Las elecciones generales de este 26 de junio en
España, demostraron que los españoles están inconformes con que sus partidos
políticos no hayan podido "hacer gobierno" a partir de las elecciones del 20 de diciembre
pasado. El porcentaje de concurrencia a las urnas llegó apenas al 52.21% de los electores convocados, un
porcentaje histórico, pues es el más bajo desde 1979.
Otra novedad, es que desde 1979, esta votación es la más baja del Partido Socialista Obrero Español, también es en la que se esperaban incluso peores resultados para él, que descendiera del primer lugar al tercero, cosa que finalmente no ocurrió, a pesar de que las encuestas de salida colocaron erróneamente a Unidos Podemos en el segundo lugar de la votación general.
Es el fin del bipartidismo español, que imperó desde 1979, pero de la nada surgió Pablo Iglesias, el personaje mediático más sobresaliente de España, que desde sus intervenciones en la televisión, su condición de maestro de la complutense, y su pertenencia a los círculos intelectuales de las izquierdas "radicales", y apuntalado con algo de dinero de Irán y Venezuela, logró despertar a una parte de los electores españoles y se colocó en tercer lugar de la votación general.
Es cierto que aún es temprano para especular,
hace menos de una hora que cerraron los centros de votación y los porcentajes
de los partidos son los que proporcionan los sondeos a boca de urna, pero en lo
esencial nada cambia, ya no es un convite entre dos, sino entre tres, por lo
que habrá un perdedor y dos ganadores, y quien seguro estará en el gobierno es
el PSOE, que a pesar de tener su votación más baja es el fiel de la balanza y seguramente cogobernará con el Partido Popular, y en una remota y poco probalbe posibilidad, con Unidos Podemos.
Esta segunda elección en seis meses, ocasionó graves perjuicios a los partidos que no quisieron pactar para hacer gobierno, ya vimos el caso del PSOE, pero también obligó al propio Pablo Iglesias a renunciar a su militancia "radical de izquierda" para presentarse ahora como un tibio político "socialdemócrata”, palabra que en él era un insulto dirigido al PSOE. Julio Anguita, el otro "radical de izquierda" se convirtió también a la "socialdemcracia",
al aliarse a Podemos de Pablo Iglesias. Este resultó ser el inesperado y sorprendente triunfo del PSOE sobre los "radicales", atraerlos hasta su posición geo
política (Pablo Iglesias, es maestro de esa asignatura) que es la socialdemcracia.
Así todos salen raspados, incluso el PP que no
logró los votos suficientes para hacer gobierno sin necesidad de pactar con nadie. Por el momento Mariano Rajoy tendrá que tocar el portón del PSOE para cumplir el trámite, pero a sabiendas de que este tendrá que pactar o pagar las consecuencias. Para Rajoy la negativa al pacto, sería la oportunidad de exigirlo ante una sociedad que desaprobó que desde el 20 de diciembre y hasta el 26 de junio, los partidos no pactaran un gobierno para España, ahora las urgencias son mayores y el desagaste para el PSOE y para Pablo Iglesias sería mucho mayor.
Por Antonio Limón López