La ciudad de Ensenada, la Atenas de Baja California, nuestra cenicienta,
la perla del pacífico se suma a las víctimas de nuestro centralismo. El pasado
28 de diciembre, durante la madrugada un sismo provocó el deslizamiento de
aproximadamente 100 metros de la “Autopista escénica Tijuana Ensenada” a la
altura del kilómetro 93. Milagrosamente no hubo pérdida de vidas.
Desde que inició su construcción en 1960, hasta su inauguración el 25
de Abril de 1967 y desde entonces hasta la fecha, la autopista ha sido de “cuota”,
por lo que conservadoramente son miles de millones de pesos los que han pagado
los ensenadenses y sus visitantes. También desde su construcción se detectó que
entre los kilómetros 93 y 104, la carretera es cortada por la falla geológica de
San Andrés. Incluso durante la inauguración de la “Carretera Transpeninsular” a
finales de 1970, la comitiva que encabezaba el entonces presidente Luis
Echeverría Álvarez, percibió un derrumbe cuando pasaba por el kilómetro 94, en esa ocasión el flamante jefe de estado casi se infarta del susto.
Para nadie en Baja California es una sorpresa que ese tramo es un
bomba de tiempo, donde constantemente hay sismos y hundimientos, de hecho CAPUFE (órgano parasitario del gobierno federal, a cargo del cobro de cuotas a
los usuarios de la carretera) tiene una cuadrilla permanentemente en el lugar,
dedicada a ponerle parches a la cinta asfáltica, y es normal encontrarnos con
cortes de la carretera que ocasionan grandes golpes a los vehículos que por
ella transitan. Es normal ver los “conos anaranjados” indicando que se realizan labores en
la carretera, justo en la falla que coincide con un acantilado muy elevado sobre el
nivel del mar y al borde.
En estos 47 años el Gobierno federal ha cobrado por el uso de la
autopista, como ya decíamos miles de millones de pesos, que han ido a la Ciudad
de México para alimentar a nuestra burocracia federal, con ese dinero se pagan a
senadores traidores pues representan los intereses de la capital y no los de los estados y a diputados federales parásitos. Esos miles de millones de
los ensenadenses se destinan a sostener a partidos sectarios y dirigidos por políticos
indignos y con ese mismo dinero se alimenta a periodistas y a una clase
política corrupta y apática enemiga del federalismo que nos cuesta formidables cantidades de
dinero a los bajacalifornianos.
Hoy Ensenada está casi incomunicada, el turismo se ahuyentó,
sabedor que el gobierno federal corrupto e ineficiente va a actuar mal y a destiempo,
ya se anuncian en los noticieros norteamericanos asaltos a turistas que utilicen las vías
alternas, ya que están en condiciones deplorables y fueron trazadas para
desalentar a sus usuarios y con ello favorecer el uso de la autopista de cuota.
Desde su inauguración el gobierno federal se concretó a hacerle parches a la autopista y a cobrar altas cuotas en las casetas de cobro a cargo de CAPUFE. La
autopista es otra mina de oro de Baja California para engordar al centralismo
despótico que padecemos. En 1967 se dijo "Sólo se cobrará mientras se recupera la inversión".
Desde siempre se sabe que éste deslizamiento y otras contingencias peores sucederían sobre la carretera, si
no se tomaba la solución correcta, pero esta solución implicaba un alto costo en
dinero, como hacer un puente colgante de más de 150 metros de
largo o desviar la carretera para unirla a la libre. Ambas soluciones eran costosas y la federación optó por no hacer nada, su filosofía fue "Sí a final de cuentas ocurre una desgracia y se muere alguien, pues ni modo, ya le tocaría". Ahora "ahogado el niño" y por fortuna sin necesidad de sepultar a nadie, la federación tendrá que hacer alguna reparación, escogerá la peor y la pagaremos los usuarios, CAPUFE instalará otra caseta y aumentará el costo de su expolio.
En tanto, no faltan los vasallos intelectuales del centralismo
mexicano, que se la pasan vociferando que los gobernadores y los
alcaldes son unos rateros, y que las autoridades federales son honestas,
rectas, cabales y ejemplares. Es obvio que lo dicen porque viven del chayote y
del embute, ellos tienen nombre y apellido, son Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín,
Carlos Elizondo Serra Meyer, Leo Zuckermann, los panistas traidores al federalismo que ahora
hacen legión, los priistas que desde siempre han sido enemigos jurados del
federalismo y los locutores del duopolio televisivo mexicano, que hacen un gran negocio injuriando a los estados y apologizando a la "federación".
Si Ensenada no estuviera amordazada por el partidismo sectario que
padecemos, seguramente que exigiría a voz en cuello que se le retribuyan los
miles de millones de pesos y dólares que le han robado desde 1967. Exigiría una obra de ingeniería digna de esta ciudad, orgullo de Baja California, pero lamentable ejemplo de la miserable situación de postración que padecen los municipios de
México, sin dinero, sin recursos y viviendo de rodillas ante las díscolas y rateras autoridades
centrales, que solo se dedican al expolio sistemático de los estados y municipios más prósperos y esforzados de este país, cuyo pueblo ha sido educado para suplicar y mendigar.