"Para mí, tras revisar todo el conjunto de la revolución, creo que en cierto sentido la visión callista fue la que tuvo más éxito en el largo plazo. Madero fracasó y terminó en tragedia; los zapatistas sí tuvieron algunos logros con la reforma agraria, pero tuvieron que aceptar la autoridad de un Estado que no estaba en su preferencia, y el cardenismo tuvo muchos éxitos pero también muchos fracasos, y después, en los años cuarenta, generó rechazo. Pero el callismo, es decir, la formación de un Estado fuerte, con un partido hegemónico y mucho énfasis en la educación y en la formación de los mexicanos, considero que tuvo éxito aun después del destierro de Calles"
¿Pero cuánto de verdad existe en esta linda historia? Pues poco o muy, muy poco. Lo cierto es que la revolución mexicana, como todos los acontecimientos de México desde 1821 es obra de Estados Unidos de América y de nadie más. No es una casualidad que tanto Francisco Villa, como Carranza y Obregón vistieran como “rangers”, o que descaradamente vistieran los uniformes que sus amos norteamericanos les proporcionaran para hacer la revolución a su gusto.
No es de extrañar que Madero se refugiara en El Paso, Texas, con sus patrones los norteamericanos malquistados con Porfirio Díaz porque ratificó las concesiones petroleras que había entregado en su mayor parte a los ingleses y solo en una mínima proporción a los norteamericanos. Eso fue lo que originó la revolución mexicana y no la sarta de estupideces ideológicas y sociales a que se refiere Mr. Knight.
Es cierto, a Madero le importaba la democracia, pero a nadie más en México, por eso era un personaje cómico y nadie lo tomaba en serio, pero ocurrió que los norteamericanos decidieron utilizarlo como punta de lanza del movimiento que derrocaría a Porfirio Díaz e impondría a un presidente monigote que les diera las concesiones petroleras y ese monigote, creyeron los norteamericanos, que era el Sr. Madero.
Los norteamericanos apoyaron todos los movimientos contra Porfirio Díaz, apoyaron a Madero dejándolo ingresar a El Paso para evitar su detención y apoyaron en California a los magonistas para que se armaran y atacaran al gobierno de Díaz en Baja California, armaron y apertrecharon a todos los “revolucionarios” del tipo que fuera, pero en cuanto Porfirio Díaz renunció y Madero se consolidó como el triunfador metieron a la cárcel a Ricardo Flores Magón, simplemente ya no lo necesitaban, alegando que violaba la “ley de neutralidad” (!).
Los norteamericanos se hartaron de las matanzas sin razón que practicaba Francisco Villa y le dieron una gran cantidad de balas sin pólvora y entonces, Obregón lo derrotó sin mayor problema en Celaya, solo perdió un brazo. Las cosas hubieran terminado de maravilla para Carranza, pero los norteamericanos se cansaron y llegó la primer guerra mundial, así que en 1917 Estados Unidos entró a la gran guerra y dejó a los mexicanos a su suerte, cosa que aprovechó el multiasesino de Alvaro Obregón quien dio muerte a traición, conforme a su costumbre, a Francisco Villa, Emiliano Zapata y Venustiano Carranza, habría terminado matando a medio México, pero por fortuna le dieron una sopa de su propio chocolate y León Toral lo envió al infierno mientras comía rodeado de leperos en “La Bombilla”.
Así el pelele Plutarco Elías Calles se quedó con la presidencia, puso fin a la matanza de cristeros (era otra estrategia de del difuntito Obregón) por orden de los norteamericanos, que le ordenaron además creara “un partido en el cual metiera a todos los generales y les repartiera la riqueza nacional para contentarlos y pusiera a dedo a todos los presidentes”. Plutarco Elías Calles acató la voz del amo y fundó al Partido Nacional Revolucionario (nombre a imitación del "Partido Nacional" Socialista de los Trabajadores de Adolfo Hitler), impuso a cuatro peleles: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L Rodríguez y Lázaro Cárdenas del Río.
Pero los norteamericanos se cansaron de las tropelías de Abelardo L Rodríguez, que era un ciudadano norteamericano de Arizona y que atrajo a Calles por dos razones, porque era un excelente beisbolista y porque era un mafioso. En México encabezaba a la mafia norteamericana con casinos y destilerías de licor para exportar a Estados Unidos durante la prohibición, estos eran en realidad negocios de Plutarco Elías Calles por lo que los norteamericanos convencieron a Lázaro Cárdenas de que expulsara a Calles y que ellos lo apoyarían, así Calles terminó desterrado y con él su imperio mafioso. Cárdenas revocó todas las concesiones y permiso de casino y expropió los casinos de juego, para que el socialista Calles no recibiera ni un centavo.
Los norteamericanos aprovecharon al lacayo para que este expropiara el petróleo y creara una nacional, para que esta fuera en realidad proveedora exclusiva de Estados Unidos de América a precio reducido y controlado por los norteamericanos y Cárdenas, obvio, así lo hizo.
Esta es la verdadera historia de México y no el montón de mentiras que nos cuentan estos “historiadores” multipremiados que le dan a nuestra revolución el carácter de movimiento popular, cuando solo fue obra de nuestros poderosos vecinos para apropiarse de nuestro petróleo.
Por Antonio Limón López