La cultura ecológica esta en boga, precisamente en un mundo desconcertado, donde todos los valores relacionados con nuestro pasado reciente o remoto se encuentran en duda o en franco proceso de
descrédito, sin embargo la ecología es una preocupación común a todos a pesar de que existen voces que se levantan en su contra contra por razones de economía depredadora. A pesar del aprecio que despierta el entorno, de la enorme cantidad de
literatura que se escribe, de la gran cantidad de horas de educación impartidas sobre ella en todas las academias,
falta un eje central sobre el cual giren tanto los esfuerzos educativos, científicos, tecnológicos e industriales en el campo de la ecología.
Claro que existen leyes creadas en todos los estados del mundo, además todos los días se firman acuerdos
internacionales para proteger al
medio ambiente ante sus muchas amenazas y proteger a las especies vivientes, e incluso existen prevenciones para la
producción industrial, no solo en materias críticas como la energía nuclear,
sino en la agricultura, en el uso de energéticos y en la construcción de obras
de saneamiento frecuentes como el drenaje sanitario de nuestras ciudades y otras tan inusuales, como el manejo de ciertos desechos tóxicos o radioactivos, pero a pesar de esto, no se han proclamado todavía las leyes universales esenciales, para que todas las leyes, todas las regulaciones, todas las grandes tareas cumplan con ellas. Simplemente no existen.
La ausencia de estas leyes universales ocasiona que cada sociedad, cada empresa mercantil, cada estudiante, cada educador y cada persona elabore su
propio código de ética ecológica conforme a sus propias prioridades o a las prioridades de sus clientes, de sus socios, de sus súbditos, permite que
cada cual interprete libremente lo que entiende por los fines y los medios de lo “ecológico”, de manera que transitamos en esta tarea vital, pisando un
suelo pantanoso, donde no existen rocas firmes que podamos pisar firmemente y por ello es probable que algún día resbalemos.
Por lo expresado es necesario proponer esas leyes fundamentales, generales y universales sobre la Ecología, tan amplias que puedan aplicarse a todos los casos incluso a los ahora inimaginables, sin importar la época en que se viva y que al mismo tiempo, sean útiles para interpretar los casos precisos que pueda
haber:
LAS CINCO LEYES ECOLÓGICAS UNIVERSALES DEL PLANETA TIERRA
1.- La preservación del planeta Tierra, y la vida que habita
en él, son la mayor responsabilidad de la especie humana.
2.- El planeta Tierra es
un sistema ecológico de conservación, capaz de reutilizar y reciclar a sus
propios recursos naturales, no genera por sí mismo substancias que no puedan
ser reutilizada o recicladas de manera natural. Este sistema debe preservarse y
no debe modificarse de manera alguna.
3.- Deben conservarse por el ser humano sin deterioro o contaminación
alguna y en las condiciones en que los recibió, los siguientes Recursos naturales
fundamentales: Las aguas dulces o salobres del planeta, su ciclo natural dentro
de la biosfera, las corrientes marítimas, sus océanos y grandes mares
interiores; El aire o atmósfera gaseosa del planeta, así como sus corrientes;
El magnetismo y el espectro eléctrico del planeta; El clima; La superficie
terrestre, sus continentes, islas, los bosques, manglares y los demás
ecosistemas; Las especies naturales vivientes y el entorno del planeta Tierra, la
Luna y todo el Sistema Solar Planetario.
4.- Todos los bienes que produzca la humanidad, deben ser
reutilizados o reciclados hasta que sean capaces de incorporarse a los procesos de esa naturaleza propios del planeta, así también las obras humanas deben ejecutarse sin que
impliquen ningún peligro para los Recursos naturales fundamentales.
5.- Es responsabilidad de la humanidad en general y de las
sociedades e individuos en lo particular, que los bienes producidos
artificialmente para cualquier fin, sean manejados, almacenados, conservados,
distribuidos, reutilizados, reciclados o alojados sin que ocasionen ningún daño
irreparable a los Recursos naturales fundamentales. Por
lo que se tomarán siempre las medidas adecuadas para que se garantice la
protección o saneamiento de dichos recursos.
Por Antonio Limón López.