Por desgracia, los hechos confirman que nuestra
política todo lo degrada y hasta un acto tan personal como la muerte puede
utilizarse para sacarle alguna utilidad política, me refiero al asesinato de la
Sra Gisela Mota Ocampo, alcaldesa de Temixco, que fue sacada con toda calma del interior de su
casa para ser asesinada en el portal de su hogar. Por fortuna, un vecino, cuyos días
seguramente están contados, tuvo el gran valor de llamar a la policía alertándola
y gracias a ello se pudo enfrentar a los asesinos.
La crónica de estos hechos la tomé de la muy bien informada columna de Héctor de Mauleón, quien vive en la ciudad de México pero está mejor enterado de los criminales de Morelos que la delegación de la PGR, que a juzgar por sus frutos es ajena a todo, a los criminales, a las bandas de narcotraficantes, a la Delincuencia Organizada, a Los Rojos, a Los Guerreros Unidos, a quienes portan armas de uso exclusivo del Ejército y transitan felizmente por las calles matando a diestra y siniestra.
Todavía el cuerpo de Gisela Mota Ocampo conservaba el calor y ya el Gobernador del Estado de Morelos aprovechaba el momento para resolver su mayor problema, obligar al alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco a someterse al Convenio de Mando Único en el Estado y con ello seguir gastando como propios los recursos que la federación otorga a ese municipio. Blanco había anunciado que no firmaría dicho convenio. El Gobernador Graco Ramírez, de manera oportunista y sin consultar a Héctor de Mauleón sobre las causas del crimen, dio a entender que el asesinato de Gisela Mota Ocampo se debió a que ella era una partidaria fervorosa del Mando Único.
Lo dicho por el Gobernador Graco Ramírez es más falso que una moneda de tres pesos y quince centavos, y por desgracia con mentiras no se va a resolver ni el asesinato de la Sra. Gisela Mota Ocampo, ni el hambre de justicia de los morelenses y de todos los mexicanos.
El primer paso para resolver el crimen de Gisela Mota y todos los problemas de Morelos y de este país, es un paso moral tan complejo que desde 1821 no hemos sido capaces de darlo, ese paso es dejar de simular, dejar de gesticular, dejar de aparentar para obtener de manera indirecta lo que avergüenza pedir de manera directa. Nuestra mayor lucha nacional debe ser contra la simulación que todo lo esconde y todo lo pervierte, al punto de que no distinguimos la realidad de la ficción y en este engaño, los criminales y todos los malehechores salen impunes y con las bolsas llenas, mientras que nuestras calles se tiñen de rojo.
Lo que el gobernador no debió hacer es simular que ella murió por una causa en la que el gobernador tiene metidas las manos, el dinero federal en materia de seguridad pública destinado a los ayuntamientos de Morelos, el gobernador utilizó el charco de sangre de la alcaldesa para apuntalar a su zar de todas las policías del Estado y para someter a los alcaldes a su puño. Lo que debió hacer es utilizar el dinero que la federación le entrega para defender a los ciudadanos en los lugares de mayor conflicto, en contratar personal competente y en exigir a las autoridades federales que cumplan con la Ley y que ningún delito federal quede impune en el Estado.
Así mismo Héctor de Mauleón, nuestro admirado periodista capitalino debió citar a su fuente, ya fuera ésta la Secretaría de Gobernación o la PGR, integrada por una abundante burocracia de parásitos que están en primera fila viendo la matanza, mientras cobran sus jugosos cheques y acusan a los alcaldes por medio de periodistas, de todo tipo de indecencias, ya que ellos están acobardados y solo cuidan su estilo de vida y de fácil ingreso.
Esto que ocurrió en Temixco es lo que ocurre en todo el México rural o sub rural, en todas las ciudades medias a pequeñas, donde el poder de la Delincuencia sobrepasa al de las autoridades locales, y donde las autoridades federales no hacen su trabajo, exigiendo a los alcaldes locales que se enfrenten al crimen organizado, sí a ese crimen organizado mexicano que tiene presencia internacional, que posee ejércitos de sicarios y de mercenarios, que tiene infiltrada a las autoridades federales que solo visitan a esos pueblos cuando van a cobrar su parte.
El "Mando Único" es la maniobra del gobierno federal para que la matanza siga en las comunidades locales, y sean los policías de pueblo los que mueran enfrentando a los grandes carteles, que sean los alcaldes los asesinados, y para ello el "Mando Único" estimula la codicia de los gobernadores diciéndoles: “sí los alcaldes ceden ante el Mando Único, ustedes gobernadores podrán manejar como quieran ese dinero”, a largo plazo el plan previene que una vez que los gobernadores se apropien del dinero de los municipios, entonces la Federación se lo exija a los gobernadores para que lo maneje un gran zar federal al estilo de Genaro García Luna, y entonces todo siga igual o peor.
