es un polemista dotado de grandes cualidades y de una excelente estrategia: Escoge adversarios a modo, es decir aquellos a los que sabe que va a vencer en el sinuoso campo moral, así sus preferidos fueron Diego Fernández de Cevallos, el político panista sospechoso de una conducta corrupta, pues se le acusa de haber sido el abogado invencible durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari e incluso de Ernesto Zedillo y de haber permutado la presidencia de la república por un predio en “Punta Diamante”; Otro adversario a modo lo fue Vicente Fox, por su endeble comportamiento público ya que a pesar de su enorme popularidad era un perfecto idiota; También acertó al escoger a Santiago Creel Miranda quien sospechosamente reactivó a los casinos en México, otorgándoles a los criminales concesionarios, todo tipo de privilegios a una de las actividades más corruptas y centaveras del país. La estrategia de Andrés Manuel López Obrador, es colocarse en el plano de gran inquisidor moral, para fustigar a sus contrapartes desde el sacro sitial de su perfecta moralidad y al hacerlo, mostrarse como el más digno de los políticos.
Nadie puede negar su valentía frente a acusaciones o amenazas, como quedó acreditado cuando enfrentó la imputación de cometer abuso de autoridad al desacatar la suspensión provisional decretada por un Juez de Distrito, pues no solo no huyó, sino que se presentó en el Reclusorio Norte en el Distrito Federal y visitó la unidad donde se concentran los jueces federales, ofreciéndose para ser detenido en el acto. Finalmente el pobre diablo de Vicente Fox terminó reculando y haciendo el ridículo. En la periferia de esta valentía de López Obrador, se encuentra una testarudez a prueba de balas, que desafía al sentido común e incluso a la verdad más diáfana, pues para López Obrador no existe más verdad que la suya y puede negar tranquilamente, si lo necesita que dos más dos son cuatro.


Andrés Manuel López Obrador, resuma por sus poros dos influencias centrales, una que él mismo ignora y otra que intenta ocultar a cada instante, pero que ambas son las que realmente lo conforman como al líder que es o al mártir que está dispuesto a ser. La primera característica de Andrés Manuel, es la cultura política católica, pues sin importar el momento en que sus padres abandonaron el catolicismo, es perfectamente obvio que ellos, al educarlo, estaban profundamente influidos por las ideas más notables de la cultura católica: Las ideas de la superioridad de la religión y la moral sobre la economía o la política, la mayor importancia del ser humano como centro de la creación, la igualdad como hijos de Dios, como hermanos en Cristo, la idea de que es justa la rebelión o la resistencia contra el gobierno amoral o contrario a la ley divina, son las ideas que están notoriamente en el centro del discurso lopezobradorista, que las reproduce a diario pero sin mencionar la palabra prohibida: "Dios". La otra influencia concurrente es el enorme coraje que se advierte en su actitud, que se deriva de las injusticias percibidas por él, cuando fuera un joven cristiano –no católico- en una sociedad, donde los católicos dominaban, de manera que, desde muy pronto bebió el cáliz de la injusticia sobre “su” comunidad de creyentes y desde entonces, se sabe víctima de la injusticia que por cierto, los mexicanos practicamos sin darnos cuenta.


Llegado el momento de viajar a la ciudad de México, donde se enfrentó por primera vez a un ambiente secular, los primeros años fueron de difícil confrontación, por su acento y su religiosidad exultante, que despertaron burlas entre sus escépticos compañeros de la UNAM, pronto se confrontó con la mayoría intelectual universitaria de la época, la marxista leninista, con la cual no compaginó, ni compagina, pero también en esa época identificó a su enemigo absoluto: El PAN, el partido de los “banqueros”, de la Iglesia católica, de los traidores a la patria, de los herederos de Maximiliano, del imperialismo “yanqui”, etc, etc. Por lo que abrazó al PRI. En 1976 truncó sus estudios para unirse a la campaña para el Senado del poeta tabasqueño, ex vasconcelista y perseguido Carlos Pellicer, acaso para impresionar al poeta, López Obrador escribió su “ opera prima” y única obra poética, el “Himno al PRI”, del cual por cierto, ahora reniega.


