(Presento la opinión sobre el sistema político mexicano de mayor impacto en toda la historia de México, y que es la que expresó el uno de septiembre de 1990 el escritor Mario Vargas Llosa durante el coloquio sobre la Libertad convocado por Octavio Paz y difundido por Televisa en vivo)
“Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas. Creo que el caso de México, cuya democratización actual soy el primero en celebrar, en aplaudir, como todos los que creemos en la democracia, encaja dentro de esa tradición con un matiz que es más bien el de un agravante.
“Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas. Creo que el caso de México, cuya democratización actual soy el primero en celebrar, en aplaudir, como todos los que creemos en la democracia, encaja dentro de esa tradición con un matiz que es más bien el de un agravante.
Yo recuerdo haber pensado muchas veces en el caso
mexicano con esta fórmula " México es la dictadura perfecta. La dictadura
perfecta no es el comunismo. No es la Unión Soviética. No es Fidel Castro. porque
dictadura perfecta es México. Porque es la dictadura camuflada de tal modo que puede
parecer no ser una dictadura pero tiene, de hecho, si uno le escarba, todas las
características de la dictadura. La permanencia no de un hombre, pero si de un
partido. Un partido que es inamovible.
Un partido que concede suficiente
espacio para la crítica en la medida en que esta crítica le sirva, le sirve
porque confirma que es un partido democrático pero que suprime por todos los
medios, incluso los peores aquella crítica que de alguna manera pone en peligro
su permanencia. Una dictadura que además ha creado una retórica que lo justifica,
una retórica de izquierda para la cual a lo largo de su historia reclutó muy eficientemente
a los intelectuales, a la “inteligentzia”.
Yo no creo que haya en américa
latina ningún caso de sistema de dictadura que haya reclutado tan eficientemente
al medio intelectual sobornándolo de una manera muy sutil a través de trabajos,
de nombramientos, a través de cargos públicos. Sin exigirle una duración sistemática
como hacen los dictadores vulgares, por el contrario, pidiéndole más bien una actitud
crítica, porque esa era la mejor manera de asegurar la permanencia de ese
partido en el poder.
Un partido de hecho único porque era el partido que financiaba
a los partidos opositores. Esa dictadura, es una dictadura, puede tener otro
nombre una dictadura muy sui géneris, muy especial, muy diferente, pero tanto
es una dictadura que todas las dictaduras latinoamericanas desde que yo tengo
uso de razón han tratado de crear algo equivalente al PRI en su propio país.
En
el Perú el dictador Velazco trató con todo su equipo de intelectuales reclutados
de formar una especie de PRI peruano, y no funcionó, y Alan García trató de
crear un PRI peruano. El intento de
nacionalización de todo el sistema financiero fue hecho con la idea de crear un
sistema semejante que garantizara ese tipo de permanencia que ante el resto del
mundo pudiera ser camuflada, como es el caso de la dictadura mexicana. Y me
atrevo a decir también que no solamente a lo que se refiere a la permanencia en
el poder, a la falta de una genuina democracia interna se puede hablar de una
dictadura en el caso tradicional de México, sino en que al igual que las otras
dictaduras latinoamericanas fue incapaz de traer la justicia social.
No creo
que se pueda decir que en México haya una mejor distribución de la riqueza que
en el país promedio latinoamericano. Creo que las desigualdades son tan grandes
y originadas por las mismas razones de injusticia social, de corrupción que en
otros países latinoamericanos. Entonces la dictadura tuvo también en el caso de
México las mismas consecuencias que tienen las otras dictaduras
latinoamericanas.
Es verdad que ha habido una crítica interna muy talentosa muy
generosa, muy valerosa de muchos intelectuales mexicanos, naturalmente, entre
ellos Octavio Paz, sin ninguna duda. Pero, creo que es muy importante también
denunciar el caso mexicano y espero que no se me considere pues como un mal invitado
por decirlo de esa manera, pero como esto se está democratizando y este país ahora
se abre a la libertad quiero ponerlo a prueba y quiero poder decirlo aquí abiertamente
porque eso lo he pensado yo desde la primera vez que vine a México, un país que
por otra parte yo admiro y quiero tanto.
Creo
que no, creo que es muy importante que también en el caso de México se diga que
aquí se vivió y se ha vivido durante décadas con unos matices muy particulares,
muy especiales el fenómeno de la dictadura latinoamericana. La revolución
mexicana tiene cosas admirables, sin ninguna duda, la más importante tal vez, aquella
que mencionó Octavio: La reivindicación de un pasado, la reivindicación de la
tradición prehispánica que ha sido asumida con orgullo por el pueblo mexicano, como
no ha sido asumida en otros países por ejemplo
en el mío, eso es una indudablemente una contribución muy positiva, pero también
hay que entender que eso ha sido otro de los instrumentos que ha utilizado el sistema
dictatorial del PRI para eternizarse, ha sido otro argumento de esa gran
demagogia retorica a lo largo de su historia del PRI, que se ha prestado a
muchas falsificaciones de tipo cultural, como por ejemplo la falsificación de
falsos artista, de falsos géneros artísticos en nombre de ese nacionalismos que
creo que es uno de los factores más peligrosos dentro de este proceso de democratización
mexicana, un factor que debe ser puesto en tela en juicio y cuestionado sin nosotros,
como estoy seguro que lo quieren los demócratas mexicanos quieren que esta
democratización y liberación en México vaya a hasta sus últimas consecuencias”
Mario
Vargas Llosa.
1 de septiembre de 1990.