El único que no simula, es el pueblo, cuya sangre históricamente ha trazado la ruta de nuestras elites insensibles, mentirosas, voraces, insaciables y llenas de avaricia, que escenifican una farsa bicentenaria, diciendo que lo hacen por nuestro bien simulando una inocencia y bondad de la que carecen.
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Artículo de Héctor de Mauleón
La crónica de estos hechos la tomé de la muy bien informada columna de Héctor de Mauleón, quien vive en la ciudad de México pero está mejor enterado de los criminales de Morelos que la delegación de la PGR, que a juzgar por sus frutos es ajena a todo, a los criminales, a las bandas de narcotraficantes, a la Delincuencia Organizada, a Los Rojos, a Los Guerreros Unidos, a quienes portan armas de uso exclusivo del Ejército y transitan felizmente por las calles matando a diestra y siniestra.
Todavía el cuerpo de Gisela Mota Ocampo conservaba el calor y ya el Gobernador del Estado de Morelos aprovechaba el momento para resolver su mayor problema, obligar al alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco a someterse al Convenio de Mando Único en el Estado y con ello seguir gastando como propios los recursos que la federación otorga a ese municipio. Blanco había anunciado que no firmaría dicho convenio. El Gobernador Graco Ramírez, de manera oportunista y sin consultar a Héctor de Mauleón sobre las causas del crimen, dio a entender que el asesinato de Gisela Mota Ocampo se debió a que ella era una partidaria fervorosa del Mando Único.
Lo dicho por el Gobernador Graco Ramírez es más falso que una moneda de tres pesos y quince centavos, y por desgracia con mentiras no se va a resolver ni el asesinato de la Sra. Gisela Mota Ocampo, ni el hambre de justicia de los morelenses y de todos los mexicanos.
El primer paso para resolver el crimen de Gisela Mota y todos los problemas de Morelos y de este país, es un paso moral tan complejo que desde 1821 no hemos sido capaces de darlo, ese paso es dejar de simular, dejar de gesticular, dejar de aparentar para obtener de manera indirecta lo que avergüenza pedir de manera directa. Nuestra mayor lucha nacional debe ser contra la simulación que todo lo esconde y todo lo pervierte, al punto de que no distinguimos la realidad de la ficción y en este engaño, los criminales y todos los malehechores salen impunes y con las bolsas llenas, mientras que nuestras calles se tiñen de rojo.
Lo que el gobernador no debió hacer es simular que ella murió por una causa en la que el gobernador tiene metidas las manos, el dinero federal en materia de seguridad pública destinado a los ayuntamientos de Morelos, el gobernador utilizó el charco de sangre de la alcaldesa para apuntalar a su zar de todas las policías del Estado y para someter a los alcaldes a su puño. Lo que debió hacer es utilizar el dinero que la federación le entrega para defender a los ciudadanos en los lugares de mayor conflicto, en contratar personal competente y en exigir a las autoridades federales que cumplan con la Ley y que ningún delito federal quede impune en el Estado.
Así mismo Héctor de Mauleón, nuestro admirado periodista capitalino debió citar a su fuente, ya fuera ésta la Secretaría de Gobernación o la PGR, integrada por una abundante burocracia de parásitos que están en primera fila viendo la matanza, mientras cobran sus jugosos cheques y acusan a los alcaldes por medio de periodistas, de todo tipo de indecencias, ya que ellos están acobardados y solo cuidan su estilo de vida y de fácil ingreso.
Esto que ocurrió en Temixco es lo que ocurre en todo el México rural o sub rural, en todas las ciudades medias a pequeñas, donde el poder de la Delincuencia sobrepasa al de las autoridades locales, y donde las autoridades federales no hacen su trabajo, exigiendo a los alcaldes locales que se enfrenten al crimen organizado, sí a ese crimen organizado mexicano que tiene presencia internacional, que posee ejércitos de sicarios y de mercenarios, que tiene infiltrada a las autoridades federales que solo visitan a esos pueblos cuando van a cobrar su parte.
El "Mando Único" es la maniobra del gobierno federal para que la matanza siga en las comunidades locales, y sean los policías de pueblo los que mueran enfrentando a los grandes carteles, que sean los alcaldes los asesinados, y para ello el "Mando Único" estimula la codicia de los gobernadores diciéndoles: “sí los alcaldes ceden ante el Mando Único, ustedes gobernadores podrán manejar como quieran ese dinero”, a largo plazo el plan previene que una vez que los gobernadores se apropien del dinero de los municipios, entonces la Federación se lo exija a los gobernadores para que lo maneje un gran zar federal al estilo de Genaro García Luna, y entonces todo siga igual o peor.
El único que no simula, es el pueblo, cuya sangre históricamente ha trazado la ruta de nuestras elites insensibles, mentirosas, voraces, insaciables y llenas de avaricia, que escenifican una farsa bicentenaria, diciendo que lo hacen por nuestro bien simulando una inocencia y bondad de la que carecen.
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