Esta
es la elección mas aburrida desde la de Miguel de la Madrid en 1982.
En aquella elección el candidato del PRI se paseó por el país
como ahora lo hacen los candidatos del 2018, repartiendo pluris para
sus más abyectos leales y despensas para el pueblo que estaba bien
jodido (poquito peor que ahora), diciendo discursos mediocres, prometiendo sandeces,
argumentando necedades y ocurrencias en medio de una gran crisis
económica, con gran devaluación del peso y exportaciones masivas de
petróleo a precios de ganga. Huelga decir que este pillo utilizaba
con descaro a todo el aparato oficial lo cual era normal para los priistas: brigadas de médicos del IMSS
y de funcionarios públicos lo acompañaban.
Miguel
de la Madrid fue impuesto a dedazo por José López Portillo, era un mediocre con pretensiones de gran tecnócrata, y fue postulado
por el PRI y sus dos paleros incondicionales: El PPS y el PARM. En la
oposición seis partidos: el PAN, el PSUM y PRT ahora PRD, el PDM,
PST y PSD, estos últimos ahora extintos. De todos solo el PAN y el
PSUM tenían vida, los otros eran membretes o causas políticas sin
sustento popular.
Ayudado
por el fraude y por todos los medios de idiotización nacional, de la Madrid "obtuvo" el 80% de los votos. Su gobierno fue un asco, y el PAN creció en todo el Norte.
Fue
una elección sorprendente para la época, bastó una mínima
apertura de los medios nacionales para que la elección hirviera,
Cuauthémoc Cárdenas se paseó por el país con su cara de palo, sin decir palabra alguna encarnando al mito paterno y con eso atrajo a multitudes. Desde el exterior al
menos dos millones de mexicanos cruzaron para votar en la elección del
4 de julio. Aquel fue sin duda un asqueroso fraude electoral, y por
desgracia el dirigente del PAN, Luís H. Álvarez (Que Dios lo tenga a fuego lento en el Infierno) vendió la elección y se arrodilló ante Salinas de Gortari. Ahí inició el declive moral del PAN, otrora único partido demócrata.
Salinas fue impuesto en el Colegio Electoral con la complicidad del PAN.
La
elección de 1944, inició con el levantamiento zapatista, y poco
después con el asesinato de Luís Donaldo Colosio, candidato delPRI,
cometido por el loco de Mario Aburto en Tijuana, por lo que en medio de
suspicacias Ernesto Zedillo lo substituyó. Fue el año del
único debate bien estructurado en toda la historia de México, en el
cual Diego Fernández de Ceballos barrió a Zedillo y a Cuauhtémoc
Cárdenas, que ahora sí hablaba y creo que por ello perdió el debate.
La
elección siguiente, la del 2000, fue en la que el farsante Vicente
Fox Quezada barrió con todos (literal, también con nosotros), en la
que por fin existió un verdadero órgano electoral autónomo, el
IFE, con consejeros ciudadanos. El PRI postuló a Francisco Labastida
que quedó pasmado ante un candidato inédito: un
bufón, majadero que incluso lo llamó “La-vestida”, en lugar de Labastida, con una organización de
centaveros criminales llamada “Los amigos de Fox”, y así,
despertó la esperanza nacional con su lema “¡Hoy, hoy, hoy!”, la
izquierda se sumó a su candidatura, y el PRD apenas obtuvo una victoria
importante, la de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal con
Andrés Manuel López Obrador, que venció al filosofo y escritor
Carlos Castillo Peraza, porque este se sometió a los “expertos en imagen”,
y que pena, tantos años de lucha valiente y brillante para terminar obedeciendo
a puros idiotas, para perder.
La
de 2006, inició en 2005 con el proceso de desafuero contra Andrés
Manuel López Obrador, y que culminó con la renuncia del Procurador
Macedo de la Concha y la retractación del cobarde Vicente Fox. Fue una
campaña en la que AMLO inició con 17 puntos porcentuales sobre
Roberto Madrazo, su más cercano competidor, pero Felipe Calderón
después de un brillante proceso democrático dentro del PAN, en que venció a Santiago Creel, un pillo que presumía de honesto y que era el
candidato del descerebrado presidente. Así que al ingresar al grupo de los
candidatos impuestos a dedazo vil, Calderón representaba a la
democracia real y actuante, por lo que de inmediato superó a Roberto
Madrazo. Luego vinieron los grandes errores de López Obrador: no
asistió al primer debate, se le destrabó la lengua de fea manera con “al diablo con sus instituciones”, “Callate Chachalaca” y ofendió a muchos católicos que hubieran votado por él, y además una larga lista de desatinos que lo llevaron a perder su ventaja, y a pesar de que el Distrito
Federal y algunos estados le fueron leales, en especial donde
las estructuras priistas se le sumaron, AMLO fue
derrotado al rededor del mismo altiplano y en el Norte de México. En el poder el gobierno
de Felipe Calderón se caracterizó por la imposición anti democrática
dentro del PAN, la venta de permisos de casinos, la ratería
desenfrenada, la banalidad, la demagogia en la lucha contra el crimen organizado, el endeudamiento y el mal
gobierno por sus “niñitos”, era obvio que tan mal gobierno perdiera la elección
interna del PAN con su títere el patético Ernesto Cordero, y en favor de quien fuera, en este caso, Josefina Vázquez Mota.
La
elección del 2012, fue caracterizada por la indignación contra el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, contra el PAN, y aunado esto a la pobreza de recursos políticos de Josefina Vázquez Mota, que
inició en un cómodo segundo lugar pero que se desplomó por su
vacuidad, por su carencia de ideas, por su equipo de asesores –
todos unos idiotas – y al final terminó siendo centaveada con la
promesa de mil millones de pesos. El PAN convertido en un asco, y un
López Obrador que estaba formando a su
propia marca de partido político: MORENA, pues estaba harto de tanto pillo y de los "chuchos" del PRD. Del mal gobierno y las raterías de Peña Nieto, no
es necesario decir mucho, pues ahora todo se sabe y se recuerda al detalle.
Ahora
en 2018, López Obrador tiene su propio partido, que mas bien parece una secta, tiene enfrente a dos
partidos, que mas bien parecen cuevas de ladrones,
anti demócratas, farsantes, mentirosos, pillos, traidores a sus
propios seguidores. Enfrenta a dos candidatos aburridos y a una señora que es títere de Felipe Calderón, así que ellos no pueden hacer nada contra el juicio ciudadano que ya se emitió, y López Obrador tampoco necesita hacer nada, basta conque se comporte como vencedor y que
ignore a sus adversarios, no necesita nada más. Es una victoria
anunciada e inevitable, salvo que cometa errores como los de aquel 2006.