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CÁRDENAS HA MUERTO




 (Artículo publicado por Germán Martínez Cázares, ex presidente nacional del PAN durante el gobierno de Felipe Calderón, en el Periódico Reforma del lunes 4 de agosto 2014, cuando se aprobó la Reforma Energética y los perredistas hicieron un acto donde metafóricamente había muerto Lázaro Cárdenas y la "Expropiación Petrolera". Ahora en 2018 Andrés Manuel López Obrador, supuesto admirador de Lázaro Cárdenas nombró a Germán Martínez Cázares como Director General del IMSS, para fungir como tal a partir del 1 de diciembre. Por la ironía y desmemoria nacional, publico este artículo.) 

Un funeral. Con asombroso tino los diputados perredistas organizaron en el Palacio Legislativo unas pompas fúnebres por la muerte de Lázaro Cárdenas. ¡Acierto total! Efectivamente la reforma energética “lo mató”; y ojalá, su obra, jamás resucite.

Aunque sea difícil entenderlo por tantos años de culto público, biografías acríticas y fanatismo político, el general Cárdenas representa muchas de las causas del atraso del país. La reforma energética intenta reparar una de ellas. Verdadera hazaña derribarlo de su pedestal mitológico. El logro es del presidente Peña, pero también, y en gran medida, de la oposición socialmente útil del PAN.

Al terminar el derramamiento de sangre de la Revolución Mexicana, el michoacano Cárdenas advirtió que al “conducir la comprensión” de la Revolución, “conduciría” también los destinos del país.

Cárdenas forjó una memoria de la Revolución para legitimar sus actos de gobierno; y con ese legado, comenzó una tarea de falsificación de la vida pública donde confundió, en armoniosa complicidad, al “Estado”, “la revolución”, “el partido” y “el gobierno”. Esa mezcolanza le permitió el usufructo nacionalista del poder político en México, donde desde la cúspide de la pirámide gobernó el deseo personal de un rey sexenal todopoderoso. ¿División de poderes? ¿Democracia? ¿Estado de Derecho? No. Presidencialismo puro y duro.

Precisamente el acto de la expropiación petrolera de 1938 significó la consolidación de esa cultura estatizadora, colectivista y presidencialista sembrada con fervor por Cárdenas, causa originaria del despilfarro en Pemex en nombre del pueblo.

En muchas ocasiones Cárdenas mostró desprecio por la propiedad privada, y en sus discursos oficiales se escuchó “la socialización de medios de producción” y “la progresiva nacionalización de la industria”. Esa cantaleta la enterró la reforma energética.

“La intervención del Estado ha de ser cada vez mayor, cada vez más frecuente y cada vez más a fondo”, sostuvo don Lázaro en su protesta presidencial, y sus aventuras populistas acabaron en rotundo fracaso; como el “reparto agrario”, donde la burocracia estatal asfixió al campo, encumbró a líderes sin productividad, y sujetó a los campesinos al control político del PRI, su tarea era votar o aplaudir, y esperar el soborno gubernamental antes que la cosecha.

La corrupción sindical en Pemex se incubó por esa cultura gremial, donde se afiliaba obligatoriamente a los trabajadores al partido oficial a cambio de impunidad, y Cárdenas comenzó ese corporativismo al refundar al partido de la Revolución y organizarlo con sus famosos sectores campesino, obrero, burocrático y hasta militar. La CTM y la CNC son ejemplos claros de esa patología cardenista.

¿Qué son los pasivos laborales de Pemex o CFE, sino inercias y herencias de una cultura clientelar cardenista, donde la responsabilidad financiera importa un comino? Cualquier semblanza medianamente objetiva del presidente Cárdenas informa que sus programas sociales -incluidos regalos de dinero en efectivo, vacas, máquinas de coser, molinos de nixtamal, etcétera- se sostuvieron con el sobregiro del Banco de México y desataron la inflación. El paternalismo de Cárdenas no parecía entender de rendición de cuentas. Mucho menos de respeto a la aritmética elemental del mercado.

“Nunca he negado mi simpatía por los comunistas”, dejó asentado en su Diario. La reforma energética abierta a la inversión privada en petróleo y electricidad es un compromiso con la libertad que siempre negó el comunismo. No extraña que Cárdenas y el dictador Fidel Castro hayan comido algún día en el mismo plato.

Divinizar a Cárdenas le costó mucho al país. El régimen priista poco a poco se alejó de su pasado. El PAN le dio una victoria al futuro y a la modernización. La izquierda, huérfana de su Tata Lázaro, ¿por qué no propone expropiar los medios de producción, reanudar la lucha de clases y colectivizar los esfuerzos laborales? Hay conceptos políticos repugnantes, y difuntos que apestan.


Germán Martínez Cázares

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