Varios
de los empresarios más ricos del mundo son mexicanos, algunos de
ellos viven en México y están conectados con nuestra sociedad de
todas las formas posibles. Como empresarios están organizados en
cientos de cámaras, asociaciones, clubes y participan como
ciudadanos en todo tipo de asociaciones sociales, fundaciones,
académicas, filantrópicas, no gubernamentales, iglesias y partidos
políticos. Algunos hasta escriben y opinan con agudeza sobre todo
tipo de temas.
No
existe ninguna razón para que los empresarios estén excluidos en el debate actual sobre el futuro de nuestro país, o sobre las
elecciones del 2018, y sin embargo los empresarios están fuera de
ese debate, y de cualquier debate, aunque eso no impide que de pronto algunos aparezcan como figuras decorativas o como testigos de honor.
Es
cierto que existen empresarios cuyo apoyo es vital para cualquier
gobierno en turno, por ejemplo Carlos Slim, Alberto
Baillères González, Germán
Larrea Mota Velasco, Emilio
Azcárraga Jean, y que optaron por defender sus intereses siendo soldados del presidente en turno. Nada malo hay en eso,
pero eso los excluye como factores de cambio para este país que tiene
que cambiar urgentemente.
Fuera
de estos casos, y de la tibia combatividad del sindicato patronal
COPARMEX, los empresarios en México son irrelevantes en el plano
político, aunque eso no quiere decir que los empresarios no participen como
candidatos, pues esto es frecuente e incluso algunos llegan a ser
gobernadores, pero el papel que cumplen es opaco, o gris en el mejor
de los casos. Javier Duarte el ex gobernador de Veracruz era un panadero (empresario) que saltó de amasar virotes a amasar fortunas en la política, Yunes que lo siguió
es, como Alejandra Barrales líder del PRD, importantes empresarios inmobiliarios, Ricardo Anaya se dedica a la actividad de gran
heredero de inmensas fortunas que sus tatarabuelas le dejaron, el
gobernador del Estado de Nayarit es también un empresario y heredero.
Lo
contrario es lo normal, que los políticos exitosos sean a la postre
empresarios multimillonarios y exitosos, el caso de Carlos Hank
González es un nítido ejemplo. Otro caso es el de los altos
funcionarios que terminan siendo empleados de grandes empresas
multinacionales, como el ex presidente Felipe Calderón quien a pesar de recibir una pensión multimillonaria de la Nación, además cobra
como empleado, dice que es consejero (en qué) de Iberdrola en su
filial Avangrid, También el ex Presidente Ernesto Zedillo concluyó como empleado de la Kansas City Southern, la empresa ferrocarrilera beneficiada por el propio mandatario con la privatización de la red de ferrocarriles nacionales. Otro caso espectacular es el del ex Secretario de Hacienda Pedro
Aspe Armella, que tiene el despacho de regularización de entuertos contables de entidades públicas, con serios problemas de endeudamiento y moches. Todo lo arregla este maestro del ITAM.
La
lista de mediocres funcionarios públicos pero exitosos empleados de
empresas multimillonarias es larga: Jesús
Reyes Heroles,
Luis
Ramírez Corzo,
Georgina
Kessel,
Juan
José Suárez Coppel,
Emilio
Lozoya Austin,
Juan
José Suárez Coppel,
Adrián
Lajous Vargas,
Carlos
Ruiz Sacristán, Eugenio Elorduy.
Contrasta
la ausencia de empresarios en la política y el gobierno de México,
la causa es clara, el gobierno de México es el principal contratante
de sus servicios e insumos, de manera que el dinero del petróleo les
llega a través de jugosos contratos de todo tipo y al menos, por
pudor, no se inmiscuyen en la política.
Por
otra parte, los empresarios no tienen punto de comparación con los
partidos políticos, en la época de López Portillo y de Miguel de
La Madrid se firmaban pactos con los empresarios, en el 2013 Enrique
Peña Nieto ni los invitó a la celebración del Pacto por México
que se hizo con los partidos políticos únicamente.
Existen
organizaciones privadas como el IMCO que participa en el negocio de
la política, obteniendo pingues ganancias de ella, como también lo
hacen los encuestadores y grupos enquistados en las universidades.
Ahora los gobernadores utilizan a las asociaciones publico privadas
(APP) para eludir las licitaciones y otorgar multimillonarios
contratos de obra o de insumos a sus amigos, como ocurre en Baja
California y seguramente en todo México.
Nuestros
empresarios en realidad son en su mayoría simples rentistas, cuando
el gobierno dice que las empresas mexicanas exportan autos,
tecnología aeroespacial, médica, simplemente mienten, lo que
exportamos es mano de obra barata de las maquiladoras, no existe
ningún empresario mexicano que produzca un auto, los empresarios
mexicanos rentan predios a las maquiladoras, son renteros y no
empresarios. México apenas produce tornillos y lo que exportan
nuestros empresarios son sus dólares …, a EEUU.
Por
Antonio Limón López.