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LA TOMBOCRACIA

Andrés Manuel López Obrador ha saltado al olimpo del pensamiento político, justo al costado de Clístenes, Perícles, Aristóteles, John Locke, Alexis de Tocqueville, Benjamín Franklin, Thomas Paine quienes inventaron la Democracia, antigua y moderna, pero que ahora han sido superados por nuestro imaginativo filosofo que ha inventado en pleno siglo XXI y para el servicio de la humanidad, a la “tombolocracia”. 
En tanto que la vetusta y desgastada Democracia supone al poder como un derivado de la voluntad del pueblo; la tombolocracia lopezobradorista es el poder de la tómbola y para no poner o quitarle al revolucionario instrumento, me remito a la definición de la Wikipedia que a la letra dice: 
“Se denomina tómbola al juego de feria consistente en poseer todos los números en un cartón o papeleta previamente repartido que el dependiente, o feriante va cantando a modo de bingo. Después si resulta que posee todos los números en su papeleta, se recompensa al jugador con un regalo o premio, que suele ir, dependiendo del número de acumulaciones de puntos, desde peluches a objetos del hogar, pasando por bicicletas, pequeños electrodomésticos y juguetes varios.” 
Es el caso que Andrés Manuel López Obrador dueño de “Morena”, que es una especie de club o más bien, como ahora sabemos, de casino personal, que cobra al Erario nacional los privilegios de un partido político, decidió introducir a la farsa nacional un nuevo “método de designación” (como los leperos dirigentes partidistas denominan a las tácticas antidemocráticas puestas en la proa de nuestro sistema político). 
López Obrador, ha “designado” por el método de la tómbola a la mayor parte de los candidatos a diputados plurinominales de Morena. De los 200 posibles candidatos a diputado plurinominal, 134 fueron electos por tómbola y 66 por simple dedazo conferido a los más arrastrados o más generosos con la cartera. 

¿Pero por qué nuestro equinoccial líder utiliza la tómbola y no la simple Democracia? 
Sencillo, porque:


1.- Controla su casino político o partido “Morena”. Al ser electos los candidatos por tómbola, se asegura que los diputados que resulten electos, sean unos perfectos descerebrados, sin talento alguno para la política y que en todo caso, sean dóciles a la voz de mando del Pastor Andrés Manuel López Obrador;
2.- Acaba con la posibilidad de crear políticos capaces de oponerse a Andrés Manuel López Obrador dentro de su "chagarro" y llegar a “robarle el partido;
3.- Garantiza que en caso de ausencia, por razones de salud, ya quebrantada gravemente, el nuevo amo de Morena sea su sucesor e hijo menos aturdido, Andrés Manuel López Beltrán, “Andresito” un “junior” a quien sus amigos le dicen “El Pirruris” por sus gustos por la moda plutocrática;
4.- Cultiva una militancia ávida del “premio” de una candidatura por tómbola entre los débiles mentales, que de “otra forma no tendrían ninguna oportunidad de ser diputados” Tal y como lo dijo el propio Andrés Manuel López Obrador;
5.- Garantiza que nadie se le oponga como candidato de Morena y de las izquierdas tomboleras, en la elección presidencial del 2018;
6.- Acaba con los vestigios de meritocracia que pudieran subsistir en la política mexicana;
7.- Denigra aún más la política en México, cosa que parecía imposible hasta antes de la aparición de las tómbolas como método de elección de candidatos;
8.- Inspira a sus competidores, los sátrapas que dirigen a los restantes “partidos políticos” para que inventen nuevos métodos de designación de candidatos;
9.- Nos da más atole con el dedo; y,
10.- Nos demuestra mas allá de toda duda, y al mundo entero que los mexicanos somos una partida de babeantes imbéciles. 
Por Antonio Limón López.
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