La idea de negarle a los jefes de estado la
posibilidad de recibir regalos o donativos de sus súbditos, o de los súbditos de
otros estados es una idea moderna, y además es contra natura pues los regalos y ofrendas
a los gobernantes no son solo exclusivos de Europa -De donde nos vienen
casi todas nuestras tradiciones políticas- sino que también vienen de oriente y
del continente africano. Tan natural era la costumbre que algunos recibían ofrendas dobles, como fue el caso de Cleopatra que recibía
obsequios no solo como reina de Egipto sino también por su cautivante belleza,
en ocasiones los reyes, cual si fueran plebeyos, rindieron pleitesía a un rey
superior, como fue el caso de aquellos tres reyes que llegaron a Belén para
honrar al niño en el pesebre. En Babilonia los
“Shahanshah” y los “Aryamehr” los exigían, pero fue en Europa donde los “presentes”
formaron parte del protocolo obligado de los diplomáticos ¿Y qué decir de América, donde Moctezuma
honró obsequiando a Cortés con bella pedrería y excelsos plumajes?
Fueron los norteamericanos, siempre tan
aguafiestas, los que acabaron con tan bonita tradición, o casi, porque hoy en
día un presidente norteamericano todavía puede recibir obsequios personales… a
condición de que no sobrepasen los 300 dólares y que les sean regalados por
otro jefe de estado, pues tampoco acepta regalitos de cualquiera. Los norteamericanos
con su democracia, libertad y tolerancia formalizaron a los glotones cabilderos y a los dispendiosos grupos de interés, pero les impusieron inscribirse como tales, decir cuánto pagaban y a quién le donaban, también cuanto recibían, cómo, cuándo, por qué y de quién. Nada es ilegal con nuestros bárbaros primos, pero todo el juego debe hacerse a la vista, sin cartas bajo la mesa y sin dados cargados. Para ellos -tan mercantilizados- las "mordidas" causan impuestos y son -of course- deducibles.
En México acostumbramos tomar las leyes de EEUU,
traducirlas y aclimatarlas
a nuestra idiosincrasia, es decir que las prostituimos, pues en el caso que nos
ocupa, si bien los cabilderos y los grupos de presión existen aquí como en todo
el mundo, aquí lo hacen a la sombra: Los regalos, donaciones y apoyos a los
funcionarios públicos están terminantemente prohibidos, son causales de destitución
e incluso están tipificados como delitos, pero eso no impide que sean tan
comunes en todo México como común es el esplendoroso sol que a todos nos
ilumina.
El tema viene a colación, simplemente
porque nuestro flamante presidente Enrique peña Nieto, dio a conocer a la
opinión pública su “Declaración Patrimonial Inicial” utilizando para ello a la mismísima página
de la presidencia, lo cual debemos reconocer como un acto de honestidad plausible.
Al hacer nuestro presidente pública su declaración, entendemos que es permitido
analizarla aunque sea tan superficialmente como lo permiten los propios datos
de dicha declaración.
En primer lugar debemos partir del
referente de que nuestro presidente nació en 1966 y que según su propia
declaración dentro del capítulo de “Experiencia laboral” solo indica tres "empleos" a partir de marzo del 2000, sin empresas propias, por lo que se inició en el trabajo a los 34 años de
edad, sin embargo en 1982, a los 16 años
compró una casa; En 1988, a los 22 años le obsequiaron un predio de 1,000
metros cuadrados y en 1989, a los 23 años, le obsequiaron otro predio pero este
de 24,000 metros cuadrados, de este período solo llama la atención, que el
número del Registro Público de la Propiedad (RPP) de la casa de 1982 es el de 1030744107000000, el cual es sospechosamente próximo
al de otro donativo, el del lote que le fue donado conforme al número de RPP 1030732603010000
del año 2009, es decir …. 27 años después!!!!
A partir de su incorporación a la fuerza
laboral, el entonces Secretario de Administración del gobierno del Estado de
México, adquirió por herencia un departamento en el 2001; En el 2005 (A tres
meses de tomar posesión como Gobernador del Estado de México) compró una casa
de 466 metros cuadrados de construcción dentro de un lote de 2,138 metros
cuadrados; El 8 de diciembre del 2009, durante su cuarto año como gobernador
recibió otra donación, ahora de un lote de 2,547 metros cuadrados y que ya antes
mencionamos como extrañamente cercano, en cuanto al número en el RPP, a la de
la casa que compró en 1982.
El 8 de diciembre del 2011, justo a unos
días de cumplir dos meses de haber entregado el gobierno del Estado a Eruviel Ávila
Villegas, Enrique Peña Nieto recibió tres donaciones: Dos casas, una de 150
metros cuadrados en un lote de 150 metros cuadrados, y otra de 338 metros cuadrados
en un lote de 338 metros cuadrados; Así como un lote de 58,657 metros cuadrados
y en cuanto a muebles en esa misma fecha recibió un lote de “obras de arte,
relojes y joyas” no precisadas, que se sumaron a otro lote de obras de arte que
heredó el 29 de mayo del 2007, fecha en la que precisamente compró otro lote de
relojes y joyas.
Salvo el lote que le fue donado en 2009
cuando era todavía gobernador, las restantes donaciones inmobiliarias que recibió
nuestro presidente son anteriores al 2000, es decir cuando todavía no trabajaba
y un paquete de tres donaciones inmobiliarias que recibió en el breve período
entre la conclusión de su encargo de gobernador y su registro como candidato
del PRI a la Presidencia de la República.
Cuatro donaciones, la del 8 de diciembre
del 2009 y las tres donaciones inmobiliarias del 8 de diciembre del 2011, amén de la de relojes y joyas, merecen al menos las siguientes aclaraciones: ¿Quién o quiénes fueron los
donantes? ¿Qué relación familiar guardan con nuestro actual Presidente de la República?
¿Por qué razón donaron cada uno de los bienes a Enrique Peña Nieto? Estas
preguntas deben ser contestadas a satisfacción, pues de otra manera quedará la
duda de que nuestro presidente recibe “donaciones” al momento o pactadas para formalizar
dos o tres meses después de que deje el encargo que ocupa y esta sombra de
duda, es en agravio no solo de la persona del presidente, sino en agravio de
todo México que sigue siendo considerado un país donde la corrupción y las
practicas contra la ley son el agua de uso común. ¿Acaso es mucho pedir?