Sin conexión alguna con el rico
movimiento cultural francófono afroamericano, la mala “negritud” –que solo es mexicana-
consiste en la competencia tramposa, difamatoria y calumniosa con la que al
menos dos de nuestros cuatro candidatos llevan a cabo sus campañas “negras” pretendiendo
la presidencia de la República. El propósito, en el caso de Josefina Vázquez
Mota, es desacreditar a Andrés Manuel López Obrador para alcanzarlo y superarlo,
en el caso de Andrés Manuel López Obrador, su propósito es desacreditar todo el
proceso electoral, plantando claramente la simiente de otro conflicto
postelectoral, tal vez con la finalidad de ganar la presidencia o en caso de
perderla, reelegirse al menos en la “Presidencia Legítima”.
Faltan unos cuantos días
para el primero de julio y a pesar de que la mayor parte de la campaña ya transcurrió,
incluso con algunas sorpresas, el proceso electoral se ha conservado sin
grandes cambios en cuanto a la posición del puntero Enrique Peña Nieto, al
menos eso dicen las encuestas de las empresas mejor acreditadas, pues desde el
primer día el priista no ha permitido que nadie se le aproxime a menos de 10 puntos
porcentuales, por lo que respecta a Gabriel Quadri, último lugar, tampoco han
ocurrido grandes sorpresas, salvo que duplicó al doble o al triple la intención
de voto en su favor, llegando hasta el 3 o 4 porciento de encuestados que
afirman que votaran a este candidato. Con estos resultados, ambos están
conformes el primero por obvias razones y el segundo porque ha superado el
peligro de que su partido pierda el registro e incluso ha logrado una popularidad
inesperada a raíz de su talento para exponer y para debatir.
Es precisamente entre los
candidatos restantes, que no existe lugar para la satisfacción ni para el sosiego, ambos están a gran
distancia del primer lugar y ambos por razones diferentes se creían con derecho
a ganar la elección: Andrés Manuel López Obrador, por ser el “Presidente Legítimo”,
el “ganador” de las elecciones del 2006, la “víctima” de un fraude orquestado
por los poderes ocultos, fácticos, obscuros, por los “Ellos”, por “Los que mandan”,
por el “Jefe de jefes”, por el “innombrable”, por el que todo lo puede y todo
lo hace, por quien aparece en
fotografías tan maléficas, que deben exhibirse “de cabeza” mientras se pronuncia el conjuro con voz trémula: "El mundo al revés" para evitar el embrujo maligno. Todo esto es parte de una larga campaña de insistencia, por lo que su candidatura debiera ser un "paseillo triunfante" en una tarde de gloria y no una ardua e infructuosa travesía, pues a
pesar de todo su esfuerzo y el de "Morena" su movimiento, pues a pesar de los 12 años de pertinaz insistencia llegó Enrique Peña Nieto, como un
cuatrero oportunista que viene a robarle "su" presidencia, dejándolo otra vez, con el premio de consolación y una bonita placa, que dice en letras de oro: "Por tu destacada participación. Gracias y te esperamos en seis años".
Tampoco Josefina Vázquez Mota está conforme con el tercer lugar en que la tienen los encuestados,
ella no ha sido víctima de ningún fraude electoral, de hecho fue dos veces
diputada por la vía del dedazo, por la vía plurinominal y ha contado con una
suerte insuperable, pues desde que en 1999 conoció a Vicente Fox, este
la hizo diputada federal en el año 2000 y desde entonces no ha sabido lo que es una
catorcena sin cobrar, ya fuera como diputada o como secretaría de estado, destacándose
por sus cualidades para evadir los
problemas y para sacar ventaja de las intrigas, por su maestría en el arte de la
superación personal, actividad a la que se dedicaba como conferenciante cuando
conoció a Vicente Fox y a la que se sigue dedicando, aunque ahora solo este concentrada en su propia superación personal, superación que la llevó a ser candidata del
partido en el gobierno y con tanta suerte, que ahora le parece increíble que este a punto de perder las
elecciones.
