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LA IMPUNIDAD DE LOS FISCALES.


Todos hemos oído la misma historia, historia que desgraciadamente es cierta. Todos los años sabemos que existe un número de  procesados penales que salen de prisión, y no porque hayan cumplido las sentencias dictadas por jueces federales o estatales, sino porque algún Juez a pesar de su manifiesta culpabilidad, les dictó una sentencia que los liberó, que los dejó en absoluta libertad.
Atrás queda una investigación que fructificó  para durar poco tiempo, pues por ella el acusado fue llevado a prisión y ocasionalmente duraría unos cinco días o un año si era muy grave el delito, hasta que otro Juez o el mismo, dictara una resolución liberatoria. Y todo acabaría bien, menos la Justicia.
En casi todos los casos, la historia queda ahí, alguien (inocente o culpable) pero el acusado liberado fue separado de su familia, alejado de su trabajo o negocio, cercenado por la acción penal de aquella vida en la que había vivido hasta entonces y ahora, por otra resolución judicial podría volver a ella, pero en la mayoría de los casos esto es imposible, pues no lo esperó su anterior pareja, sus hijos salieron del hogar paterno, el negocio desapareció, o el trabajo fue ocupado por otro, en suma una tragedia, pero no necesariamente en cada caso, existió justicia.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, se refirió a "esos casos de acusados que obtiene su libertad", diciendo que no seguirán los jueces que dictaron esas resoluciones que pusieron en libertad a las personas acusadas. El quince de febrero recién pasado, López Obrador dijo en su conferencia matutina:
“Y aquí aprovecho para enviar un mensaje respetuoso a los jueces y a los magistrados de los poderes judiciales, locales y federal. Se va a terminar también la corrupción en los juzgados, (…) . Estado de derecho.

Pero eso también significa que, con respeto a la autonomía de los poderes, tenemos que denunciar todos los actos de corrupción. Se va a acabar esa práctica de que se detiene a un delincuente y a los dos, tres días, cinco días, 10 días, sale de la cárcel, hasta riéndose, porque los soltó un juez del Poder Judicial, sea local o federal.

¿Y por qué lo soltó?

Y siempre la misma excusa, (…) de que estaba mal integrada la averiguación y que no pusieron bien la hora en que se le detuvo al delincuente y eso da pie a que lo dejen en libertad.

Eso es corrupción, (…) no vamos a tolerar la impunidad, que queremos vivir en un México con legalidad, en un México con justicia.

Y nadie en este país va a ser cómplice, (… ) y vamos a denunciar todos los hechos de corrupción.”

Y esto lo digo también para que se escuche lejos, (… ) que no hay ninguna posibilidad de tener influencias en el gobierno"

