Ernesto Cordero y Gustavo Madero sí que han
hecho una elección interna diferente, no solo en comparación con las
simulaciones que hacen el PRI, el PRD y MORENA cuando tienen que “elegir” a sus
dirigentes nacionales, sino que también esta elección es diferente a todas las
llevadas a cabo dentro del PAN.
Hasta antes de la reforma del PAN en 2013, era
el Consejo Nacional en quien recaía esa responsabilidad, era la única verdadera
responsabilidad del Consejo Nacional, puesto que una vez que elegía al presidente
del partido, carecía de funciones. Si el electo quería reelegirse, debería
entonces cultivar al consejo para la reelección, en caso contrario podía enviarlo
a vegetar.
En la época en que se fundó el PAN, eran muy
caros o muy inseguros los medios de transporte en México, solo unos cuantos
podían viajar a la capital, verbigracia desde Baja California o Yucatán, y
tampoco existían los medios técnicos, ni los recursos económicos (el PAN hasta
1988 aceptó algunas prerrogativas) para poder celebrar una jornada nacional
electoral, ni existían los medios de comunicación adecuados para ese fin, así
que la elección indirecta, por medio del Consejo Nacional era la única opción posible.
Esa función del Consejo Nacional se
revocó en 2013, Gustavo Madero no confiaba en la imparcialidad del consejo, así que
para evitar perder la reelección, astutamente propició la elección directa, para
que cada panista votara al dirigente nacional. Madero sospechaba que Felipe
Calderón presionaría personalmente a cada consejero nacional para obligarlo a
votar en favor de Ernesto Cordero, así que no le quedaba más que cambiar las
reglas del juego y dejar al profundo desprecio que sentimos los panistas por
Felipe Calderón la decisión final.
La elección también es diferente en otros
sentidos, por ejemplo es la primera ocasión en que entre dos contendientes, los
panistas sabemos que ambos son profundamente enemigos de la democracia, aunque
la palabra democracia la repitan constantemente, pues ambos en su oportunidad
apoyaron los dedazos y las imposiciones tanto de Felipe Calderón como los que
en su oportunidad dio Gustavo Madero. El PAN de hoy es antidemocrático, dedocrático,
es igual que los restantes partidos mexicanos.
También es la primera elección en que ambos
contendientes son tildados recíprocamente de rateros, pues tanto el equipo de Gustavo
Madero está involucrado en prácticas corruptas como los “moches”, para aumentar
los presupuestos de los municipios que dieran la mordida respectiva, como el
equipo de Ernesto Cordero que está involucrado hasta las cachas en las raterías
de los calderonistas de la Secretaría de Gobernación, que entregaron permisos y
concesiones de casino a cambio de velices atascados de dinero, proporcionados por los generosos mafiosos que ahora las regentean.
Ambos candidatos deben sus carreras no a sus propios méritos sino a otros que los impulsaron, el caso de Ernesto Cordero es bastante obvio, pues es el muñeco guiñol de Felipe Calderón, incluso utiliza el mismo discurso que el expresidente utilizaba ANTES de ser presidente de la república, pues en cuanto lo fue hizo exactamente lo contrario y en esa época Cordero era cómplice de todas sus imposiciones y dedazos antidemocráticos.
El Caso de Gustavo Madero es en apariencia distinto, pero es en realidad mas de lo mismo, pues él debe su carrera política al parentesco con Francisco I Madero, el mártir de la democracia, de quien es su sobrino nieto, y fue por esta relación familiar, como es normal en el PAN, que el partido lo postulara repetidamente en candidaturas "pluris" a pesar de ser una nulidad como legislador. Gustavo Madero, como Ernesto Cordero, apoyó los dedazos y las imposiciones de Calderón. Durante su gestión como presidente del partido, Gustavo Madero hizo lo mismo que Felipe Calderón, impuso a sus amigos y cómplices. De madero hay que decir que a pesar del parentesco con el líder de la revolución de 1910, por su conducta política mas bien parece hijo de Victoriano Huerta.
Además de la indignidad personal de ambos
candidatos del PAN y de su nula relación con la actitud ética y la posición política
de los fundadores, el propio panismo de hoy es distinto al de los fundadores,
ahora el PAN está dominado por una generación de acomodaticios trepadores o de
francos traidores a la doctrina del PAN. Esta es quizás la mayor y más degradante
metamorfosis política ocurrida en México desde 1821, por desgracia es más que
lamentable, pues el PAN fue, en su fundación, la única esperanza de justicia para los mexicanos, el único bastión
de rectitud, el único partido democrático y la única esperanza de democracia
para México.