Debemos al genio inglés, entre otras genialidades, los sonetos de Shakespeare y algunos otros inventos como el del radar, que es una máquina que lanza señales sonoras a la atmósfera para que "reboten" contra un objetivo probable y al regreso de esa señal poder identificar al objeto en que rebotó. Los inventores de ese artefacto se inspiraron en el eco que escuchamos de nuestras propias voces en cavernas y cañones, pero sobre todo en el vuelo preciso y rápido de los murciélagos, para los cuales su ceguera absoluta no es impedimento alguno, pero esto supuso un gran reto, el de distinguir la señal de los "ruidos" que producen las aves y máquinas que pudieran confundir a
los operadores del radar, gracias al éxito de este invento Inglaterra siguió siendo una "isla", y su ejército en desventaja total al menos podía determinar la presencia y distancia a que se encontraban los aviones nazis, y entonces emitir las señales de alarma para alertar a la población civil. Por fortuna el mariscal Herman Goering que acertó en la importancia del
arma aérea, falló de manera total al menospreciar la importancia táctica de los radares ubicados en las costas británicas y no los atacó como debiera.
Lo mismo ocurrió en el mar, donde el sonido
viaja mejor y con mayor claridad. Finalmente los barcos aliados pudieron detectar a
los submarinos alemanes, gracias al Sonar, que al igual que su hermano el Radar
consistía en enviar un sonido generado electrónicamente y esperar el retorno de su eco -distinguiendo la señal del ruido que producen los grandes cardúmenes y las ballenas entre otros animales marinos- para ubicar al submarino enemigo y proceder a
destruirlo. Dos inventos claves que lograron que Inglaterra siguiera separada del continente,
y que además le permitieron resistir y ganar a la postre, con sus aliados, esa
guerra atroz.
En la política opera el mismo principio,
alguien envía una señal y espera recibir la respuesta de manera limpia y clara
distinguiéndose del ruido ensordecedor que contamina a la política, solo que
en el mundo de la política, los protagonistas cambian, ya no es un aparato
electrónico el que envía la señal y espera recibir su eco, tampoco es un aeronave o
un submarino a quien se espera identificar para agredirlo, no, en el mundo de la
política la señal es enviada a los grandes políticos que pueden cambiar un estado de cosas indeseado, en el caso de la sociedad mexicana quienes enviamos esa señal el
primero de julio del 2018, la señal fue clara y nítida. México estaba harto de tanta
corrupción, de tanta mentira, de tanta dilapidación, México abominaba de los
partidos tradicionales, antidemocráticos, propiedad de pandilleros y rateros,
estaba harto de tantas mentiras, de tanta simulación de tanto engaño, esa fue
la señal que México envió al votar masivamente por Andrés Manuel López
Obrador el candidato engrandecido precisamente por sus antagonistas: los pillos vulgares Felipe
Calderón, Vicente Fox, Diego Fernández, Enrique Peña Nieto y otros granujas del mismo tipo,
pero una vez enviada la señal ¿Qué recibimos a cambio?
Lamento decir que no recibimos la señal
esperada, solo recibimos el ruido que genera atronadoramente Andrés Manuel
López Obrador, primero ofreciendo perdón a los asesinos de decenas de miles de
mexicanos, perdón a ello por sus cruentos y traiciones crímenes, después en el exterior es la trinchera que defiende al dictador Nicolás Maduro, y lo hizo con todo cinismo, pues
argumentando la no intervención intervino en favor del tirano, como opositor criticó el uso del ejército como instrumento político contra la sociedad, violentando el mandato constitucional y a la historia misma de México, plagada de
militares asesinos y traidores, luego perdonó a Enrique Peña Nieto y a todos los rateros y pillos expresidentes y socios, en el caso
Odebrecht sobre el que prometió acciones penales, sigue durmiendo y si bien
por otro acto criminal se persigue a Emilio Lozoya Austin, se actuó en ese caso de manera
tan inepta, que el gobierno federal le facilitó la fuga.
Nada de la "Estafa Maestra", nada contra los
funcionarios de primer nivel que prohijaron actos de corrupción criminal como
el socavón del paso exprés y por eso Gerardo Ruíz Esparza sigue con su vida de lujo e
impunidad, como también es el caso de Enrique Peña Nieto y toda su corte
imperial.
Nada cambió para los partidos políticos que
siguen siendo instrumentos de ratería e injusticia contra sus propias militancias y contra
el Erario Nacional, eso mismo ocurre en Morena, sigue este gobierno con la ineficiencia
proverbial del PRI y del PAN, pero ahora agravada por funcionarios que creen
que solo invocando el nombre del Presidente pueden brincarse a la torera todos
los requisitos para hacer obra pública, por otra parte los asuntos que resuelve
en realidad no los resuelve, sino que opta por abandonarlos, prometió crear una
comisión para definir el papel de España en la Conquista y ya olvidó el asunto
pero no la demagogia, se acaba de posponer por tercera ocasión la madre de todas las licitaciones de medicamentos, argumentando que "se cayó el sistema", pero presto y veloz rescató al ex maestro del ITAM Pedro Salmerón, que salió
huyendo de esa escuela ante graves acusaciones de acoso sexual a sus alumnas y para protegerlo el Presidente lo nombró Director
General de Instituto Mexicano de Estudios Históricos de las Revoluciones
Mexicanas, en el caso del enfrentamiento contra las bandas criminales de
guachicoleros, prefirió cancelar el uso de las tuberías de gasolina y sustituir
su función con camiones cisternas para transportar las gasolinas, lo cual es una
derrota total, pues es aceptar nuestra incapacidad para enfrentar a
esos delincuentes y a sus socios, y tampoco nadie compurga penas por esos robos
multimillonarios de combustible.
En el caso de los desaparecidos, los 43
y de los miles más, nada se ha hecho excepto crear una comisión presidida por
el inútil Alejandro Encinas y su corte de voraces presupuestívoros; el ejército
ahora enmascarado como Guardia Nacional abandonó la lucha contra la delincuencia
para convertirse en la Border Patrol mexicana al servicio de Donald Trump. Y
ahora la conducta de nuestro Presidente en materia de la relación con Estados
Unidos es de abyecto y tonto sometimiento, e incluso el Presidente López
Obrador se refiere a Donald Trump llamándolo su “amigo”. Las conferencias
diarias por la mañana, son sesiones de ocurrencias, promesas, grandes dosis
de moralina y exhibición de ignorancia
aritmética, histórica, económica, literaria, filosófica y social.
Contra la sobriedad prometida, sigue López
Obrador dilapidando nuestro dinero, por ejemplo para 2019 el presupuesto para "chayotes" asciende a 40 mil millones de
pesos y sin justificación
alguna obsequió para el "desarrollo" de El Salvador 40 millones de dólares. Al ejército lo ha convertido en contratista de obra pública, a pesar de
que las fuerzas armadas no tienen facultades para ejecutar obra civil (ni a civiles) y pese al enorme fraude que cometió al construir la
barda del aeropuerto de Texcoco. Esto, no es una señal, no es una señal
indicativa ni orientadora, solo es ruido, ruido ensordecedor que no aporta nada
positivo, que no se corresponde con la señal clara y de buena fe que los
mexicanos emitimos el primero de julio del año pasado, para cambiar a México
con responsabilidad, justicia, sabiduría y moderación.
Por Antonio Limón
López
limonuno@gmail.com