Don Antonio Gómez Robledo en su
libro “Meditaciones sobre la Justicia” pone énfasis en la enormidad de la tarea
del juez, equiparable a una función divina, que es la de impartir justicia. Nada
se compara a esta obligación de todas las sociedades modernas y antiguas que
recaen esa carga un puñado de hombres guiados por estrictas normas y códigos, para escudriñar
la conducta de los juzgados, encuadrándola dentro de las conductas que la ley
considera con méritos para ser castigadas, al final de esta interpretación de los
jueces depende la libertad, el patrimonio e incluso la vida de los que son
puestos en el banquillo de los acusados.
En ocasiones esa justicia es
inaceptable, como inaceptable nos resulta la sentencia que Zeus impuso a Prometeo por
habernos dado el fuego, fue condenado a soportar, encadenado, que un águila le
devorara el hígado, para que debido a su inmortalidad en unas horas este
volviera a crecer, y así volviera a ser devorado hasta el infinito por la insaciable ave;
Tampoco es aceptable la cruel condena a Sísifo que cegado por su astucia es
obligado a empujar una roca hasta la cima de una montaña de la que caerá, para
volver a ser empujada de nueva cuenta la cima y así, eternamente. Claro que esa justicia
no es la de los hombres, sino la de dioses caprichosos y desdeñosos de la
humanidad.
Cabría esperar que la justicia de
los hombres correspondiera al ideal romano de “Dar a cada uno lo suyo” pero por
desgracia, al igual que los caprichosos dioses del Olimpo, los mortales que
imparten justicia son también crueles y desdeñosos de sus semejantes,
frecuentemente fascinados por la divina tarea caen en la vanidad y la
superficialidad, ignorando la hondura de hacer justicia a cada uno, de dar a
cada uno con justeza lo que justamente cada uno merece.
Ese fue el caso de Genaro García
Luna, un hombre afortunado por la liviandad moral de sus poderosos aliados
políticos que lo encumbraron hasta rozar el mismo Cielo, nadie en el sistema de
justicia en México jamás tuvo tanto poder como este hombre y en lugar de
acometer sus obligaciones con cuidado, con piedad, con justeza, con sobriedad y
con mesura, fue simplemente un guasón que se dedicó a olfatear las cámaras y
las candilejas, para que su persona se convirtiera en una de las refulgentes estrellas
de nuestro firmamento frívolo.
La Sra. Florence Cassez fue una francesa
que se avecindó entre nosotros, atraída por la fragilidad de una sociedad
tolerante con los pillos, donde la policía destilaba corrupción y donde todo
México se extendía como la cueva de Alí Babá, llena de riquezas para quien
tuviera la osadía de extender la mano y tomarlas. Entonces la industria del
secuestro estaba en boga y ella en coparticipación con otros delincuentes se
dedicó alegremente a secuestrar, torturar y cobrar gruesas recompensas y así lo
seguiría haciendo si no fuera porque fue atrapada el 8 de diciembre del 2005.
De haber sido Genaro García Luna
un funcionario correcto habría dado cuenta de las diligencias conducentes de
inmediato y ahora nadie recordaría a Florence Cassez, pero ante la inminencia
del cambio presidencial salieron a relucir las cualidades histriónicas de
Genaro García Luna quien montó todo un "show" para el día siguiente en que
convocó a Loret de Mola para convertirse en héroe nacional al llevar a cabo, la
captura “en tiempo real” de una banda de secuestradores y liberar a las
víctimas. El 9 de diciembre seguido por las cámaras de Televisa condujeron
hasta un desolador paraje donde acometieron la toma de unas casuchas donde
encontraron a Florence Cassez y a los secuestrados, y así surgió la figura del héroe valiente y arriesgado, todo maravilloso pero, en realidad falso,
porque la captura no ocurrió el 9 de diciembre sino el día anterior, y todo lo
televisado no fue un acto real sino el capítulo de una telenovela escrita y dirigida por Genaro García
Luna, y todo para asegurar su chamba en el sexenio siguiente… y lo logró.
