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DONALD TRUMP ES EL FIDEL CASTRO DE EEUU.

Desde luego que entre ambos personajes existen grandes diferencias y distancias, desde la apariencia física, el idioma, la circunstancia histórica, la temática, el gusto por decirse de izquierda o de derecha, y en este punto debo fijar el consabido “entre otras muchas”. Pero al mismo tiempo existen entre ambos coincidencias profundas y no solo simples paralelismos; cabe decir que si el señor del extraño peinado no fuera presidente del país más poderoso de la tierra, a nadie le interesaría, pero como lo es, debe el mundo comprender el motor que lo impulsa y luego... al tiempo, breve por supuesto, exigirle la licencia de conducir y bajarlo del auto.
En esta ocasión fijaré tres coincidencias. La primera consiste en que ambos inventaron a un enemigo exterior, en el caso de Fidel Castro Ruz fue Estados Unidos, y en el caso de Donald John Trump es México, ambos alertaron y alertan a sus pueblos sobre los siniestros propósitos de ese cruel enemigo exterior, que pretende apropiarse de su riqueza, empobrecerlos, arrancarles su patrimonio, sus nuevas casas, sus autos sesenteros (argumento fidelista) o sus trabajos (argumento trumpiano), tomar a sus mujeres (aunque sea por las buenas pero con engañosas promesas), imponer un imperialismo, el “Imperialismo yanki” gritaba el barbón del puro aventando pedazos de anginas, o el imperialismo de México en Estados Unidos, que se apropia del Partido Demócrata, que toma las calles, que exhibe en todo lo alto orgullosas y desafiantes banderas mexicanas, que toma las escuelas, los escasos trabajos mapeando pisos y lavando platos, que habla español en plena calle, que come enchiladas y tacos de carne de res asada, en lugar hamburguesas de ..... "quien sabe qué".
La segunda coincidencia consiste en provocar un estado no de temor racional, sino de miedo irracional. Fidel Castro armó a los cubanos azuzándolos ante el invasor, aunque esto solo lo hiciera en determinados momentos -no fuera a ser que luego las utilizaran contra su pellejo- pero con eso bastaba, para que los cubanos sintieran que estaban en guerra contra el imperialismo, y durante los años en que la Revolución Cubana estuvo en alianza con la URSS, el asunto era como para tomarse en serio, recordemos la instalación de misiles nucleares en la isla, pero incluso cuando Mikhail Sergeyevich Gorbachev puso punto final a esa alianza, Fidel Castro renovó la amenaza militar de Estados Unidos y el capitalismo. Cualquiera que haya visitado al paraíso turístico que es Cuba, habrá observado el terror en los cubanos ante su "policía" local, y el poco marxista aprecio de la élite cubana por el dólar. Pues adivine, guardando las proporciones, Donald Trump hace lo mismo.
Para Trump, México, China, los musulmanes y los países árabes -aunque unos más y otros menos- son "amenazas" contra la integridad de América, claro que el "malo" favorito del magnate es México, el cual dice que perversamente amenaza a la primer potencia mundial con sus narcotraficantes, con sus "violadores" insaciables de mujeres blancas, con sus armas de fuego "Made in USA", con sus abominables maquiladoras y con sus pobres, que son el 60% de su población.
Y por último, la tercera coincidencia entre nuestros personajes, y que es su secreto mejor guardado, es el desprecio absoluto a la “Economía”. Ambos (Fidel y Donald) en apariencia están guiados por propósitos económicos, por fines de ese tipo, ambos hablan de mejores condiciones para los obreros y agricultores o campesinos, de más trabajos en la industria, hablan de exportaciones, de mercados, y prometen un futuro mejor, donde todos tengan trabajo bien remunerado, donde sus respectivos países superen a sus adversarios en todos los campos de la economía, pero en realidad a ambos les importa un bledo la economía, por eso Trump ignora a los expertos mexicanos (o europeos) en esa especialidad, por eso Castro Ruz dejó que Cuba se hundiera en la miseria después del abandono soviético. En algún momento Cuba sin ningún beneficio económico, llevó a su ejército a combatir en África.
Lo que realmente le importaba a Fidel Castro y le importa a Donald J. Trump es la política, es el Poder, ambos comparten en la historia esa misma fijación, y lo hacen frente a un mundo donde todos los jefes de Estado son economistas y ciegos. Por eso la estrategia de México es simplemente idiota, es idiota seguir insistiendo ante el magnate hotelero en las buenas razones económicas para conservar el TLC, o para no construir el Muro, pues tanto el TLC, como el Muro son prioridades estratégicas en la política de Donald Trump. A diferencia de Cuba, por fortuna Estados Unidos no va a seguir ciegamente a su líder, pues ni es su único payaso, ni es una isla, ni son tan tontos los norteamericanos. Las amenazas contra México dejarán de tener éxito cuando los norteamericanos se enfaden del amo de las acciones ejecutivas y sean conscientes de que están enredados por una mala política, la que jamás haría grande a Estados Unidos, ni a ningún país en este siglo.
A fin de cuentas el miedo a un enemigo interior, a un enemigo que ya traspasó la propia frontera, o a un enemigo exterior, que además es el vecino, son solo estrategias de dominación en su propio perjuicio, Fidel Castro fue un amo cruel e implacable, pero Donald Trump es un simple predicador del neronismo. Sí Cuba no se rebeló fue porque fue bien engañada y ahora no se rebela porque no tiene ninguna opción, en cambio Estados Unidos, si tiene opciones, pero por el momento padece bajo una seducción narcisista, la que no durará mucho.

Por Antonio Limón López.


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