Se cree que prosperar es algo único del ser
humano, ya que el resto de los seres vivientes no prosperan para hacernos frente ya que somos su mayor amenaza, esa actitud de superioridad
absoluta no se justifica, pues tanto las bacterias como virus, están cambiando, no prosperan como nosotros, pero hacen algo mejor, cambian como lo han hecho siempre, se adaptan al entorno y cada día mejoran en nuestra contra.
Virus y bacterias son parte de nuestra historia, algo
malo, muy malo tuvimos de ellas y algo a la postre que los economistas dicen
que fue bueno. Incluso en una época que no se conocían las causas que las
provocaban se utilizaron como armas bioquímicas, al menos eso sabemos por la
historia del Khan Jani Beng, jefe de la “Horda de Oro” que fue la gran fuerza
de invasión mongola, y que llevó a Europa desde Oriente, la Peste Bubónica, al catapultar
en 1346 cuerpos de personas que habían muerto por la Peste Bubónica dentro de las murallas de Caffa, actual
Fedosia, la ciudad genovesa que controlaba el tráfico en el Mediterráneo. Las
bajas eran tales que el ejército mongol tuvo que huir, los habitantes de Caffa
también huyeron a Europa, que se contagió en 1347, perdió a una mitad de su
población, matando a 25 millones de habitantes, pero como los demógrafos
arqueológicos no se ponen de acuerdo, hay quienes dicen que fueron 50 millones.
La segunda vez que se utilizó la guerra biológica
fue en 1758, en territorios de lo que hoy es Estados Unidos, donde hicieron
gala los ingleses de su proverbial odio a los indios, en aquella época los “hombres
blancos y del Norte” fueron sitiados en Fort Pitt por los indios Delaware, que
se resistían a ser exterminados, cuando entonces Jeffrey Amhearst, General en
jefe que luego adquiría el grado de “Lord” por ser un asesino implacable de
indos, ordenó a sus militares repartir mantas y pañuelos entre los indios, como
muestra de buena fe, siendo todas antes utilizadas por pacientes infestados de
viruela. La peste se extendió entre los indígenas y terminaron por desaparecer,
quedando su nombre para una bonita ciudad y el nombre de su jefe, para
identificar un automóvil, el Pontiac.
En todas las demás ocasiones, las epidemias
llegaron por conexiones fortuitas, quienes las padecieron no fueron víctimas de
la premeditación de nadie, hasta la primera guerra Mundial, donde la guerra
biológica fue practicada febrilmente por los contendientes.
Las consecuencias económicas pasaron desapercibidas
entre los griegos y los romanos, pero respeto a la epidemia del siglo XIV, quienes sobrevivieron vivieron en una época de
gran prosperidad, pues los trabajadores agrícolas abandonaron los malos empleos
del campo y huyeron a la ciudad, donde se transformaron en obreros calificados
o en artistas, y en Italia, fueron pieza clave para el Renacimiento dando
sangre nueva a los artesanos y a los artistas, quienes se quedaron en el campo
obligaron a sus señores feudales a que les pagaran mejor, la muerte de padres y
otros familiares, favoreció que las herencias fueran más caudalosas, en fin,
que la ausencia de propietarios y mano de obra, dio un gran oportunidad a los
sobrevivientes.
La “Gripe española” que fue descubierta por los
médicos españoles y que estaba acabando con los soldados ingleses, franceses y
alemanes en la primera guerra mundial, su descubrimiento en lugar de
agradecerlo, recibió el castigo de llamar a la epidemia con el epíteto de
“española”, pues entre quienes fue descubierta, estaban demasiado ocupados
matándose. Después de esta epidemia que existió entre 1918 y 1920, coincidió
con los alegres veintes, período de gran riqueza en Europa y América, pero esa
riqueza estaba sustentada en las finanzas y el juego de la bolsa que acabó por
los suelos en 1929 con el “Crac de la Bolsa” o “Gran depresión” y el mundo
anduvo en la miseria, fue hasta la década de los años treinta en que Estados
Unidos logró salir, gracias a la opción de las medidas keynesianas, y luego siguió
la segunda Guerra Mundial, que fue como una epidemia, y a su final, el mundo
experimentó un gran progreso económico.
Por fortuna a otras epidemias modernas hemos
podido superarlas, tal es el caso de aquella que afectó a uno de los
principales alimentos humanos y que implicó un riesgo de transmisión animal a
humanos, la Fiebre de las Vacas Locas, ocasionadas por los misteriosos “priones”,
deben ser algo de los priistas, y luego otras epidemias como la enfermedad del sueño, la del Ebola, la
de Lassa, la de la Inmunodeficiencia Adquirida, el Sarampión, el SAR, el virus H1N1 que por cierto nos afectó de gran manera.
El caso es que,
con motivo de esta epidemia del Covid-19 el ministro de guerra de Israel
predice que el 70% de las personas serán contagiadas y morirán quienes sean
mayores de sesenta y cinco años o tengan una enfermedad crónica, será una
especie de limpieza a costa de los ancianos y personas enfermas ¿Qué surgirá de
esto? Lo primero es que hay que esperar que esa predicción sea falsa.
Los economistas están despreocupados por la muerte
humana, pero imaginado el peor escenario de muerte, siguen preocupados por el
futuro, es decir después del Coranovirus, dicen que o habrá prosperidad por la
reducción de los gastos que nuestra sociedad enfrenta hoy con los ancianos y
los enfermos crónicos, o la economía mundial estará dañada, por la falta de
nuevos estudiantes y escuelas, inventores, creadores, obreros calificados,
conexión entre industria y comercio, por la desconfianza, la falta de
capitales, los daños permanentes en instalaciones fabriles y comerciales, la
quiebra bancaria inevitable, los gobierno que ese impusieron gracias a medidas
despiadadas.
El otro final que se imaginan frente al
Covid-2019, es el de una sociedad que logra imponerse a esta pandemia,
siguiendo las simples recomendaciones médicas, y a la disciplina para llevarlas
a cabo, este es un gran sacrificio para nuestra sociedad adicta a su libertad.
En todo caso cambiaremos, pero las medidas simples de higiene aumentarán y serán
más rigurosas, aunque el problema del agua, y de los daños a la naturaleza seguirá, el internet será mucho más importante, las
televisoras y estaciones de radio sólo sobrevivirán si logran tener mejores
contenidos que los actuales, aumentará la producción, calidad y diversificación de libros, los jefes de estado propondrán presupuestos con mayores recursos para la salud y la educación, se formarán
grupos de inversionistas en mayor cantidad y con mayor responsabilidad, y los ciudadanos se liberarán de partidos enfermos como los mexicanos, todas
las empresas tendrán un sitio digital de mayor importancia. Para unos será un
paréntesis mortal en lo económico y para otros será una gran oportunidad para poner fin a males eternos o crónicos, como la simulación y su hija dilecta, la corrupción, esto siempre y cuando la libertad que tenemos no sea el precio a pagar.
En México, el momento es difícil pues
nuestra organización de gobierno,
sistema de salud, sistema de educación, de comunicación digital, de banca no
están preparados para auxiliar a la economía informal que es vital por ser la mitad de las personas que laboran. También la
capacidad de respuesta del gobierno es poca o inexistente, pues México ha sido
desde su creación, robado sistemáticamente y no tiene ahorro, salvo el que la
banca internacional lo ha obligado. Nuestra petróleo es más caro producirlo que
su precio de venta, y lo seguimos vendiendo, perdiendo con ello, en tanto las
lecciones de moralina barata siguen en Palacio Nacional, y esto también tiene que cambiar.
Por Antonio Limón López.
@antoniolimon
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