Sin embargo, con el debido respeto al Presidente yo tengo otros datos, la verdad es que los fiscales reciben estímulos por el número de consignaciones que hacen y no por la calidad de ellas, pues el solo consignar merece un premio económico. De manera que llevar pobres a prisión es mejor negocio que llevar personas ricas, pues pagan lo mismo, pero llevar a personas pudientes, adineradas ocasiona que las consignaciones sean deficientes y el delincuente poderoso y rico, seguramente saldrá de prisión más adelante. Los fiscales en la consignación se “arreglan” con los delincuentes, reciben su mordida, y también el premio por consignar más casos, aunque en poco tiempo, es sabido por todos, obtendrán su libertad.
Esa es la triste verdad.
El Presidente ha prometido investigar a los jueces, cosa que debe aplaudirse, pero en realidad mejor sería que investigará lo que ocurre dentro de la fiscalía federal y las fiscalías locales, en especial la de Gertz Manero, pues ahí es donde se construyen puentes de impunidad, donde son liberados los delincuentes que entregan dinero "y se puede", y donde hacen “acusaciones débiles” a buen precio, con la promesa de que en poco tiempo los delincuentes obtendrán  su libertad.
Lo irrisorio del caso, es que  López Obrador acusa a quienes menos tienen que ver en la mayoría de los casos, los jueces (que también hacen de las suyas), cuya falta es el número tan grande de asuntos de los "pobretones", entre los cuales consignan a delincuentes arreglados y que el Juez descubre lo incompleto o mal hecho de su consignación.
El caso del "Lunares" un delincuente (Del Fuero común) que después de que no lo pudieron procesar por Delincuencia Organizada y Portación de armas de fuego, delitos por los cuales pudo haber salido bajo caución, tampoco por la segunda tentativa donde fue acusado por Secuestro Express el cual tampoco pudieron probar, por ello lo acusaron por tercera ocasión ante un tercer Juez, bajo la amenaza presidencial y de la Jefa de la Ciudad de México, logrando retenerlo preso ¿Por qué lo acusaron primero de los delitos que podía salir bajo fianza, si era buscado como el criminal más peligroso de la Ciudad de México y no por Homicidio, siendo este un delito mucho más grave? Alguien presumiría que eso fue para graduarle la extorsión de menos a más.   
En fin, si López Obrador quiere acabar con la impunidad, debe dejar de abrir la boca en lo que no sabe y, en todo caso,  fijar su puntería en los principales corruptores de la justicia, que son los ahora “fiscales”, precisamente los que negocian con los delincuentes su libertad en las oficinas de la FGR, haciendo mal las cosas, no solo equivocándose en el horario como dice el Presidente, sino en hechos más importantes y garantizando que los delincuentes que pagan a tiempo y en efectivo, que saldrán en poco tiempo, con un auto de libertad por el Juez.

Por Antonio Limón López.

