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ALFONSO ROMO EL GRAN DEPREDADOR.


Esta elección, ha sido escasa en nuevas personalidades éticas o ejemplares, pero nos ha presentado a un hombre poderoso que se convirtió en el chófer y tutor de Andrés Manuel López Obrador, y por desgracia no es una influencia filosófica como la de Aristóteles sobre Alejandro Magno, ni educativa, ni cultural, ni filial, es la influencia del más astuto especulador en las bolsas de valores en el campo de la tecnología de modificación genética, tanto de plantas como de seres humanos.
Alfonso Romo centra ahora sus intereses en las empresas de biotecnología, todas las cuales las  proyecta para medrar en las bolsas de valores, en especial la norteamericana pues en aquel país existen las condiciones ideales: en primer lugar mucho dinero de todas partes del mundo, además existe una gran tolerancia a las malas prácticas de los especuladores, luego una ingenua fascinación norteamericana por las personalidades y las acciones de empresas biotecnológicas, otro factor es el fácil acceso a esas bolsas para empresas de cualquier parte del mundo, y finalmente el fácil olvido de los accionistas defraudados que no desean ser considerados tontos, ni víctimas. Así Alfonso Romo despliega su especialidad: abrir empresas, inflarlas con fuertes inversiones y luego desahuciarlas en las apariencias, provocando que los accionistas de buena fe vendan sus acciones a precios de remate, para comprarlas con otra operadora para luego, años después Alfonso Romo, por medio de otra de sus empresas, vender sus acciones con ganancias de miles de millones de dólares.
Así lo hizo con Seminis  Co, una floreciente empresa dedicada a la modificación genética de semillas y a su venta, competidora de Monsanto, financiada con dinero de su suegro y dinero propio (adquirido de la época dorada del Fobaproa) y que en el momento oportuno, anunció que estaba a punto de quiebra y logró que los accionistas de buena fe vendieran sus acciones en una cantidad ridícula, para luego aparecer años después vendiendo sus propias acciones ahora propiedad de otra de sus empresas, Savia S.A. de C.V. en miles de millones de dólares a Monsanto, su supuesto competidor. 
Para no pagar impuestos simuló juicios a cuyas resultas debió pagar a sus acreedores que en realidad eran sus socios y así truculentamente repartió dividendos, lo definitivo como siempre con este astuto tiburón de las finanzas es que salió ganando miles de millones de dólares, y sin pagar un centavo de impuestos. A los accionistas engañados no les quedó más que olvidar el asunto, pues no era opción litigar en México contra Savia S.A. de C.V. o contra el enjambre de empresas que fueron parte del tinglado fraudulento.
A finales del siglo pasado Alfonso Romo tuvo acceso a las bolsas multimillonarias, pues fue uno de los grandes beneficiarios del desorden financiero de los años ochenta y noventa, en que el Gobierno mexicano estatizó empresas y luego las reprivatizó. Este proceso en el ámbito de los organismos bancarios, de seguros y financieros condujo a terribles quebrantos y a maniobras fraudulentas de empresarios y socios de los altos funcionarios de gobierno, concluyendo en el Fobaproa, que fue la llave de escape de los nuevos banqueros que utilizaron los recursos fiduciarios del país en su beneficio personal y escaparon de pagar sus desmanes cometidos en agravio de todo México.
En los felices noventas, Alfonso Romo era parte del equipo depredador de Ángel Rodríguez “El Divino” quien le vendió a Grupo Pulsar de Alfonso Romo en 129 millones de dólares la joya de las aseguradoras mexicanas, Asemex, logrando que el Gobierno le pagara 500 millones de dólares a Alfonso Romo para su "saneamiento" y así Romo, quedándose con el dinero para el saneamiento, mejor la vendió a las aseguradoras Arkafac y Cardif en varios miles de millones de dólares, tantos que ese dato es un misterio.
El Fobaproa premió las fechorías de Alfonso Romo pues quedaran encriptadas dentro de los archivos cifrados por el auditor Michael Mackey. Para finales de los años noventa el quebrantó de las operaciones bancarias en el Fobaproa llegó a los 70 mil millones de dólares, cuando fue convertido en deuda pública, la que por cierto sigue creciendo y seguimos pagando. La última esperanza de abrir esos archivos y conocer al menos los montos y los nombres de los grandes depredadores del Fobaproa estará a partir de diciembre en manos de Andrés Manuel López Obrador, que antes de su amistad con Alfonso Romo se había comprometido a romper, como Presidente de México, ese funesto secreto.
Ahora Alfonso Romo impulsa a otra de sus nuevas creaciones con el ánimo de llevarla a la bolsa de valores, inflarla y luego hacer su magia fraudulenta engañando a miles de ingenuos, para ello creo a Synthetics Genomics, propiedad de Plenus S.A. otra empresa de la centena de su propiedad, cuyo objeto social es crear órganos artificiales para humanos, desarrollados dentro del cuerpo de animales como cerdos. En pocas palabras se propone sembrar DNA o RNA de los clientes pacientes humanos en cerdos y otros animales para fabricar corazones, pulmones, glándulas y todo lo que sea necesario, al frente de este equipo contrató al científico Craig Venter.
Los negocios de Alfonso Romo exigen la protección del gobierno de México para que le permita todo tipo de experimentos con plantas (Sigue siendo socio de Bayer Monsanto-Savia), animales y seres humanos para inscribir patentes en México y cultivar la confianza de los inversionistas, y en su momento cotizar en las bolsas del mundo y luego, en el momento oportuno, hacer su magia fraudulenta, para engrosar sus bolsillos, los de sus socios y desfalcar al resto del mundo. 
En realidad el único interés de Alfonso Romo son las ganancias bursátiles, no la ciencia, no la salud de la humanidad, no las súper semillas, y claro que tampoco la política..
Alfonso Romo no pierde el tiempo, fue priista cuando era lo conveniente, panista cuando era lo mejor, volvió al PRI y ahora, ante la inminente victoria de Andrés Manuel López Obrador, pues ahora es lopezobradorista y ambos súper empresarios han unido sus esfuerzos. En su primer paso ya acordaron que el futuro Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, sea el Ing. Víctor Villalobos, que es el principal ejecutivo de Bayer-Monsanto-Savia en México, con lo que espera que la odiada multinacional se apropie del código genético del maíz mexicano y lo patente, y para amarrar Alfonso Romo Garza ya fue anunciado como coordinador "gratuito" del gabinete de López Obrador y con Poder absoluto dentro del gobierno.
Ahora México por fin cotiza en la Bolsa de Valores, y felicidades ... ya tiene operadores.

Por Antonio Limón López.

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