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¿Quién a la altura del arte?


Ramón López Velarde dijo de Cuauhtémoc, que era el “único héroe a la altura del arte”, no solo acertó en su momento, sino que hizo una profecía todavía vigente, porque desde Cuauhtémoc  ningún otro héroe, funcionario público, líder de la sociedad civil o prohombre nacional ha estado a la altura del personaje que representó o que se supone representa.
A principios de abril, el diputado Ricardo Monreal Ávila, líder de la bancada del Movimiento Ciudadano, brazo derecho de Andrés Manuel López Obrador y según éste, "El más grande jurista mexicano" subió al estrado de nuestra cámara de diputados y frente a la representación del pueblo mexicano, sacó de su ropa interior por entre su impecable camisa y el fino pantalón de casimir inglés cortado en Italia, como si fuera un camionero, un colorido pasquín de chismes y  de encueratrices, que sin embargo tiene más lectores, mejor dicho babeantes veedores,  que cualquier otro medio serio de lectura diaria.
Resulta que el excelso personaje político Ricardo Monreal Ávila, con todo y sus enormes méritos atribuidos por el máximo líder de las izquierdas nacionales, sacó el papelucho para fundamentar sus sesudos análisis políticos con los que tiene en vilo a la república. Es seguro que si Ricardo Monreal hubiera recurrido a la “Política” de Aristóteles o a la “Critica de la Razón Práctica” de Kant, los diputados hubieran seguido en su modorra diaria, o en sus acostumbrados dimes y diretes, de los que solo se distraen cuando alguna diputada de buen ver lleva minifalda o mientras ven a Cantinflas (en el mejor de los casos) en sus flamantes “Ipods”.
El caso es que nuestro solón criollo, dio lectura en el mismo paraninfo de la república, al texto de un guasón especializado en chismes, notas gruesas, majaderías a la farándula nacional y toda suerte de vulgaridades, un “señor” dedicado a las frivolidades de este país y cuyo nombre o sobrenombre, es el de Daniel Bisogno. El texto "Malditas domésticas" es de tono escandaloso y frívolo, referido al personal doméstico y auxiliares de las celebridades faranduleras por lo que es una ofensa que se haya leído ante aquellos prohombres cuyos nombres están escritos con letras de oro en esa cámara y que languidecieron de vergüenza, pues ninguno de estos "diputadetes" se ha dignado nunca citar como culta referencia a Ignacio Manuel Altamirano, a Justo Sierra, a Guillermo Prieto, o a Ricardo Flores Magón, pero en cambio este cómico de la legua que es Daniel Bisogno fue llevado a esa cámara y su bodrio fue leído con la voz engolada de barítono del ahora diputado, ex senador, exgobernador, ex diputado local, ex priista, ex perredista, ex petista, y hasta ayer líder del MC y mañana de quién sabe quien, Ricardo Monreal Ávila.
Que desvergüenza de personaje y no me refiero al pícaro de Daniel Bisogno, el cual hasta el momento ha estado donde debe estar, en los programas chocarreros y en las cloacas de la literatura más infame, no, no me refiero a él, sino al diputado Ricardo Monreal que se exhibió con sus lecturas cotidianas y mostró la miseria de su incultura y el desconocimiento total de lo que es el decoro y el buen gusto, claro que "bisognos" o "tartufos" siempre los hay y los ha habido en todos los pueblos del mundo, pero nadie los cita en los parlamentos, ni en las cámaras legislativas, ni en los congresos. Imaginemos por un instante que David Cameron, sacase de entre sus ropas una revista del “Sun” de Londres para argumentar ante sus pares, obvio lo sacarían a patadas, simplemente porque en Inglaterra guardan respeto verdadero por sus antepasados, cuyos nombres no están en letras de oro. David Cameron como parlamentario sigue el modelo de Sir Winston Churchill, pero en México, Ooooh! En México es otra cosa.
¿Quién se rebaja más, el peladito de Bisgono o el estiradito de Monreal Ávila? Pensando en esta pregunta y toda vez que Bisogno no se atrevió a poner en su lugar al diputado y a toda la corte de acomodaticios villanos, parásitos, levantadedos, presupuestívoros, ratas de cúrul y pestes del mundo civilizado que se atrevieron a exigirle disculpas y a denunciarlo ante la CONAPRED, me di a la tarea de redactar el artículo "Carta de Daniel Bisgono a Ricardo Monreal". 
En esa carta apócrifa "Daniel Bisgono", puso (pondría) en su lugar a Ricardo Monreal y a los farsantes y ventajosos diputados, carta que por cierto fue tan celebrada por quienes la leyeron y los argumentos les parecieron tan oportunos, que incluso diarios como el Universal, La Razón, SDPnoticias y Notimex, entre otros, creyeron que el mismo Daniel Bisogno, en un arranque de dignidad y de valentía la escribió. Pero no fue así y en cuanto un diputado le exigió "respeto a los diputados que trabajamos por México" el pobre diablo de Bisogno se desmoronó diciendo "Yo no escribí esa carta"
En fin, son los actos de Ricardo Monreal Ávila y de Daniel Bisogno, los que los fijan en el plano que a cada uno le corresponde como personajes de nuestro arte escénico mixto, la política y la frivolidad, y que ofenden tanto a las domésticas como a nuestros héroes patrios. ¿Qué legislador citará a "TV y Novelas" y quién a "TV y Notas" en la más alta tribuna de la república? En suma, la carta fue para darle voz a un pobre zoquete acobardado y convertido en "tiro al blanco", perseguido por escribir lo único que sabe escribir y que son estupideces, lo que por cierto constituye un caro derecho protegido por nuestra carta magna y no debiera ser motivo de inquisición por la CONAPRED (otro órgano parasitario de México). También la carta sirvió para demostrar a quien lo dude, que los cómicos de las carpas y los cómicos de las cámaras no son iguales, ya que nuestros diputados son peores, mas perversos y ventajosos, mas dañinos y costosos, mientras que los payasos de carpa son gratis, no nos cuestan ni un centavo y hasta pagan honradamente sus impuestos.

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