Ni Laura Zapata es la única que pide en México que le hagan un
“paro” (favor), ni Mancera es el único que los concede. México está lleno de solicitantes de favores, incluso las campañas presidenciales se hacen y se ganan en una competencia de "favores". Es cierto que entre nosotros abundan los “mancera” que conceden favores, privilegios y
excepcionalidades cuando quieren y a quien les conviene, ... pero claro, siempre con el dinero y los recursos del pueblo y solo para su propio y personal beneficio.
Aquel que lo pide es un desesperado que se humilla
para que le concedan el "favorcito", a cambio y no es necesario decirlo, de una
promesa de apoyo recíproco, de su entrega incondicional para el momento
preciso. En “El padrino” el dueño de una funeraria quiere cobrarse una venganza
terrible, pero cobardemente le pide a Don Corleone que la realice por él, con
prudencia el jefe mafioso reduce todo a una brutal golpiza por lo que el empresario
de pompas funebres queda obligado a retribuir el favor no en dinero; Pasado un
tiempo, el hijo de Corleone es asesinado y desfigurado salvajemente, entonces
“El Padrino” pide en pago, al dueño de la funeraria de que le “reconstruya” el
rostro de su hijo “para que su madre no sufra tanto al despedirse de él” Ese
fue un favor no de “gratis”, tenía un precio y finalmente fue pagado.
Nada es de gratis en esta vida, alguien tiene que pagar al final,
ya sean los alimentos de la fiesta o los trastos rotos o
extraviados. Ni el "Internet" será gratuito por más que la constitución llegue a
decirlo. Ni la Educación es gratuita ya que todos nosotros tenemos que pagar a
los maestros y mantener en funcionamiento las instalaciones escolares. Nada es
gratuito, ni siquiera la UNAM es gratuita.
En realidad la UNAM nos cuesta mucho dinero a los mexicanos, es la
institución que por sí sola se lleva la mayor parte del presupuesto en
educación y por desgracia su administración es sospechosa de ser un “tiradero”
de dinero, sospechosa de que sea la cueva de los típicos pillos que amparados en
la “autonomía universitaria” no rinden “re-al-men-te” cuentas a nadie.
Incluso los datos de la eficiencia académica de la UNAM son un
misterio insondable, no sabemos exactamente cuánto nos cuesta cada titulado de la
UNAM, por ello no podemos comparar ese costo con el de otras universidades
públicas o privadas, no sabemos si el derroche de la UNAM hace tan cara la
carrera del estudiante “x” como la del estudiante "y" de la misma
carrera del Tec. de Monterrey. Simplemente no lo sabemos. Ni siquiera sabemos
cuánto cobra cada alto funcionario de la UNAM, no, no lo sabemos pues esos
datos son tan misteriosos como los del FOBAPROA.
Pero en fin, que la UNAM no es el tema, el tema es la sociedad
mercantil dedica al lucro llamada “DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.”
que logró que la UNAM le otorgara el servicio de “hosting” o de hospedaje electrónico
a su negocio privado, que es el diario “La Jornada”. Los reglamentos de la UNAM
no establecen ninguna cuota para dar ese servicio a empresas de capitales, por
lo que si no existe cuota establecida en la normatividad, entonces se deduce
que no tiene por qué pagar ni un centavo.
Pero como ya decíamos cuando hablamos de “El Padrino” “nada es de
gratis” ni siquiera los “servidores” de la UNAM que guardan todo el archivo
electrónico y digital de la universidad (Pagada por todos los mexicanos) y por
increíble que parezca, también de la empresa capitalista “DEMOS, Desarrollo de Medios,
S.A. de C.V.” y al parecer, esto viene ocurriendo desde hace al menos 10 años.
Es exactamente lo mismo que si la Secretaría de Hacienda o
el SAT diera el servicio de hospedaje de páginas al Grupo Modelo o a Bancomer, o
a Bimbo. Si eso ocurriera todo el mundo se levantaría indignado y diría “Es un
abuso”, “Es en perjuicio de los escasos recursos públicos de la educación”, “Es
un peculado” y claro que todos pediríamos a coro el cese inmediato de los
funcionarios involucrados en el embute, los que lo toleraran y los que
coparticiparan en él. “A la cárcel con todo y chivas” pediríamos al unísono y claro
… Se la merecerían.