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MI PARTICIPACIÓN EN EL CONCURSO DE LETRAS LIBRES



“Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial.” Eso pensaba como una certeza, el día anterior estuvo lleno de avisos, como siempre nada de suerte, el camión llegó antes de tiempo y se fue sin él, el siguiente se retrasó casi al que le seguía, en la oficina el jefe lo esperó para darle el ansiado aumento, pero se enfadó de esperar y olvidó todo, así que todo parecía perfecto, no podía tener mayor mala suerte. Ese día escuchó en todos los tonos hablar sobre la rifa, los pocos que faltaban compraban boletos, sobre todo en grupo pues decían que de esa manera repartían la “buena suerte”, obvio es que nadie pensó en él, pues nadie quería compartir su mala suerte.
Un  día antes, tomó con firmeza el billete de quinientos pesos para comprar el “cachito” dirigió sus pasos a varias agencias expendedoras pero todas estaban repletas, era una fiebre, los empresarios y políticos se tomaban vídeos al momento de adquirir sus boletos, no iban por un boleto huérfano, sino por montones, otros compraban para la reventa que seguro estaría mejor que un partido Chivas América, los pobretones compraban su boleto y salían disparados rumbo al trabajo, los turistas veían aquellas multitudes sin poder dar crédito a sus ojos.
Regresó con el billete de 500 humedecido por tanto manipularlo pero sin el boleto del sorteo, hasta que una vecina, un poco angustiada le ofreció en venta un boleto porque su marido había comprado boletos de más, el número que compró se retorcía de tantos cuatros: 4204464, era un número fracasado, sin posibilidades de ganar, pero era justo lo que él necesitaba. Regresó a su casa y sin decir palabra, escondió el boleto, imaginaba que hablar de él, era traicionarlo y quizás perdería su encanto mágico.
El trabajo, el estrés, la mala suerte, el tiempo desperdiciado, la buena suerte, todo en suma lo agotó, el presidente dijo que el sorteo sería en la conferencia mañanera del sábado para que tuvieran la máxima oportunidad de verlo, aquello era necesario pues el Presidente había estado relacionado con algunas encuestas que no eran muy claras, y para evitar cualquier duda, el sorteo sería de costa a costa y de frontera a frontera, nadie podría dudar si era testigo del mismo.
Pensando en esto el sueño llegó, el número aparecía brillante en su cielo “4204464” como un sol, apenas eclipsado por la frase  “Descubrió que había ganado el avión presidencial.”, también era una oración refulgente “Avión Presidencial” o “Tocar al Cielo” y sobre todo, la frase “Es tuyo”, el rostro sonriente de Andrés Manuel López Obrador, parecía verlo directamente, a él, nada más que a él, su sonrisa extraña parecía ahora sincera, sin el matiz de confrontación que tanto había visto por decenios, ahora no parecía tener un número bajo la manga, jugaba con justeza, las frases y el número aparecían y desparecían, brillantes, puras, diáfanas, limpias, claras.
Antes del sorteo, con un giro casi teatral, dijo como un soberano de cuento de hadas  “He decidido, aumentar el premio” en algo más a disposición del afortunado o afortunada”. Todos en la mañanera voltearon entre sí en las sillas en que sus humanidades reposaban, y entonces el Presidente dijo “He decidido, ya que el sorteo ha sido un éxito, agregar al premio mayor una Senaduría de Partido, la primera de lista de nuestro partido democrático, que más amarrada no puede estar y que lo convertirá en el hombre o mujer más afortunado en México que pueda sentarse en el Senado y en el avión presidencial”.
Imaginaba a toda velocidad surcando entre las nubes, sentado en junto a la ventanilla de donde veía el movimiento del avión contra el suelo, sus familiares caminaban inseguros en los pasillos y Andrés Manuel López Obrador salía de la sala de pilotos y se dirigía a él con profundo respeto para preguntarle “Desea otro güisqui” su sonrisa sin burla brillaba, junto al emblema del sortero que portaba en un pin en la solapa izquierda del traje, la oración en la base “Tocar el Cielo” bajo un lago, un nopal y la isla de Texcoco sobre la cual surgía un imponente nopal, realzado con una hoja de olivo, y erguido sobre todo ello, en lugar de un águila imposible, surgía el avión presidencial que era comandado por Quetzalcoatl mismo.