Felipe Calderón cubrió de honores
a este héroe de pies de barro, y cuando pidió el “Mando Unificado” es decir “el
mando total” de todas las policías de México, Felipe Calderón realizó el mayor esfuerzo
por otorgarle a este hombre todo el poder posible y no desistió de ello ni cuando
Genaro se mostró frívolo y amante de las pantallas de televisión, la SSP
incluso gastó parte de su presupuesto en una serie de televisión donde el
propio Genaro actuaba en la calidad del policía “más puro y limpio de México”.
Tampoco Felipe Calderón desestimó
a Genaro García Luna cuando las comedias que escenificaba se venían al suelo,
confundiendo a familiares del Chapo, atribuyéndose aprehensiones que eran obra
de otras fuerzas de la policía, pero siempre manteniendose a salvo bajo el
colchón de su cama en el bunker de la Secretaría de Seguridad Pública federal,
señalando a estudiantes como si fueran narcotraficantes. Solo participó para
detener a un pobre pastor protestante que armado con su biblia intentaba hacer que la
humanidad se retractara de sus pecados, en este caso excepcional Genaro García Luna
comandó personalmente a sus fuerzas en el aeropuerto de la ciudad de México.
El caso de Florence Cassez fue diferente al de los demás
casos, donde los acusados eran unos mexicanos sin consulados ni embajadas que
los defendieran. Los agentes franceses pronto se dieron cuenta del “show” escenográfico
que se escondía tras la acusación contra su conciudadana, y con calma al
principio acreditaron que la aprehensión no fue el 9 de diciembre como decían
los testigos y ofendidos, sino al menos el día 8 de diciembre y que lo transmitido
en televisión por el canal de las estrellas, no fue una aprehensión legítima
sino una escenificación con libreto, actores, guionistas y camarógrafos y llevando de locutor a Loret de Mola, por lo que así, poco
a poco, la comedia que llevó al estrellato a Genaro García Luna, también poco a poco se convirtió en la mayor pesadilla de la justicia mexicana.
El Juez de Distrito desestimó las evidencias de la
alteración de los hechos y de las pruebas, desestimó la falsedad en que
incurrió el Ministerio Público de la Federación y los agentes de las policías federales,
desestimó la falsedad de las declaraciones de los testigos y ofendidos pues
estos fueron obligados por Genaro García Luna a cambiar las fechas, pero por
ser personas honestas y probas terminaron diciendo la verdad, sí la verdad,
pero ahora era una verdad en contradicción con otras declaraciones. El caso es
que el Juez deseoso de no perder su chamba condenó el 27 de abril del 2008 a Florence
Marie Louise Cassez Crepin para que purgara 96 años en la cárcel. Una apelación posterior, resuelta por
magistrados piadosos redujo la condena a 60 años, algo casi, casi para celebrar,
eso fue el 3 de marzo del 2009.
Pero los franceses no estaban conformes, las
contradicciones del ingenioso Genaro García Luna crecían, pues no cesaba de inventar
nuevas evidencias contra Florence, todas
las cuales se sumaban haciendo una gigantesca bola de nieve que
desataría un alud montaña abajo con tantas contradicciones, falsedades evidentes,
testimonios prefabricados con el propósito de incriminar falsamente. Los
abogados de Cassez no daban crédito a tan fervorosa pasión suicida de García
Luna que enfebrecido en acusar falsamente perdió todo sentido de la realidad,
en tanto que los abogados del Ministerio Público y los magistrados del Tribunal
Unitario se convirtieron en su cómplices. La defensa no podía creer que fuera
posible que un solo hombre tuviera tanto poder y tanta estupidez al mismo
tiempo como el Secretario de Seguridad Pública.
2009 fue el mejor momento para México en el caso de
Florence Cassez, el Tribunal Unitario dicta la sentencia de 60 años contra
ella, el presidente de Francia acuerda con Felipe Calderón crear una comisión
que estudie posibles violaciones a los derechos humanos de la convicta, los
organismos defensores de las víctimas se oponen a la comisión; Francia solicita
que Cassez sea extraditada a Francia para que cumpla su sentencia y el presidente
Calderón, después de negociar todo lo que quiso, decide declinar la solicitud,
con ello inicia la tormenta en su contra.
