Después de ser el partido gobernante, el PAN perdió
las elecciones y se convirtió de golpe en uno de los coleros, para mayor duelo con la derrota se consolida la deshonra, pues ahora los panistas estamos manchados por la traición a todo lo que pretendió encarnar nuestro partido. El
panismo representaba en el imaginario colectivo a los hombres probos y dignos,
que por patriotismo y sin interés practico alguno, luchaban por México, pero esa
hermosa imagen ahora se fue al caño, pues los panistas resultamos ser tan
inescrupulosos y adictos al nepotismo y a lo ajeno como cualquier otro vividor político;
Por desgracia también hicimos transitar por la misma vía sanitaria la imagen de
demócratas, pues nos solazamos con las peores prácticas antidemocráticas mexicanas,
la de los “dedazos”, las “imposiciones”, las “candidaturas de unidad”, también
con la disciplina perruna, irracional, descerebrada e irreflexiva que se
enalteció como “suprema virtud del militante” y todo para entregar el poder a
una estirpe de trepadores y mentecatos que por cierto… perdieron las elecciones.
Tanto poder a tanto indigno para tan poca cosa, ofende, pero dentro del desastre, al menos los panistas vemos ahora a nuestro
sepulturero el Presidente Felipe Calderón, recoger lo que pueda llevarse de la
mansión de Los Pinos, se va sin gloria, sin haberse ganado el respeto de nadie
y seguro que nadie va a recordar con nostalgia su gobierno, excepto sus amigos
y familiares quienes ellos sí, tuvieron de todo, se enriquecieron y se treparon a cuanta canonjía o privilegio hubo,
tampoco sus “logros” macroeconómicos despiertan entusiasmo de nadie excepto del feliz gobernador del Banco de México, uno de sus amigos del alma.
Felipe Calderón impuso el control del gobierno sobre su partido y substituyó a los panistas por una legión
de oportunistas codiciosos con una nula cultura política, asentó la
antidemocracia dentro del partido que alguna vez se distinguió por sus convenciones
democráticas y otorgó privilegios inmensos a su familia y amigos, se apoderó de
la voluntad de los consejeros nacionales y del comité ejecutivo nacional del
PAN, donde pudo impuso en las candidaturas de lista y plurinominales a sus cómplices
y parientes y esto lo hizo sin el menor pudor, sin vergüenza, sin mas respeto que a su capricho.
El PAN que sobrevivió al 1 de julio, es un
remedo de partido político, un barco sin brújula, una roca que se hunde, una
bandera sin asta en la tempestad, un faro sin acantilado, una universidad de la
falsificación, un tribunal de la injusticia y la intolerancia, un libro de buenas
razones kafkianas, en suma el ejemplo perfecto para descartar, para omitir,
para no seguir, y sin embargo todavía quedan panistas que intentaron todo por
conservarlo democrático y limpio, no lo lograron pues es imposible
vencer desde la pura idealidad a los facinerosos premiados con el oro de la
República, fueron perseguidos, ignorados y hasta objeto de burlas, pero ahí siguen
en su brega de dignidad, haciendo innecesaria la condición bíblica de encontrar tres
justos para salvarlo, por fortuna en el PAN hay miles de panistas justos y
dignos!
De cualquier manera, el tiempo y las opciones para
el PAN son pocas: Una opción es que Felipe Calderón se apropie del partido, lo
cual equivaldría a darle un impío tiro de gracia; La otra opción es
precisamente la contraria, la de que el PAN se deslinde de los seis años de
oprobio del calderonato, que exija a los familiares y amigos de Calderón que
renuncien a sus privilegios políticos, diputaciones y senadurías, para a partir
de este deslinde purificar al partido y reorganizarlo bajo los principios de una
vida democrática interna total, bajo el principio de igualdad absoluta de todos
y cada uno de los panistas y así borrar de un tajo la infamante clasificación de “panistas
distinguidos”.
Las tareas son muy precisas, el PAN que
sobreviviría y que por ende debe reconstituirse es el que se abre a la
sociedad, que permite a todos los que lo soliciten su incorporación al partido como
militantes activos sin trampas y sin cortapisas, esto terminará con el actual “padrón
cerrado” que solo sirve para que los que se encuentren adentro del partido se conviertan
en pandilleros y de entre estos, los peores de todos en sus dueños; La segunda tarea es convertir al partido en un órgano
democrático, en el cual cada candidatura se gane limpiamente en asambleas democráticas o en
votaciones nacionales donde todos los panistas puedan elegir candidatos o
funcionarios del partido o votar las reformas de sus estatutos, es cierto que
esto es dejar al partido en manos de sus militantes, pero eso es precisamente
lo que debe ser el PAN, un partido en manos de sus militantes y no en las manos
de un pillo y de un puñado de aprovechados mafiosos.
El partido que mejor representa la ética del
pueblo es el que se hace con el pueblo, por ello un PAN igualitario, meritocrático
y democrático, será selectivo en lo ético, en lo intelectual, tendrá una
infinita capacidad de reorganización, cambiará como cambie la nación, asimilará sin
dificultades a los jóvenes y a las ideas que la sociedad discuta, pero tendrá siempre
el poder del discernimiento que dan las experiencias malas y buenas, las
grandes ideas inspiradoras del panismo, será un barco seguro, un faro guía en
el lugar ideal, una bandera fuertemente implantada en nuestro suelo, un
conceptuoso libro de principios y de fines, una universidad de las mejores
ciencias y artes de la política, en suma será el ejemplo a seguir.
En lo exterior el PAN debe tomar las posturas
del pasado: Federalismo político y fiscal; Democratización de los partidos
políticos y hacer una nueva propuesta: La organización del Estado a partir de que cada
función sea desempeñada en concurrencia por dos o más entidades en férrea competencia
entre sí, para que la sociedad se beneficie con autoridades que permanentemente
se esfuercen en mejorar, bajo la pena de ser superadas por otras y después los
funcionarios substituido por otros más competentes. Es cierto que la
reorganización darwiniana del estado, es por el momento una teoría en proceso
de convertirse en todo un plan de gobierno, acorde a nuestras ingentes
necesidades de justicia, desarrollo, competitividad y oportunidades, pero sus
principios son acordes y no vulneran al eje y piedra de sustento de toda la estructura política y de valores panistas que es la persona y su dignidad.
La única buena noticia antes de todo, es que los
partidos contra los cuales se enfrenta el PAN adolecen de los mismos males,
cada uno de ellos tiene a su “felipecalderón”, ávido de poder, de privilegios,
que se desliza como “mosquita muerta”, cada uno de los partidos adversarios al PAN es igualmente antidemocrático y esa es la única ventaja, ventaja muy grande, por cierto. Finalmente esta experiencia nos debe recordar que el
camino recto es difícil y duro de recorrer, pero que es más difícil de retomarlo cuando lo abandonamos, pues cada abandono es por razones indignas y degradantes.
Por Antonio Limón López