Estaba seguro, el sorteo era suyo, para mejorar su fortuna López Obrador dijo, quien no pueda administrarlo por ser un aparato demasiado grande o no tenga donde estacionarlo, entonces para eso lo administrará la Fuerza Aérea Mexicana y al afortunado le dará una renta mensual, dependiendo de lo que se rente el avión, también el avión podrá ser recomprado por la cantidad de 60 millones de dólares, así queremos que el afortunado sea feliz y de aquí…. a tocar el cielo. 
Repentinamente, como un resorte, brincó de su cama para prender el televisor, y lo hizo justo antes de que iniciara la “Mañanera” del sorteo, su esposa se asustó y al ver el programa se dio vuelta en la cama y siguió durmiendo.
No le importó, y corrió hacia el escondite y ahí estaba el número con el que ganaría “4204464”, lo tomó con la mano trémula, y se sentó a ver la “mañanera”, estaba lleno el salón de reporteros, invitados y políticos, una primera vista a la audiencia mostraba siete tómbolas de color áureo, niños “gritones”, y entre los asistentes al evento, brincando de alegría estaba el Ingeniero Javier González Espriú con dos boletos que mostraba orgulloso a los asistentes y, desde luego López Obrador con su pin de “Tocar el Cielo” dando sonrisas al público, había gobernadores y hasta alcaldes de las principales ciudades, y desde luego los militares con sus brillantes botas, casi todos los diputados y senadores y los secretarios de Estado, no podía faltar el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Ricardo Montreal el distinguido Senador llegó con un costal, no de dinero, como acostumbra, sino de billetes de lotería para asegurar la victoria.
El primer número gritado correspondió al número cuatro, luego el dos, luego el cero, para entonces el Ingeniero González Espriú aventó sus boletos y muchos hicieron lo mismo, después vino un cuatro, y otro cuatro, para entonces la gran mayoría de los compradores de boleto ya habían abandonado toda esperanza, pero él, que sabía que iba a ganar, estaba a solo dos números el seis y el cuatro y el mundo podía seguir, entonces un gritón movió la tómbola de color oro y el número cayó en la jaula, entonces lo observó y lo grito “seis”, con voz tan aguda y fuerte, que todo mundo quedó en silencio.
En ese momento Andrés Manuel López Obrador dijo, para el último número le pedimos a una “mano santa” del gabinete que pasé a dar vuelta a la tómbola y así escoja el último número del sorteo, todos voltearon como diciendo ¿Acaso se refiere a la Lic. Alcalde? y entonces el presidente señalando dijo “allá está”, es el licenciado Manuel Bartlett Díaz, y entonces de entre el público salió caminando Manuel Bartlett y todos los asistentes lo vieron avanzar, hasta que llegó junto a López Obrador y levantó su brazo esperando un aplauso ensordecedor, pero nadie aplaudió, entonces el Presidente sonriendo dijo “Aplaudan” y los funcionarios que eran mayoría  empezaron a aplaudir con todas sus fuerzas, y entonces, todo se apagó, se apagaron las luces y solo se oía a la tómbola girar, cuando volvió la luz, Manuel Bartlett sostenía una bola frente a López Obrador quien la gritó “Siete”, el número ganador es “4204467”, dijo Barteltt.
Estaban atónitos, cuando una mano se levantó entre la multitud, llevando un boleto, el ganador, la ganadora, avanzó firmemente entre los asistentes quienes tomaron miles de fotografías y ella era …. Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal se desmayó diciendo “otra vez”.
López Obrador y Sheinbaum sonrieron, nuestro amigo se desmayó diciendo “Me carga la ..”
Unos preguntaron ¿Qué pasó? Otros contestaron el sistema se cayó, otros rectificaron solo se calló.
Y así, México igual.

