El asunto sería una trivialidad, pero el grado extremo de cerrazón de Andrés Manuel López Obrador y de la multitud de sus irracionales seguidores conviertieron lo insignificante en grande, que no es lo mismo que grandioso.
José Luís Abarca candidato del PRD en 2012 a la alcaldía del municipio Iguala de la Independencia, en Guerrero, se tomó algunas fotografías con Andrés Manuel López Obrador a la sazón candidato de su partido a la presidencia de la república, algo lógico y natural que el popular tabasqueño concedió en cada pueblo, ranchería y capital que visitó, fueron miles de candidatos y muchos más vecinos los que se colocaron en el foco de la lente junto al de Macuspana. Algo lógico, natural, previsible y además necesario para cualquier candidato.
Dos años después, muchos de aquellos capturados para la eternidad en fotografías con López Obrador y él mismo han cambiado, Andrés Manuel en septiembre del 2012 abandonó al PRD al que favoreciera desde 1988, ahora tiene su propio partido político, Morena. José Luís Abarca que ganó la presidencia municipal aplastando a sus más cercanos rivales del PRI y del Verde (ni sumados sus votos le hubieran alcanzado a ganar) se convirtió en prófugo de la justicia, acusado de ordenar el secuestro y desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
En la red circuló una de aquellas fotografías, otra con Ángel Aguirre ahora gobernador con licencia definitiva, nada raro como ya se dijo, pero la primera reacción del creador de la “honestidad valiente” al saber de la divulgación de esas imágenes, fue la de atajar enfático: “No conozco al ciudadano presidente municipal de Iguala, ¿por qué buscan involucrarnos a todos? ¿Creen que todos somos iguales? somos la única oposición” (20 de octubre).
“El no conozco” de AMLO desató una tormenta de 8 días de furia entre los fieles al líder de Morena y sus detractores, por cierto digna de mejor causa, y esto ante el azoro de quienes sin filia alguna en este enredo, disfrutaron (disfrutamos) de la batalla campal en Twitter. Aquel zipizape estuvo de antología, se dieron hasta con la cubeta.
Los lopezobradorístas, cautivos de una fe ciega y por ende ingenua, imputaron de falsas, adulteradas y manipuladas a las susodichas fotografías, otros incluso manipularon las fotografías que ya circulaban y esto no cesaría, aun cuando las imágenes cual biblicos panes y peces, se multiplicaran.
Así el domingo 26 de octubre, en la manifestación Andrés Manuel López Obrador insistió, al tomar el micrófono en el momento estelar del evento: "Por suerte y para decepción de mis detractores, no conozco a José Luis Abarca", a partir de ese instante arreció la tormenta contra el imperturbable López Obrador, ya no eran una o dos las fotografías “incomodas” del líder carismático, sino varias, los especialistas en fotografías trucadas daban sus opiniones, los “expertos” seguidores de López Obrador aducían que eran más falsas que un billete de 3.5 pesos, en tanto que los “peritos” detractores aducían su autenticidad.
El 28 de octubre, “AMLO” ya era una tendencia de dos días en la red del pájaro azul, a las casi seis de la tarde, López Obrador lanzó un tuit retador “Están nerviosos porque propuse la renuncia de EPN. Se me lanzó Camacho, Manlio, Gamboa. Faltan Salinas y Fox. Pero la patria es primero”. Fue como arrojar gasolina a la hoguera.
Por Antonio Limón López
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