La
traición a la Patria consiste en entregar la Soberanía nacional a otro Estado
Soberano, somos expertos en esa especialidad pues entregamos por
cobardía, corrupción y simple traición más de la mitad de nuestro territorio,
en cambio nuestro vecino esta acostumbrado a lo contrario, a extender sus
fronteras sobre otros países, pero al menos, desde el Siglo XX, acostumbra hacerlo mediante
tratados en que algo otorga a cambio de lo mucho que recibe.
En México
acaso por lo misma cobardía de siempre o por simple traición estamos
acostumbrados a ceder de la manera que se nos exija. No tenemos los pantalones
para decir “¡NO!” aun si solo recibimos a cambio algunas palmaditas en la
espalda, o como ahora en que nuestro canciller felizmente aceptó un pellizco en las
pompas.
Desde el día
24 de enero, Estados Unidos amplió su territorio a costa del territorio de
México, en un nuevo acto de intromisión convenida por la nacionalista y patriótica
Cuarta Transformación: Primera la del Reino de Castilla y Aragón en México;
Segunda la de Estados Unidos por todo el Norte de lo que fuera México, Tercera
la de Francia y ahora la Cuarta, que es la de Donald Trump.
El abordaje
ahora es sutil, sin tratado de por medio y por ende, sin ratificación del Senado, sin que haya papel o documento
firmado que evidencie la oprobiosa conducta de nuestro Presidente ante la Historia. Simplemente Trump por el poder de sus rubios flecos ya esta enviando a
México a personas sujetas a procesos de inmigración en su país, para que nosotros
los retengamos en la frontera norte haciendo papel de Border
Patrol y de Estancia de Inmigración norteamericana, para que los reintegremos cuando los jueces norteamericanos exijan su presencia ante ellos en aquel país. Es como si el vecino, por el poder de sus agallas, trajera
a nuestra casa a sus visitas para que las atendieramos en su lugar y sin siquiera darnos las gracias. En este
caso Donald Trump le impuso a México el poder de la extraterritorialidad de sus cortes de migración ante la complacencia de nuestro presidente de chocolate, sin que medie de su parte ningún compromiso pues todo "es a cuenta del
Muro" que como dice ... ya estamos pagando.
Por desgracia
la participación de México no es por "humanidad" como esgrimió Marcelo Ebrard, ya que en la frontera Norte de México florecen nuestros propios nazis criollos, que ven a los centroamericanos con el mismo desprecio con que Hitler veía a los judíos. Cabe aclarar que sin el deleznable papel de México (el mismo papel colaboracionista que hizo el Gobierno
de Vichy en la Francia ocupada) esos inmigrantes, después de una primera audiencia ante el Juez
norteamericano de Migración, recibirían permisos que les permitirían trabajar y
vivir en el país de las barras y las estrellas, pero ahora gracias a la abyecta sumisión de nuestro acobardado presidente, serán traídos como reos a México, donde soportarán todo de injurias
y malos tratos. En suma, perseguidos en su país por pobreza y perseguidos en México por tanto nazi.
Debo desmentir al Canciller Marcelo Ebrard y al Presidente López Obrador, lo que hacen no es por "humanidad", pues si esa fuera la fuerza de su conducta se habrían negado terminantemente, pero no, no es por eso, es por otras razones: Por cobardía y
sometimiento a un trato falto de respeto por donde se le vea y por lisa y llana traición a México, ni siquiera se ha sometido este acuerdo de facto al Senado, como lo mandata la dizque amada constitución, que sigue siendo ultrajada a cada día y minuto a minuto.
¿Después de esto qué sigue, nos
enviará Trump a sus marielitos?
Por AntonioLimón López.