Por Antonio Limón López.


EL EXTRAÑO CASO DE LÓPEZ OBRADOR Y SU PUEBLO.


Somos un pueblo que quiere, o necesita creer en alguien, la historia desde que somos “independientes” así lo demuestra, la historia reciente también, pasamos en fechas recientes del PRI al PAN y ahora a Morena y lo único que es común en nuestra presidencias, es el deseo de aumentar el centralismo, tener e incrementar el “Mando único” no solo policiaco sino político, social, administrativo y total, todos los presidentes quieren todo para ellos y sus amigos. El Centralismo totalitario en México cuenta con grandes aliados imperceptibles, como es nuestro pueblo con su nula vocación democrática, la también nula vocación federal, y el inexistente pero simulado aprecio por la “honestidad”, y cada seis años los candidatos antidemocráticos, anti federales y deshonestos se proclaman federales, demócratas y honestos para llegado el momento ser lo que son, y no parece haber manera de cambiar las cosas.

El gobierno es solo una prolongación de lo que es la personalidad del Presidente, los funcionarios que se van, generalmente bien forrados, enfermitos de tanto “inflarse”, casi todos son perdonados y olvidados, Carlos Salinas de Gortari quiso romper esta regla y metieron preso a Raúl su hermano, que era un rata pero no un asesino, al final le regresaron todo, en otro sexenio, lo que se midiera como dinero y no pago ni impuestos, los norteamericanos se dieron cuenta desde hace mucho de nuestra generosidad con el patrimonio público, y periódicamente detiene uno que otro pillo nuestro y le sacan todo el dinero de nosotros y se lo quedan, Nuestros presidentes y nuestros gobiernos son dispendiosos con el dinero público, pues alegan que el dinero público es aquel que no es de nadie,  que proviene de nuestros inagotables “recursos” como la Plata, el Petróleo, la Pesca, y las mineras extranjeras que no quieren pagar impuestos pero que ansían dar “mordidas”, que son más baratas y crean mayor seguridad.
Esto favorece que los presidentes enloquezcan, pronto se dan cuenta que esos grandes cambios pueden tener costos tan elevado como su propio gobierno y su propia investidura, pues todos los gobernados están dispuestos a permitir apropiarse de lo ajeno, a centralizar el poder en él, y a darle facultades legales e ilegales ilimitadas. López Obrador dice que no es igual a sus predecesores, y es cierto, es un poco diferente a sus predecesores, que son unos ladrones por regla general y particular, AMLO  en cambio es un ministro evangelista, colmado de un lenguaje moral que surge de sí mismo sin control alguno, pues su partido, formado por arrodillados que antes anduvieron de pie, están dispuestos como todos a morir antes que a perder la chamba. En suma que por así ocurrir desde 1924, López Obrador descubrió las mieles de la presidencia, pues todos le dicen que sí, todos se agachan ante él, y toda idea que emana de él por idiota que sea, es calificada de magnífica, de excelente.
Es necesario recordar que en el mundo hay tres tipos de personas, personas de ideas, personas de personas y personas de cosas, es decir personas que siempre hablan de ideas, que en México prácticamente no existen pues a nadie le interesa hablar de ellas y menos discutir sobre ellas, existen también las personas que hablan siempre de personas, cada vez son menos, pues las personas reconocidas temen convertirse en candidatos a “pagar piso” o a ser secuestradas, por último abundan las personas de cosas, que aman los viajes y siempre hablan de ellos, de autos, del futbol, de sus propiedades o de las que quieren, digamos pronto, aquellos que siempre hablan de su dinero.   
López Obrador no es un hombre de cosas, sino un hombre de ideas escasas personas que cuando existen, nunca están cercas del poder. Ese es López Obrador, un hombre de ideas e ideales en la presidencia, por desgracia su pobre educación, sus limitados libros, sus conocimiento de historia,  y en suma sus ideas causan risa entre los ilustrados y elogios entre sus colaboradores y seguidores, por su parte los periodistas cuidan sus preguntas y expresiones en ese “show” tempranero que son las conferencias, que casi diario da nuestro Presidente, el cual se siente entre ellos en medio de una congregación cristiana.
Si, somos un pueblo ansioso por creer en su presidente, el problema no es el pueblo, sino nuestro Presidente que al principio tiene altos índices de aceptación, y por razones de su inmoralidad van perdiendo ese enorme crédito. López Obrador todavía vive su “Luna de Miel” con los mexicanos, no eta manchado por la inmoralidad, pero esas ideas tan raras y peligrosas como la rifa del avión presidencial, crean un nuevo tipo de problema, que llamaré el “alocamiento” de nuestro Presidente, y eso es nuevo.
Por Antonio Limón López.
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ESCUDOS HUMANOS Y LÓPEZ OBRADOR.