José López Portillo, siendo candidato en 1976, trató de atraer sobre si la imagen de un continuador de la obra civilizadora iniciada por José Vasconcelos, así que para ello convenció a Carlos Pellicer para que Tabasco y después, México lo honraran por su vida de civismo y por su enorme contribución a las letras, por su parte Pellicer quedo sorprendido por la pasión del joven Andrés Manuel López Obrador. Al año siguiente, el joven Andrés Manuel visitó al senador Pellicer y le pidió su intervención para integrarse al Instituto Nacional Indigenista (INI), lo cual hizo con mucho gusto, pero como no conocía a su Director General Ignacio Ovalle Fernández, optó por pedirle al Gobernador de Tabasco, Leandro Rovirosa Wade que recomendara a su protegido con Ovalle Fernández, y de un día para el otro Andrés Manuel López Obrador, tomo un lugar de honor entre los políticos más avezados y veteranos de Tabasco,  donde el INI, era la súper delegación federal.


En 1983, inspirado, por su amor al partido que le había dado todo, Andrés Manuel López Obrador fue designado Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI. El sueño de dirigente priista duró poco, para los políticos de Villahermosa, Andrés Manuel López Obrador era un engorro, demasiada pasión religiosa y política, ya no estaban para ser adoctrinados por este San Pablo tricolor, además era un vestigio del pasado, así que tuvo que renunciar y salir en el primer vuelo con destino a la Ciudad de México.


Cuando nadie daba un céntimo por el futuro de Andrés Manuel como político o funcionario público, se las ingenió para entrevistarse, otra vez con su ahora nuevo “padrino” Ignacio Ovalle Fernández,  quien en 1984 era Embajador de México en Argentina, y este lo recomendó con la persona precisa, la abogada Clara Jusidman, quien al igual que Andrés Manuel López Obrador tiene firmes convicciones religiosas y al igual, no forma parte del credo mayoritario del país. Ella era la Directora del Instituto Nacional de Protección al Consumidor, y nuestro personaje se convirtió en su flamante Director de promoción Social, puesto en el que desarrolló su pasión por las cámaras de televisión, las entrevistas matutinas y el dispendio en medios.


En 1988 formó parte del grupo priista que abandonó al tricolor con Cuauhtémoc Cárdenas, en 1989 contendió infructuosamente por la gubernatura en Tabasco y en 1989, escribió su primer libro ¿Adivine el título? “Tabasco, víctima de un fraude” En 1994, contendió contra Roberto Madrazo Pintado y volvió a perder, pero presentó miles de pruebas documentales del fraude electoral que de nueva cuenta afirmó haber sufrido, de estos dos procesos electorales Andrés Manuel López Obrador aprendió que no contaba para nada con la burocracia nacional del PRD que lo dejó a su suerte y que no movió un solo dedo por él, llegó a la convicción de que los organismos electorales no valoraban las evidencias y que las autoridades electorales eran venales, aprendió a desconfiar y a ver como adversarios a propios y a extraños.


En 1996 fue nombrado Presidente del Comité ejecutivo Nacional del PRD, para ello dejo en el camino al líder histórico Heberto Castillo y sin remordimientos lo envío a su jubilación definitiva. Siendo jefe nacional de su partido, otro “amigo-enemigo” Cuauhtémoc Cárdenas ganó la jefatura de gobierno y en 2000, fue el candidato del PRD a la jefatura de gobierno, la cual ganó a Santiago Creel Miranda, quien quedó en un cercano segundo lugar, después de que el tabasqueño le llevara una amplia ventaja de más de 15 %.

¿Que mueve a Andrés Manuel López Obrador? La respuesta no es sencilla, a lo largo de estos años, desde 1988, ningún político mexicano ha logrado que su vida íntima permanezca en la obscuridad total, y si algo se ha filtrado es por su propia decisión ya que nuestra prensa es timorata y las cadenas de televisión no se han atrevido a traspasar el límite que fijan los mismos actores políticos, por lo que la firme decisión de López Obrador de que ningún medio de comunicación toque el timbre de su casa, ha sido suficiente para que, nadie trasponga el dintel de su departamento en Copilco.


Ciertamente no es un avezado tramposo, que haya llegado a los umbrales del poder cargando una saca para llenarla con lo que pudiera depredar, pero suele ser poco severo con sus colaboradores en este aspecto, ya que entre sus colaboradores en el gobierno abundaron los ladrones vulgares. Por el otro extremo, tampoco tiene una clara idea de los cambios que se propone realizar, carece de aliados a sus ideas y creencias, no pertenece a ninguna élite tecnocrática, ni lo apoya una fuerte burocracia Fabiana. En el orden intelectual se impresiona fácilmente con cualquiera de las muchas medianías criollas que tenemos, lo que demuestra los defectos de una formación académica poco exigente.