Así que tanto Josefina Vázquez
Mota como Andrés Manuel López Obrador, en lugar de terminar sus campañas con
dignidad y con rectitud, con transparencia y con verdadero patriotismo, parece que están optando
por la última de las armas, el equivalente a un arma de destrucción masiva, pues
termina dañando a todo y a todos, esa arma última es lo que conocemos como "campaña negra”, porque se fundan en acusaciones falsas, en engaños
calculados, en tergiversación de los hechos, o para decirlo claramente, en la difamación y en la calumnia.
Andrés Manuel López Obrador ya
sentenció que no tiene confianza en el Instituto Federal Electoral, denuncia en plena elección que se
prepara un fraude en su contra para favorecer a Enrique Peña Nieto, que todas
las encuestas que lo sitúan en el segundo lugar son falsas, que son compradas, afirma que no
tiene confianza en ninguno de los consejeros del IFE, ni en su probidad, ni en su rectitud, que solo confiará en
los resultados de las casillas, pero no en la suma que de ellos realice el IFE.
Estas acusaciones son difamatorias pues no existe ninguna evidencia de que los
consejeros del IFE estén preparando un fraude electoral, de hecho el PRD es
corresponsable tanto de la Reforma Política del 2007 que refundó al IFE, como
de la designación de los consejeros actuales, bien sea por sus propias
propuestas, por los votos a favor o en contra de sus legisladores. En cuanto a
lo de las encuestas, el mismo es candidato gracias a dos empresas encuestadoras
“Covarrubias y Asociados” y “Nodo Investigación + Estrategia”, ninguna de las
cuales lo hace favorito ahora, así que es irresponsable descalificar a las
encuestadoras, cuando gracias a ellas él mismo está en la contienda, porque en
el PRD no hubo contienda democrática.
Josefina Vázquez Mota después de
iniciar en el segundo lugar de las preferencias de los encuestados, se desplomó
al tercer lugar, no por circunstancias ajenas, sino simplemente por su pobre
discurso, por la falta de talento político y por una desastrosa campaña en la
que ella acusa a sus propios colaboradores, esto la llevó finalmente a entregar
de lleno la campaña de unas manos a otras, hasta que finalmente llegaron a
manos de Felipe Calderón Hinojosa, quién como primer paso colocó a sus más cercanos colaboradores en los
puestos claves del comité de campaña: a Ernesto Cordero como jefe de asesores, a su cuñado Juan Ignacio Zavala como vocero de
la candidata y como coordinador de difusión a su ex empleado Maximiliano
Cortazar. La mano del
Presidente Calderón en la campaña se puede apreciar con el nuevo objetivo de
los ataques del PAN, que ya no es Enrique Peña Nieto, sino Andrés Manuel López Obrador, para quien destinaron un “spot”
para televisión francamente difamatorio, pues es un "corte" de un discurso del
tabasqueño, para que parezca que apoya la lucha armada en
México, cuando en realidad en ese mismo discurso descalificó a quienes pugnan
por ella.
Por desgracia, para Andrés Manuel López
Obrador y para Josefina Vázquez Mota no parece que haya el tiempo suficiente para remontar los más de 15 puntos
porcentuales con los que van perdiendo, cosa por demás lamentable pero real; Quizás la última oportunidad la tendrán en el debate de este domingo 10 de junio, bajo la advertencia de que si no ocurre
un evento dramático, que desplome al puntero de su sitial, tanto la panista como
el candidato de las “izquierdas” estarán a punto de sufrir una contundente
derrota, y es precisamente este razonable calculo el que mal aconseja a los candidatos que van perdiendo y que los incita a tomar medidas extremas, como la de lanzar la peor de todas las campañas negras, por lo que vamos preparándonos para ver un final inesperado, en caso de que ocurra ese "evento" que gire el sentido a la elección, o muy anunciado si siguen las cosas al paso que van, o tragicómico, en caso de que el cierre decante en falsedades, infundios, acusaciones falaces y ruindad ilimitada por alguno o algunos de los candidatos. Es una fea posibilidad y muy cercana, ya que se alimenta con el desprecio que nuestras élites tienen por la Democracia y al mismo tiempo, el inmenso apetito por el Poder y el dinero ajeno.
Por Antonio Limón
López