Hasta para morir se necesita
cierta gracia o mejor dicho: dignidad. Precisamente por dignad fue que Sócrates
se sometió al fallo del jurado que lo condenó a muerte, a pesar de que le
abrieron las puertas de la prisión para una fuga que todos querían, pero que el
gran educador consideró indigna. En el Japón, el sentimiento del honor se
encuentra tan profundamente arraigado, que aquellos que lo pierden deben poner
fin a su vida con el Harakiri, los
mismos japoneses durante la Segunda Guerra Mundial prefirieron la muerte con
sus ataques Kamikazes y Banzai a la indignidad de la derrota. En
otras partes del mundo, pueblos enteros ofrecieron una resistencia heroica en
aras de conservar su dignidad y prefirieron la muerte antes que rendirse, como
en Masada, La Rochelle y la gran Tenochtitlán.
Claro que no es lo mismo los
orgullosos aztecas de 1521 que los calculadores “héroes” civiles de la ciudad
de México en este siglo, las diferencias son abismales, al punto que pareciera
que no existe entre ambos ningún nexo. Los mexicanos de hoy solo quieren honores
y dinero.
En 1990, una serie de grandes
reformas constitucionales y legales crearon al Instituto Federal Electoral (IFE),
dirigido entonces por consejeros comprometidos con el deseo de los mexicanos
por acceder a la democracia. A partir de esta fecha se inició un período de
gran optimismo democrático, el PAN y el PRD, partidos opositores lograron
diversos triunfos electorales que les fueron reconocidos, el IFE actuó con
imparcialidad. Por fin parecía que México andaría por el camino de la democracia
y de la certidumbre legal, sin embargo esto no fue así. De manera impensada
ocurrió un alianza antidemocrática entre el PRI, que representaba al estado
antidemocrático y el PAN y el PRD que representaban a los partidos opositores, que
se coludieron para crear condiciones de seguridad para los partidos políticos y
sus cúpulas directivas, contra el embate de sus militantes.
El IFE se transformó
paulatinamente en un cómplice de los partidos políticos, quienes de manera cínica
desarrollaron prácticas contrarias a la democracia: en primer lugar los
dirigentes de los partidos impusieron candidatos mediante la “designación” o "dedazo" en el lenguaje popular, esta
práctica fue tolerada por el instituto federal electoral y mediante ella las cúpulas
mafiosas de los partidos se consolidaron a salvo de los militantes de los
partidos, también toleró con simples multas las graves violaciones a los procesos electorales
de los partidos y en poco tiempo se degradó la política en México, pues la
sociedad volvió al estado de escepticismo y de agravio previo a 1990.
A cambio los consejeros del
IFE, aumentaron sus sueldos y prestaciones económicas. Hoy se distingue el
primer IFE, nacido en 1990, como el órgano del cambio, pero que fue abortado en
2007 por la coalición PAN, PRI y PRD para dar nacimiento a un segundo IFE, un órgano
que nació bastardo, ya no de una exigencia nacional de democracia, sino como
consecuencia de los acuerdos de intereses mezquinos de los tres grandes
partidos, que acordaron aumentar los presupuestos para los partidos, impedir a
los militantes acceso a los puestos de dirigencia de los partidos y
candidaturas de primera importancia, dejando todo esto en manos de la
dirigencia de los partidos, y dándole el lugar de cancerbero al IFE, quien además
debió aprobar las convocatorias amañadas y legitimar todos los acuerdos
mafiosos de las cúpulas partidistas contra sus militantes.
A partir de 2007, el nuevo IFE
se comportó como una prostituta, y de esa misma manera se comportaron sus
consejeros. Tanta indignidad no le dio ninguna inmunidad al órgano electoral, finalmente
los dirigentes de los partidos se aburrieron de él, y consideraron que era mucho dinero para esos
consejeros, por lo que decidieron formar otro IFE, pero ahora con el nombre de
Instituto Nacional de Elecciones (INE), que al fundarse de nueva cuenta, les
permitiría a los tres grandes partidos nombrar, mediante un proceso de
engañabobos, a los nuevos consejeros y en consecuencia, nombrar a amigos a los
que les deben favores los actuales líderes de los partidos.
En
México nada cambia, pero la basura va y viene. En sus horas finales, cuando la
muerte del IFE ya había sido decretada, sus consejeros se pusieron a criticar
la reforma asesina y que los mandaría a la calle. Tuvieron que esperarse a que
les dieran un puntapié, para entonces darse cuenta que sus años de farsa llegaron
a su fin con la muerte del IFE. No es que los nuevos consejeros del INE sean
mejores que los últimos consejeros del IFE, pero al menos son nuevos y pueden
aprender de la experiencia ajena, precisamente de la experiencia de los consejeros
del IFE: Que a las putas nadie las respeta y que pronto aburren.