Algo que es común a todos los que quieren, es que desean lo mejor y vida eterna (o al menos larga) a los seres que se aman, sean esposa, hijos, padres, hermanos, parientes, incluso amigos, es normal que los políticos y los ciudadanos digan y con razón, que quieren a sus pueblos y den ejemplos de ello, por eso ejemplos de ese amor filial hay tantos, desde Atenas a nuestros días, que omitiré demostrar lo obvio.
El lado opuesto, es la de quien no quiere o no aprecia a esas personas en particular, o aprecia demasiado a su propia persona. En todo caso utiliza a esas personas como escudos para protegerse de cualquier riesgo contra él de ataque  mortal.
La utilización de “escudos humanos” es posterior a las armas de fuego, ya que estas son incapaces de discriminar a las víctimas y a los victimarios a mediana distancia y por ello no existen casos datados en la antigüedad. Durante la Segunda Guerra Mundial se intentó utilizar por los nazis. Ese tipo de exposición de los inocentes al fuego de sus propios militares es cada vez más frecuente, existiendo muchas variantes, todas ellas aterrorizantes.
En suma, se toma a población civil para evitar los riesgos de un ataque, esto se puede rastrear a la primera Guerra Mundial, a la Guerra de Corea, la guerra de Israel, en Rusia con los rehenes, en Irán, en Bosnia, Afganistán y en general, puede decirse que los escudos humanos son utilizados como plan final y terrible. Salvo cuando se cometen por estupidez.
Andrés Manuel López Obrador, es nuestro presidente, fue electo por la mayoría de nosotros en 2018, y es un presidente legítimo y querido por la mayoría de los mexicanos. No hay duda de eso, sin embargo, dado que sus diarios discursos han demostrado que para él es necesario confrontarse con alguien, aunque no haya necesidad de eso, y que lo hace por sistema no por malicia, merece una protección especial. El cambio de opinión en él es normal y peligroso, antes estaba totalmente a favor de la migración de centroamericanos a los cuales les ofreció paso franco y trabajo, pero ahora es un agente de migración de Estados Unidos contra los inmigrantes que vienen de Centroamérica, rumbo a Estados Unidos.
Desde que asumió la presidencia, el presidente decidió utilizar naves aéreas comerciales y ninguna de las naves aéreas de la república, alegando cuestiones plausibles, como ahorro en cada viaje y promover la venta de esas aeronaves para utilizar el dinero generado con su venta en beneficio de los necesitados.        
Sin embargo, el 31 de enero del 2020 en la Ciudad de México, un pasajero y su familia -en total cuatro personas- abandonaron el vuelo en que también viajaba el Presidente López Obrador, alegando “razones de seguridad” es decir que temía que con la cercanía presidencial, aumente el riesgo de que su familia y él fueran un “daño colateral” en caso de un atentado terrorista.
Esto es un tema de la mayor importancia, y nadie puede criticar que los viajeros valoren todo eso y en este caso decidieron bajarse del avión, es claro que  el Presidente es un objetivo de alto riesgo, con mayor razón en un avión comercial donde puede ser atacado. La consecuencia inmediata fue todo tipo de difamaciones contra el padre de familia por parte de los fanáticos seguidores de López Obrador, que lo acusaron hasta de delincuente, sin prueba alguna y de otras infamias impublicables.
¿Pero qué tanto hay de justificación en la conducta de esa persona?
Es plenamente justificable lo que hicieron los viajeros, en primer lugar porque no tiene ninguna razón para correr un riesgo tan grande, e incluso no recibe una protección que reduzca ese riesgo, pues todo mundo sabe que un hombre que es presidente o virtualmente presidente es objetivo de asesinos, tal fue el caso de Álvaro Obregón que fue muerto a balazos, Donaldo Colosio, Venustiano Carranza que fue muerto al igual que  Francisco I Madero por nuestro heroico ejército mexicano. No hay duda se matan a presidentes y políticos y no sabe en muchos casos la razón de ello.
El Presidente López Obrador es querido por la inmensa mayoría de los mexicanos, pero a pesar de eso, puede ser objeto de un atentado por parte de un loco, de una persona que adquiera un boleto y lo ataque una vez dentro del avión comercial, tal vez, ocasionando la muerte de otros pasajeros, sin duda, ese es un riesgo que no deben correr los pasajeros, para evitar eso el Presidente tiene aviones, automóviles, helicópteros y medios para viajar y para su propia seguridad, sin que existan ciudadano que no quieran o no deseen viajar con él por los riesgos que implica ser un escudo humano, en este caso para proteger al presidente y evitar la campaña de linchamiento, por los seguidores de AMLO.
Nadie debe ser obligado a un riesgo adicional, cuando paga un boleto de un velo comercial y nadie puede ser obligado a viajar en un avión donde viaje un dirigente persa que es objetivo de las fuerzas armadas de Estados Unidos, o al revés, nadie puede ser obligado a viajar en un avión que es un objetivo de las fuerzas armadas de Irak. Tampoco nadie debe ser obligado a viajar en un avión comercial con López Obrador, que puede ser objetivo de algún loco, como esta demostrado que existen.

Por Antonio Limón López.
@antoniolimon

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