Todos sabemos que
Estados Unidos sostiene un gran sistema de espionaje mundial, también
sabemos que Rusia e Inglaterra espían a su vez a todos los países que pueden,
también México espía en estos momentos a Nueva Zelandia, o al menos eso espero. El espionaje no se reduce al campo de lo militar, sino que también
se espían a los políticos, a los organismos de todo tipo, de derechos humanos,
de justicia. A los gobiernos de todo el mundo les interesa tomarle el pulso económico,
político, social y militar a Estados Unidos, a Rusia, a Francia e incluso por
increíble que parezca, a México.
El espionaje es tan antiguo que ya
lo practicaban los persas, los griegos y los romanos, y si bien siempre han
existido sensibilidades que lo consideran una conducta indigna, hoy en día,
después de las dos grandes guerras mundiales, de la Guerra Fría y de decenas o
cientos de guerras y guerrillas a lo largo y ancho de este planeta, el
espionaje es visto como lo que es, algo benéfico.
En la Segunda guerra Mundial los servicios de espionaje
lograron capturar una maquina “Enigma” de la Alemania Nazi y descifraron sus
códigos con lo cual los aliados tomaron una importante ventaja táctica. Fueron
científicos americanos los que proporcionaron a la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas toda la información necesaria para fabricar bombas
nucleares, lo cual contribuyó al equilibrio bélico y a su vez, fueron
científicos soviéticos los que informaron a Estados Unidos de las redes de
espionaje dentro de su gobierno.
Humboldt proporcionó a la joven
nación norteamericana toda la información militar, económica y demográfica de la
Nueva España, con lo cual Estados Unidos creó el departamento de Guerra contra
nosotros después de conocer nuestras enormes y descuidadas riquezas, esto fue
gracias a este ilustre sabio alemán, naturalista, escritor, científico, viajero y formidable espía.
El espionaje rompe los secretos,
y los secretos salvo algunos excepcionales son siempre malignos, así que
romperlos, descubrir lo que ocultan siempre es bueno, por lo demás todos
sabemos de la inevitable existencia del espionaje. El único problema es que al espía lo
descubran espiando, que lo agarren "con las manos en la masa" eso no solo es malo, es peor que eso, es simplemente algo indecoroso, feo, algo que abochorna, que da vergüenza.
Edward Snowden, como otros
norteamericanos antes que él sintió repugnancia moral por el juego doble de
su país, el cual conocía directamente como uno de los contratista encargados de los sistemas informáticos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), a cargo de
clasificar los cientos de millones de datos derivados del espionaje. En el pasado lo normal hubiera sido que entregara discretamente esa información a la URSS,
es decir que se convirtiera en espía doble, pero nada parecido se le ocurrió a este escrupuloso norteamericano, así que hizo lo que nadie antes hubiera siquiera imaginado, filtró esa
información por el internet, no a una potencia especifica sino a la opinión
pública mundial, la deslizo genialmente a los grandes medios informativos del mundo y a cada uno de nuestros hogares y para cuando la NSA se dio cuenta, ya millones de datos eran resorteados desde la red a todo el planeta "y más allá".
Las revelaciones de Edward Snowden
conmocionaron al gobierno norteamericano más que la amenaza nuclear de Corea
del Norte o el uso de armas biológicas en Siria y esas filtraciones no se han
quedado en un punto terminal, sino que siguen lloviendo como nuevos hechos que a
nadie sorprenden, pero que ruborizan hasta a los más atildados embajadores, ahora convertidos en
vulgares tapaderas de sucios fisgones.
Esta carambola de secretos
pequeños y vergonzantes divulgados impúdicamente al mundo originó una ola de
ofendidos, no es que a los espiados les importe la revelación de sus secretos,
pero es una oportunidad grandiosa para darse importancia de héroes. El más
destacado es el presidente François Hollande de Francia, que descubrió la
enorme veta propagandística depositada en las divulgaciones de Snowden, según
las cuales fue espiado por la NSA. Francia además de ser una superpotencia
aliada de Estados Unidos, es también la nación más chauvinista y xenófoba de la
historia mundial, que odia sincera y cordialmente a todo el resto del mundo pero en especial a todo lo norteamericano (excepto a los dólares). Así que este cóctel explosivo terminó por estallar, Francois Hollande casi declara la guerra a los norteamericanos.
El pobre de Barack Obama ya tuvo
que pedirle disculpas al astuto galo, que desde que dejó de ser el simple
Monsieur Hollande para ser el candidato socialista al gobierno en octubre del
2011, se transformó en objeto de espionaje por parte de Estados Unidos, de
Rusia, de Inglaterra y de todo el mundo, así que su fingida indignación le
puede dar unos cuantos cientos de miles de votos para reelegirse como el
francés que obligó al todopoderoso presidente norteamericano a pedirle
disculpas. Acosado por Le Monde James Clapper, Director de la NSA solo atinó a
decir que Estados Unidos “solo recoge información del tipo que recogen los países
del mundo” y pidió clemencia: "Estados Unidos da mucha importancia a
nuestra larga amistad con Francia", y "Continuaremos colaborando en materias
de seguridad e inteligencia".
El ministro de Exteriores francés
Laurent Fabius, convocó de inmediato a Charles Rivkin, el ahora sufrido embajador
de Estados Unidos en ese país y calificó a las prácticas del gobierno
norteamericano como “inaceptables” y esto lo divulgó Francia con un tono indignado y sin que importaran los oficios de John Kerry.
En México José Antonio Meade Kuribreña,
el siervo de Felipe Calderón y que se desempeña como Secretario de
Relaciones exteriores de México, encontró en este asunto la oportunidad de
servir a la vanidad infinita de su amo residente en Harvard y al presidente de
México Enrique Peña Nieto, su patrón, pues ambos fueron también espiados
durante las elecciones del 2012, así que imitando a Laurent Fabius, convocó al
embajador Anthony Wayne para que “investigue”, cosa que dejó perplejo al sorprendido
embajador, ya que no hay nada que investigar, pues es un hecho que la NSA
interceptó correos electrónicos y vamos, hasta llamadas telefónicas de estos
personajes mexicanos y seguramente también de López Obrador y de Josefina Vázquez
Mota.
Mientras que Enrique Peña Nieto
ha guardado discreto silencio sobre este divertido e irrelevante asunto, Felipe
Calderón ha brincado de su harvardiana sepultura para hacerse el héroe, el defensor
del pueblo mexicano y para sacar toda la raja que pueda. Aunque a pesar de su
indignación flamígera no parece dispuesto a renunciar a su beca ni a
quemar su visa, cosa que ni por mal pensamiento le ha pasado por su astuta y oportunista
sesera. Ni que todo esto fuera algo en serio!