Pero en cambio, nadie protesta, nadie se indigna con el hecho de
que los dineros de los mexicanos entregados a la UNAM sean gastados para “regalar”
espacio en los servidores de la UNAM a una empresa privada, dedicada a la ganancia
de capital para sus accionistas. “DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.” disfruta de un privilegio que le pagamos todos los mexicanos y solo para que gane más
dinero o invierta menos.
El servicio de hospedaje de páginas no es cualquier cosa, si bien
actualmente los servicios particulares están reduciendo su costo por la
competencia y por las mejoras tecnológicas en ese campo, esto no quiere decir
que sean económicos, de hecho la UNAM ha gastado ingentes fortunas en
desarrollar sus sistema de servidores, actualizarlo y mantenerlo en operación. Son inversiones “directas” en la compra de equipos de alta tecnología y en programas de "software" e “indirectos”, en formar, en capacitar
y mantener al personal especializado y es lógico que “DEMOS, Desarrollo de
Medios, S.A. de C.V.” y el diario “La Jornada” sean beneficiarios de esas cuantiosas inversiones públicas, sin correr los riesgos propios de cualquier empresario o desarrollador y sin que se
sepa, al menos no se sabe, que hayan pagado un solo centavo por ello. ¿Pues de qué privilegios gozan estos?
A cambio, debemos suponer, que “DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.” le
ha correspondido a los rectores de la UNAM con impunidad, es decir, que "La Jornada" ha evitado
observar los problemas de la UNAM, con el mismo ojo critico con el cual observa los restantes problemas de
México, pues esa empresa capitalista tiene "conflictos de interés" al ser
beneficiaria con el privilegio que la UNAM le obsequia y que al menos consiste
en el alojamiento en sus “servidores” del diario “La Jornada”, irónicamente el diario de “izquierda”
especializado, ahora sabemos, no en los problemas sociales del país, ni en sus eventos noticiosos, sino en hacer dinero a pasto, por las buenas o por las no tan
buenas.
"La Jornada" saca ventaja de este privilegio frente a sus competidores, todos
los cuales tienen que adquirir y sostener sus propios servidores o deben pagar
servicios especializados de terceros dedicadas al servicio de hospedaje de
páginas web. El rector de la UNAM obtiene a cambio de esta simulación impunidad
y un trato preferencial. En un país donde la simulación y el doblez imperan, “La
Jornada” y su propietaria la empresa “DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de
C.V.” toman ventaja con ahorros sustantivos y la UNAM gasta en esta empresa
dinero que debiera destinar a su noble fin. El daño infringido es múltiple, no
solo es una sucia cuestión de dinero público mal ejercido, no solo es un
privilegio que la universidad no debe conceder a ninguna empresa capitalista,
sino que con esa conducta se denigra a la dura profesión del periodistas en
estos peligrosos tiempos, pues mientras se exponen en lugares de alto peligro
por sueldos miserables, los propietarios de las acciones de las sociedades
mercantiles propietarias, despreocupadamente lucran hasta con la universidad
pública.
En bien de México, "La Jornada" debe retirarse de la UNAM y agradecer
los muchos años de servicio “gratuito” y retirar sus páginas "web" de la UNAM y toda la información que archivó, debe comprar su propio nombre de
página en el mercado libre y sus propios servidores o pagar a un tercero por ese servicio, en todo caso debe resolver sus problemas de negocios fuera de la UNAM, a sabiendas que esto redundará en beneficio
de su propia credibilidad y en la credibilidad de nuestra "Máxima casa de estudios”
También debe pagar hasta el último centavo por los servicios recibidos, desde el
momento en que empezó a recibirlos y hasta la fecha en que retire el último "byte" de los servidores de la universidad, y este pago deberá hacerse conforme a valores de la época en que se "subieron" los archivos y debidamente actualizados conforme a
los índices de depreciación de la moneda y previo pago del interés legal fijado por el
Banco de México, solo así podrá dejar a salvo el mancillado nombre de la
UNAM y el suyo propio.
La UNAM, en honor a lo que alguna vez fue para México y para Centro y Sud América, bien lo merece.