En realidad Andrés Manuel López Obrador considera a toda la clase política como su contrincante, desconfía de todos, únicamente se deja guiar por su intuición ética y por la idea de que el pueblo (de Dios) es bueno, limpio, puro y que solo la “salvación” puede venir de él, como dice en su oración: "Sólo el pueblo puede salvar al pueblo", pero quienes lo rodean son seleccionados únicamente por su entrega personal al líder sureño, sin que tenga ninguna relevancia cualquier creencia, así que en premio a la férrea lealtad queda presto lo que puedan tomar como botín, en esa perspectiva no  existen ni dobleces, ni dudas, pues al camarada lopezobradorista se le exige la misma fidelidad, que al miliciano que sabe que va a su muerte, pero que no puede ni debe hacer sino lo que se le ordena y a cambio tiene para si la gloria y todos sus dones.


No es el orden ideológico, ni tecnocrático lo importante, no es tampoco una alianza sostenida con ningún grupo en particular, pues al contrario, sabe perfectamente que los ideólogos no cuentan, que los tecnócratas son esbirros alquilables al precio de unas cuantas monedas y que los grupos formados por intereses, son tan inestables que al primer riesgo se desvanecen, sabe que los supuestos leales por pura conveniencia abandonan el barco como ratas asustadas a la primer tempestad. También sabe lo que quieren las masas y aún los líderes más ilustrados, quieren “caudillos”, una especie de súper poderosos líderes a los que nadie se pueda resistir y sabe que para serlo, es necesario, precisamente, resistir, batallar sin dar cuartel, sin aceptar nada que no sea la victoria, pues es lo único que satisface a todos. Ese es el verdadero bien mayor y del que se deriva todo lo demás.


A diferencia de la  totalidad de los restantes políticos mexicanos, sostenidos entre sí por la avaricia o por la vanidad, Andrés Manuel López Obrador se sostiene a sí mismo por sus profundas creencias religiosas, una peculiar forma de religiosidad, fruto de una raíz católica injertada con una vara protestante, evangelista, de la cual pende el fruto ideológico del líder carismático y candidato de "Izquierda" o “Progresista” pero claro que en un país como el nuestro, sabe que todo se vale, conservando las apariencias precisas, como eludir el tema religioso cuando este es planteado de manera directa, no mencionar nunca el nombre de "Dios", pero sabe que puede utilizar todas las formas de la cultura política católica y de su discurso, a sabiendas de que nadie más lo utiliza. López Obrador invirtió el triángulo discursivo tradicional y que aun practican el PRI y el PAN, colocando en la parte inferior, secundaria o de menor valor los temas técnicos, los que son francamente propios de los economistas, abogados y sociólogos, para colocar en la punta superior, en la sobresaliente, en la más importante, los temas éticos religiosos: El amor al prójimo, al pueblo, a su libro sacramentado: la Constitución Política, a su "Señor" Benito Juárez, la lealtad a la patria, la honestidad, y se da el lujo de portar orgulloso en su pecho esa Cruz sagrada bajo la irónica forma del Águila Juarista.


Parece una ironía que precisamente prospere en "las izquierdas", donde menos aliados debe encontrar por sus convicciones religiosas, pero es en este ambiente donde dominan los políticos abiertamente agnósticos o ateos, que ignoran o simulan ignorar todo ese bagaje religioso que lo alimenta y lo sostiene. Esta cualidad, en cualquier otro país, atraería a partidarios religiosos y adversarios antirreligiosos, pero en los partidos que son su pedestal a nadie le importa un comino lo que crea o deje de creer, lo único que les interesa, es su afán de tomar el poder al precio que sea y retenerlo por cualquier medio hasta donde sea posible y los consecuentes beneficios económicos y de Poder para sus compañeros de viaje.


Sin duda Andrés Manuel López Obrador es el único candidato a la presidencia que habla con el lenguaje religioso y esto  no es una limitante, sino al contrario, una gran ventaja, pues en México donde la grosería preside la vida política, no se sabe reconocer, ni combatir a un hombre que habla con un lenguaje que convence a los creyentes, en un pueblo de creyentes y que por lo tanto les resulta familiar esa predica. En tanto que sus adversarios hablan como si en lugar de ir a una elección, fueran a una convención de fríos economistas. Todo esto es una ironía en un país cuya formación política laica, es en realidad antirreligiosa, cuya ética política es el latrocinio y cuya pedagogía política es la simulación y el más puro utilitarismo, eso lo sabe y gustoso lo acepta este candidato que todo lo enfrenta con ánimo de mártir, de misionero y en la soledad de sus intimas convicciones.

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