Su
carta de presentación está firmada por Enrique Peña Nieto,
Videgaray Caso y Felipe Calderón Hinojosa, todos los cuales solo
demostraron avaricia y gusto por lo ajeno, los tres se enriquecieron
con el favor de contratistas o esquilmando al Erario, los dos
primeros recibieron inmuebles fastuosos a crédito por contratistas
bribones, el último a su paso por Banobras obtuvo un crédito
ilegal, pues ni casa tenía y ahora financia la campaña
multimillnaria de su esposa y representa a la multinacional del
soborno Iberdrola en EEUU.
Le
otorgan la cualidad de ser un gran tecnócrata, porque egresó en un
posgrado de la universidad Yale de Estados Unidos, lo cual confirma que no conoce a México, pues los norteamericanos han
demostrado hasta la saciedad que nos desconocen, todas las
iniciativas norteamericanas para México han sido coronadas por el
fracaso, embarradas por la corrupción y construidas sobre el pantano
de su miopía y de su descuido.
Será
un tecnócrata, pero no es un hombre sabio, nunca ha mencionado a
Sócrates, nunca ha mencionado a Octavio Paz, ni siquiera a explicado
al México que quiere, y tampoco es un hombre piadoso pues nunca menciona al México sin esperanzas, mucho menos ha dicho nada de como lograr ese
México por el cual debiera querer ser presidente. Lo único claro es que está feliz con su chamba,
con sus amigos, y con el México ciego que lo aclama como su
candidato presidencial.
Su
debut como político y no como tecnócrata no pudo ser peor,
es incapaz de hilvanar tres frases, de argumentar cabalmente una sola
idea, solo repite frases con voz temblorosa y no existe conexión entre el
discurso demagogo que le imponen (pues a fin de cuentas son también
ignorantes quienes se lo dictan) y su expresión corporal. Se nota
tan cómodo con su papel de candidato como quien pisa un clavo. No es un pez en el agua, es un tronco llevado por la corriente.
Pero
todo eso lo podría tolerar y hasta perdonar, pero es un candidato a "dedazo", que no fue electo de forma democrática, porque es otro
producto de nuestra antidemocracia, y porque ahora es un garante de que la
no Democracia seguirá imperando, y en consecuencia México seguirá siendo la patria de la oligarquía que a dedo maneje este país de lacayos. Se presume "ciudadano" (todos lo somos), pero no ha sido el ciudadano cívico, activo, sino el pasivo, entregado a sus amigos y a los cheques del Erario, y no tuvo el valor en 2012, de decir que votó por el PRI.
Dicen sus apologistas que es un esposo leal, padre amoroso y un católico que no falta a Misa dominical, pero los católicos que necesita México son los que
convierten el Evangelio en su vida, y que están dispuestos a caminar por
el Calvario; y es obvio que este católico de Domingo y de
formas, no está dispuesto a seguir el ejemplo de veracidad, entrega y valor del nazareno. Un católico de formas es un ciudadano de formas, es un mal católico y mal ciudadano.
Es cierto que es un “conservador” como lo dijo y demostró Enrique Peña Nieto en 2012, quien a pesar de prometer deshacerse de la Casa Blanca, la conserva y conserva también los donativos que graciosamente recibió en 2011, y que también conserva el dinero del Erario en sus bolsillos. En eso si que son muy "conservadores", conservan hasta el último centavo.
Es cierto que es un “conservador” como lo dijo y demostró Enrique Peña Nieto en 2012, quien a pesar de prometer deshacerse de la Casa Blanca, la conserva y conserva también los donativos que graciosamente recibió en 2011, y que también conserva el dinero del Erario en sus bolsillos. En eso si que son muy "conservadores", conservan hasta el último centavo.
Diego
Fernández de Cevallos, que es un hombre inteligente y hasta brillante, aunque muy
cobarde y muy ratero, lo dijo claramente: el “Método
de selección del PRI no es un regreso, es una continuación” y en
efecto todo lo que tenemos a la vista con José Antonio Meade es la
continuación de lo mismo. La continuación que evita que haya un
plato digno y seguro para 50 millones de mexicanos, que propicia que
nuestro mayor temor sea perder los empleos miserables que traen las
maquiladoras, que nuestro mayor esfuerzo sea arrodillarnos
ante cualquier egresado de Yale, y que México sea la patria de la antidemocracia, de los siervos y de los adocenados.
Es obvio que México necesita cambios, cambios urgentes y de fondo que José Antonio Meade ni representa, ni propone,.... y que ni siquiera imagina.
Por
Antonio Limón López.