“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que
se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de
sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se
va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas,
celestes y gualdas. Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un
trotecillo alegre, que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal.” El párrafo entrecomillado, es también el primer párrafo
del libro “Platero y yo” escrito por el poeta español Juan Ramón Jiménez, quien fue galardonado en 1956 como “Premio Nobel de la
Literatura”. El libro, es más allá de toda duda un hermoso poema en prosa, narra la vida de un
borrico, que dócil y confiado causa un profundo cariño en su amo y en sus amigos, relatando en pocas páginas la breve vida y
muerte del blanco pollino.
Ahora los burritos son curiosidades remotas para el citadino
y para el habitante del primer mundo, pero todavía son indispensables en las
regiones donde subsiste el subdesarrollo, pues desde que el ser humano los domesticó
(dudo que esto haya ocurrido realmente, pues son tan afines al ser humano que no los imagino hostiles, ni salvajes) han aliviado nuestras tareas, han aligerado nuestro trabajo y sin duda fueron el primer
motor de que la humanidad dispuso para su progreso. Creo que la gran limitación
para el desarrollo de las culturas precolombinas en América, fue la ausencia de
asnos en el continente, pues desde los límites del continente con el Ártico y hasta la Antártida y
desde el Pacífico hasta el Atlántico, no se han encontrado vestigios de ellos ni de sus antepasado inmediatos, pobres de los habitantes de este inmenso y rico territorio, sin la presencia de estos
dóciles y laboriosos orejones.
Por desgracia es la paradoja la que impera, pues al ser
tan fieles y serviciales al malicioso ser humano, este vio en sus cualidades
defectos, como el de la sumisión y el de las pocas luces, acaso porque ante la
desprendida utilidad de los borricos y ante la inigualable necedad de nuestra especie, muchos
prefirieron trabajar en compañía de estos laboriosos animalitos y acaso así descubrieron, que por mucho que se hablara con ellos y se les explicaran las cosas, jamás
cambiaban su forma de ser y de vivir, desde entonces a los borricos se les asocia con ser tontos, zonzos o como se
dice abiertamente: “Burros”.
Con todo lo anterior quiero manifestar mi aprecio por el rozno,
que ha sido fiel compañero y auxilio de la humanidad, siendo uno de los factores determinantes de nuestro progreso y que fueron nuestros aliados seguros en las buenas y en
las malas, pero porque así me lo exige este artículo y solo por ello, debo referirme a algunos especímenes
humanos, que en cuanto a luces y discernimiento simplemente rebuznan y claro
que ya habrá usted adivinado que me refiero en específico, a ese trío de jumentos que
son nuestros candidatos a la presidencia de la República: Los señores
Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y la señora Josefina Vázquez
Mota, quienes fueron favorecidos por algún demonio chocarrero, que hastiado de infligirnos
todo tipo de maldades, ahora nos ensarta a un seguro futuro presidente, que estará dotado con un cerebro tan lucido y cultivado como el del más hirsuto de los adoquines.
Del señor Enrique Peña Nieto todavía permanecen esos 10 minutos de parloteo infame, cuando fue incapaz de citar a tres libros y a su correspondientes autores, algo
increíble para cualquier ser humano que claro, no sea candidato presidencial mexicano; El otro ejemplar digno de comparación con el mexiquense es Andrés Manuel López Obrador, cuyo paso por el mundo de las letras
fue el inspirado Himno al PRI, pero que ante la misma pregunta sobre los tres
libros que marcaron su vida, se escapó -según él de la exhibición de sus
miserias- diciendo que solo lee la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos… El tercer caso es el de la Sra. Josefina Vázquez Mota, quien
confundió a Carlos Fuentes con Octavio Paz y le cambió el nombre a “La región mástransparente” por el de “La ciudad más transparente” y que para corresponder a un
inesperado gesto de Mario Vargas Llosa, lo confundió diciendo de él que es un “Premio Nobel de laPaz” cuando lo es, pero de la literatura, además sobre Mario Vargas Llosa solo una cosa es segura: Despierta todo tipo de conflictos, pero Paz de ninguna manera.
La ironía es que nuestro trío nacional de rucios, son además de analfabetas funcionales, grandes escritores: La señora tiene al menos dos libros, Peña Nieto fue precisamente
pillado cuando presentaba su libro en la Feria Internacional del Libro 2011 en Guadalajara y el tipo que se escuda diciendo que solo lee la constitución,
tiene al menos media docena de libros. Esto hace que junto con la ubicación del tesoro de
Moctezuma, México aporte a la enciclopedia “Aunque usted no lo crea” a un trio
rebuznante de pollinos, que a pesar de no leer nada, escriben con furia incontenible. Por desgracia, nuestros candidatos presidenciales carecen de
la simpatía de Platero o de cualquiera de su estirpe animal, tampoco poseen la
entrega sincera a la humanidad que estos dóciles cuatro patas han demostrado, pues incluso uno de ellos. llevó en su lomo al mismo Jesucristo, como lo recordamos cada Domingo de Ramos.
Por Antonio Limón López.