Sea la hambruna, la guerra o la
injusticia, los terremotos, las marejadas o cualquiera de todas o todas las
desgracias juntas, incluida la pobreza, la ignorancia o las epidemias, todas se
multiplican siniestramente por un multiplicador común: los niños, nuestros
niños, o los niños de los otros, pero siempre niños. En 1993una fuerte tormenta
azotó a Tijuana, la ciudad no estaba preparada, en una cuantas horas
desaparecieron colonias enteras, vialidades, se deslavaron cerros, se inundó
toda la parte baja y se perdieron muchas vidas esa noche del 6 de enero y
madrugada del día siguiente, primero murieron los más desprotegidos: los
ancianos que no pudieron sostenerse ante el empuje de las aguas, también
personas pobres que se habían asentado en el cauce de arroyos secos por muchos
años, pero recuerdo que entre la primera lista de personas desaparecidas
sobresalía la cantidad de … niños, si de niños arrebatados de su hogar por las
corrientes y al final, cuando se concluyó con el recuento final, los nombres de
las últimas víctimas, eran también de niños.
Mientras los líderes de la Unión
europea discutían interminablemente si intervenía o no en la guerra de los
Balcanes, decenas de francotiradores fríamente disparaban contra todo el que
pasara por enfrente de su mira, la mayoría madres que lo desafiaban todo por
llegar al mercado por alimentos o niños
que ya habían perdido a sus padres, era una “limpieza étnica”. Entre las
fotografías que reviven el holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial,
existen algunas con los rostros sorprendidos e intrigados de niños que levantan
sus brazos.
He visto también el video de una niña
japonesa que temblando de miedo y frío ante un norteamericano da pequeños
sorbos a una taza de chocolate, la memoria de nuestra modernidad no puede
olvidar, gracias al testimonio fotográfico, las imágenes de unos niños
corriendo hacia la cámara mientras huían del Napalm en Viet Nam.
La primera novela biográfica que leí
narraba la vida de un faraón niño, Tutankamon, que con la ingenuidad y la
pasión de su infancia se afanó por cambiar a su sociedad para morir siendo
niño. Como él otros niños fueron reyes sin saberlo, fueron la bandera de
ejércitos que los proclamaban mientras ellos se distraían haciendo juegos con
el oro y las piedras preciosas de su cetro, siendo simplemente inocentes niños.
Alejandro Magno fue Rey de Macedonia cuando apenas tenía 13 años.
Nos duelen esos niños uniformados que
saludaban a las banderas nazis en Alemania, ellos también fueron víctimas al
ser utilizados como instrumentos de la propaganda nazi, entre ellos estaba
Gunter Grass, el controvertido Premio Nobel de la literatura alemán, quién
recuerda esa parte de su vida con mal contenida indignación, eso niños murieron
en su mayoría cargando rifles en Berlín.
Si nos duelen esos niños utilizados
para todas las malas causas de los adultos, son utilizados en las favelas
brasileñas, como pandilleros, asaltantes, son enviados a “trabajar” mendigando
en todas las ciudades de nuestro país. En México el niño se encuentra en el
fondo de cualquier escala, salvo la demagógica, acaso los recordamos cuando son
manipulados ya sea para agredir a la sociedad, como en el caso de “El Ponchis”
el niño sicario, o cuando como ahora, un centenar son manipulados por
inescrupulosos que los utilizan para promover una agenda político-empresarial.
Veamos, a pesar de que los niños
puedan realizar actos infames, sea asesinar, robar, agredir no dejan de ser
niños y por ende fuertemente influenciables por la figura paterna, que bien
puede ser un perverso criminal, que los induzca a realizar actos abominables,
pero no es porque los niños sean perversos, sino porque son inducidos por
adultos maliciosos, eso se puede ver en mil escenarios, como la triste suerte de las niñas esclavas,
que primero pican piedra y después son vendidas, o como niños pidiendo dinero
en las calles, trabajando en condiciones insalubres, peligrosas, por salarios
ridículos que ni siquiera ven, porque son otros los que los cobran. Los niños
son simplemente inocentes, frente al mundo malicioso que los adultos hemos creado.
Con motivo de las elecciones
presidenciales del 2012 en México un grupo de poderosos empresarios mexicanos,
entre los que destaca Alberto Bailleres (Probable segundo hombre mas rico de
México), el Consejo de la Comunicación, la Universidad Anáhuac, Fundación
Televisa y otras empresas y organismo públicos descentralizados como la CFE,
realizaron el vídeo intitulado “Niños incómodos exigen a candidatos” aducen que
esto es producto de un supuesto movimiento popular y democrático, apoyado por
miles de personas cuyas voces son tomadas en cuenta, para hacer una agenda de
gobierno e imponerla al próximo presidente de México, pero aun suponiendo
que ni fuera un movimiento popular, ni
real, sino una simple estrategia de imposición, debemos admitir que es legítima,
pues todos debemos tratar de influir a nuestros gobernantes con los argumentos
que podamos y al alcance de nuestras posibilidades.Pero debemos exigir a
quienquiera que sea, que la forma de presionar a los candidatos no solo sea
legal y correcta, sino ética.
Es difícil presionar a los candidatos
pues ya entrados en la campaña electoral, ni con buenos argumentos escuchan; Tan grande es el
recurso de dinero del que disfrutan que prácticamente nadie puede llegar hasta
ellos e imponerles nada, pero parece que el C.
Alberto Bailleres no solo es osado, sino temerario, pues gracias a al
vídeo ya mencionado -donde sin escrúpulos utiliza a niños como carne de cañón
para expresar lo que sea que quiera expresar- saltó a dimensiones
de influencia mediáticas insólitas en internet, pues ha convertido a su movimiento en una gran influencia en plena campaña
electoral y lo hace impunemente, pues a pesar de que lo hace manipulado niños, ni a los organismos defensores de los
derechos humanos, ni a la Unicef les importa todo esto un vil cacahuate.
En realidad Bailleres y su movimiento impulsado con enromes cantidades d dinero, no es imaginativo, pues repite la línea pautada por los nazis, que formaron legiones de niños apoyando al
nazismo, al cual desconocían, pero servían, ya fuera por la convicción o el
miedo de sus padres, o por el sistema de fanatización de niños a través de la
escuela nazi. Por lo que fuera, los niños a final de cuentas se someten dócilmente a lo que
los adultos les pedimos.
No importa que las pretensiones
redentoras de los empresarios mexicanos sean buenas, pueden ser buenísimas, y no importa que carecieran
de segundas intenciones, eso no importa, lo relevante es que utilizaron niños
para impresionar a otros adultos. El éxito del video en comento, no son las ideas
que propone, ni los diálogos magistrales de los guionistas, no, pues el éxito radica
en que se utilizaron niños a sabiendas del efecto que sus presencias lograrán en nosotros los espectadores adultos. En caso de que esta práctica infame se acepte como legítima, se
va a volver popular en manos de los partidos políticos y los candidatos, en
poco tiempo vamos a ver vídeos actuados por niños pidiendo el voto por
determinados candidatos, vamos a ver la guerra de propaganda política sucia, actuada
por nuestros niños y eso ciertamente es rebajar más que nunca a México, pues
rebajaremos a nuestra infancia a la condición de mercenarios políticos, aunque
lo sean inconscientemente.
Por Antonio Limón López