La presión de Francia y las evidencias y declaraciones
de los periodistas que no le son leales a Genaro García Luna, terminan por
obligar literalmente a la PGR a reconocer que la aprehensión del 2005 fue un
montaje televisado, que la aprehensión realmente fue anterior. Con esta
evidencia Florence Cassez interpuso su juicio de amparo directo contra la
sentencia que la había condenado a 60 años, pero a pesar de las esperanzas bien fundadas, el juicio de amparo fue declarado
improcedente por el Tribunal Colegiado que lo conoció. Algo normal en este país.
En este punto se agotaron todas las instancias y las
relaciones entre México y Francia se van a pique, en Europa activistas como Jean
Luc Romero se lanzan contra México en una cruzada tal que la "Semana de México en Francia" se la dedica el gobierno francés a Florence Cassez, México se retira. Pero si bien para cualquier
mexicano ya no existían recursos que hacer valer después del fallo final del colegiado, la defensa de Cassez
se saca un recurso de la "manga" como si fuera un quinto "as", llamado “por inconstitucionalidad” ¿Acaso el amparo no fue por inconstitucionalidad?el caso es que fue una solución a la medida de nuestra huésped, justo cuando Francia ya acusaba a México en el mundo de denegación de justicia y amenazaba exhibir las miserias de nuestra justicia de opereta, el inédito "recurso por
inconstitucionalidad" fue admitido sin reservas, ni más ni menos que por la primer Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Sí Cassez fuera mexicana ese recurso seguiría inexistente. Al declarase competente la sala, “descubrió” después de seis años
la montaña de violaciones a los derechos humanos y al “debido proceso”, que no percibieron ni el Juez de Distrito, ni los magistrados del tribunal unitario, ni los magistrados del tribunal colegiado de circuito, entonces
se preparó la sala para decretar libertad plena a la sentenciada el mismo 21 de marzo del 2012, en plenas celebraciones por el natalicio de Benito Juárez, pero surgió una
contracampaña que enfrió la pasión justiciera de nuestra corte,
es cierto que querían liberar a la francesa, pero no al costo de arriesgar su chamba, después de todo no
era para tanto, así que mejor aplazaron.
Finalmente se fueron del gobierno Felipe Calderón,
Genaro García Luna y entonces sí estuvieron en posición de tratar de acomodar
las cosas, la propuesta era conceder la protección de la justicia federal ordenando
al Juez de Distrito que dictara otra sentencia pero ya sin tomar en cuenta los
testimonios contradictores de los testigos y ofendidos, así como tampoco las
declaraciones incriminadoras agregadas al proceso, pero en cuanto había
pronunciado su proyecto y viendo que el ministro Antonio Ortiz se pronunciaba
por la protección de amparo otorgando la protección plena y ordenado la
libertad lisa y llana, bueno con esa naturalidad de quien dura un año haciendo
una sentencia, la cambió en un segundo para decir, como digo lo que digo, digo
lo contrario y en ese acto cambia el sentido de sus sentencia dando libertad
plena, lo cual es votado por tres de los cinco ministros y Florence Cassez
abandona de inmediato la prisión y sube a un vuelo de Air France donde ya
estaba la fiesta en grande.
Con todo esto los mexicanos y nuestra justicia quedan
vituperadas no solo por Francia, sino por todo el mundo, los juristas
mexicanos, nuestros tribunales, nuestras obras de jurisprudencia quedan
reducidas a la indignidad, nuestra justicia queda como una opereta en que los
ministros bailan al son que les tocan, donde los funcionarios públicos
violentan las leyes, violan los derechos humanos, el proceso en sus elementos más
esenciales y ante cualquier presión internacional ceden, incluso queda en claro
que los que causaron todo este mal, en particular el ex Secretario de Seguridad
Pública que con su conducta falaz dio la causa eficiente para la libertad de
Florence Cassez, también quedará impune, los únicos por quienes nadie presta
atención son las víctimas de los secuestradores, las victimas de Florence
Cassez que la vieron salir como a una heroína. También estamos nosotros, el
pueblo de México, que no podemos recurrir a ningún consulado, ni a ninguna
embajada, que no tenemos a Francia para que nos respalde y que no disfrutamos
de los recursos jurídicos extraordinarios que la Suprema Corte de Justicia le
concedió a Florence Cassez, mexicanos al fin,,,,,, nos jodemos.