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El virus de la política.



Para el común de las personas no se ven, no se huelen, no se perciben ni por su peso, ni por su color, y solo sabemos de ellos por sus efectos, de manera diferente los hombres de ciencia que pueden verlos, pesarlos y apreciarlos por su color son fríos y ven a la distancia sus efectos, como deben hacerlo, pero nosotros que no somos hombres de ciencia, sentimos sus efectos y reaccionamos con pasión y con gravedad, en ese sentido todo se convierte en virus, ya sean las grandes enfermedades, las discusiones sobre la educación, la justicia, los dineros cada vez más escasos de nuestro gobierno, sus malas o buenas, pero raras y contradictorias decisiones, en suma los virus no solo son biológicos sino también sociales.

Hace mucho tiempo y puedo citar a 1824, en que dejamos a la política convertida en virus y por eso todas nuestras grandes decisiones están afectadas por la enfermedad, a eso debemos que entregamos más de la mitad de nuestro territorio en una guerra, que no fue guerra a Estados Unidos, pues solo fue entrega gratuita, ruin y bellaca de nuestros liberales, también entregamos a precio de regalo nuestro petróleo al mismo Estados Unidos quien fue el verdadero beneficiario de nuestra política petrolera, también fuimos a guerras idiotas, en especial la Revolución Mexicana, que fue guiada, sostenida e incluso proporciono los uniformes a todos los “revolucionarios”, con excepción de Emiliano Zapata, hasta recomendar la formación del partido único.

A ciegas hemos hecho política, y cuando logramos sacar al PRI del Palacio Nacional fue después de que Estados Unidos nos abandonó como director absoluto de nuestra “historia”, y por ende entró el PAN, que rápidamente se contaminó de la corrupción priista, luego volvió el PRI, y siguió el virus enfermo de la política mexicana, con discusiones absurdas y permitiendo lo peor, por fortuna volvimos a sacar al PRI y no dejar que llegara el emulo del PRI que es el PAN, entró López Obrador y siguió la política enferma en base a las mentiras, a la discusión inútil lateada sobre bases falsas, acusaciones falsas que se presentan entreveradas con verdades sueltas, plebiscitos arreglados, y virus que pululan en nuestra política que son el agar propicio para preservar a los virus sociales y a su expansión.

No existe labor de salud contra los virus sociales, pues la receta de Andrés Manuel López Obrador es electoral y por ende, política, da dinero a sus votantes, aumenta el centralismo, ahoga toda forma de democracia incluso en Morena, y miente descaradamente, por razones facciosas. En la otra esquina hacen lo mismo, exactamente lo mismo y cuando tuvieron el presupuesto de egreso, simplemente se lo robaron de mil maneras repugnantes.

Nuestra administración pública esta envirada, enferma, y en parte necrosada, pero funciona porque hay personas de bien en los niveles más bajos de la estructura de gobierno, funciona gracias al hombre que limpia honestamente la calle, al que trabaja a diario en la caseta de cobro, al odontólogo y al médico que dedica todo su esfuerzo por sus pacientes, a la enfermera, a la Secretaria de acuerdos, a quien paga sus impuestos, y en suma a todos aquellos que sufren la corrupción pero siguen laborando honestamente.

Ese virus enfermó a nuestros medios de comunicación, a nuestros altos tecnócratas, a nuestros inspectores, a los contratistas de la obra pública, a nuestros jueces, a nuestros magistrados y a toda la clase política, desde el regidor hasta el Presidente de la República, pasando por nuestros legisladores que son una especie despreciable.  Esa es la verdadera enfermedad de México, la simulación que permite todo lo anterior, sin que nadie lo vea.

Por desgracia no es un mal del pasado, sino del presente.

Por Antonio Limón López.

@antonio limon

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